Gasoducto Néstor Kirchner: Enarsa firmó el contrato con Tenaris
La empresa que controla La Cámpora adjudicó la fabricación de tubos con la empresa subsidiaria del Grupo Techint; el pliego mientras es investigado por el juez Daniel Rafecas
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La empresa estatal Energía Argentina (Enarsa) firmó el contrato de US$500 millones para la provisión de cañerías con SIAT Tenaris, la subsidiaria del Grupo Techint, para la construcción del gasoducto Néstor Kirchner y sus obras complementarias. “Energía Argentina avanza a paso firme en la concreción de una obra estratégica para nuestro país”, dijeron en la empresa.
“La firma de este contrato es un hito fundamental para este proyecto transformador, que sin dudas va a marcar el rumbo de la Argentina en los próximos 25 años y nos encamina hacia la soberanía energética”, dijo el presidente de Enarsa, Agustín Gerez.
Y agregó: “Esto refleja el enorme esfuerzo y dedicación que le asignamos al proyecto para que el mismo pueda estar en condiciones operativas conforme al cronograma licitatorio de construcción”.
Gerez, un funcionario de 34 años cercano a la vicepresidenta Cristina Kirchner, decidió avanzar con la firma del contrato, pese a que el pliego está siendo investigado por el juez Daniel Rafecas, luego de que el exministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas acusara que la licitación estuvo redireccionada para favorecer a la compañía que lidera Paolo Rocca.
En la firma estuvieron presentes, además de Gerez, Darío Martínez, secretario de Energía; Federico Basualdo, subsecretario de Energía Eléctrica, Maggie Videla, subsecretaria de Hidrocarburos; Gastón Leydet, subgerente general de Enarsa, y los directores Víctor Bronstein y Mariano Barrera de la empresa estatal.
“El gasoducto presidente Néstor Kirchner va a hacer posible que sectores residenciales, comerciales e industriales de nuestro país accedan a energía a precios competitivos, que por la coyuntura internacional se convirtió en un insumo crítico, impulsando así el empleo y la producción”, explicó Gerez.
El contrato firmado consiste en la compra de 582 kilómetros de cañerías de 36 pulgadas de diámetro y de 74 km de cañerías de 30 pulgadas, que serán utilizadas para la primera etapa del gasoducto entre Tratayén (Neuquén) y Salliqueló (Buenos Aires), y para sus obras complementarias.
El gasoducto permitirá ampliar un 25% la capacidad del sistema de transporte de gas natural argentino. Además, será fundamental para el desarrollo de la producción en Vaca Muerta, ya que permitirá que ese insumo llegue hacia los grandes centros de consumo del país, mejorando íntegramente el comportamiento del sistema de transporte de gas.
El avance de la adjudicación será bien recibida en el sector privado, que nunca dudó de la tecnicidad de la licitación. Tenaris es una de las empresas más grandes del mundo en fabricación de tubos y, dada la urgencia en construir el gasoducto, era la candidata principal para ganar la adjudicación. De hecho, fue la única compañía que presentó una oferta.
Distinta será la licitación de la construcción del gasoducto, donde hay cinco empresas compitiendo por ser adjudicatarias de al menos uno de los tres tramos de la obra. El próximo 8 de julio será la apertura de las ofertas.
Con la firma del contrato, Tenaris tendría liberado el acceso para comprar los dólares en el Banco Central para importar la chapa que fabrica SIAT (su subsidiaria) en Brasil. Luego, en la Argentina, en la planta de Valentín Alsina, se dobla la chapa y se fabrican los tubos con costura, que se utilizarán para construir los 560 kilómetros de gasoducto.
Todavía hay dudas sobre el rol que jugará Antonio Pronsato, quien hasta hace unas semanas era el encargado de supervisar la megaobra de infraestructura, pero renunció a Enarsa por la demora en la licitación de la construcción del gasoducto. En los últimos días, tuvo reuniones con los equipos de los ministros de Economía y Desarrollo Productivo, Martín Guzmán y Daniel Scioli, para ver la posibilidad de que la nueva unidad ejecutora salga del radar de Enarsa, una iniciativa que por ahora no prosperó. Pronsato fue también quien diseñó todos los pliegos, por lo tanto, su ausencia no es menor para las empresas. Enarsa, por su parte, todavía no designó un sucesor.
La pelea interna del oficialismo esta vez tuvo un costo tangible en la economía, ya que el tiempo que se perdió con la licitación de la obra costará probablemente que el gasoducto no esté terminado para el invierno del año próximo.
El conflicto comenzó el pasado viernes 3, cuando en el acto por los 100 años de YPF, la vicepresidenta Cristina Kirchner le pidió al presidente Alberto Fernández que se involucrara en exigirle a Techint que traiga su línea de producción de chapa de Brasil a la Argentina. Además, dijo que hay que sentarse con la empresa a dialogar, pero “no como amigos”.
Finalizado el acto, el exministro Kulfas dio una entrevista radial y criticó a la vicepresidenta al decir que quien adjudicó la licitación de la compra de tubos a Techint fue Enarsa, la empresa que está conducida por miembros de La Cámpora, la agrupación cercana a la expresidenta. Además, dio a entender que la licitación fue hecha a medida de la empresa de Paolo Rocca. Esto generó el enojo del cristinismo, el despido de Kulfas y la denuncia de la oposición en la Justicia.
El nivel de conflictividad política fue visto con sorpresa entre los empresarios, que creían que la construcción del gasoducto iba a avanzar sin grandes problemas, ya que se trata de casi el único proyecto nacional en el cual todas las corrientes del oficialismo y la oposición coinciden en que es necesario.
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