Ganar la lotería también puede ser un mal regalo de Navidad
La vida de las personas que de repente ganan grandes sumas de dinero en juegos de azar cambia, pero no siempre para bien; una mirada desde la economía
Uno de los clientes que se convirtió en mito en la inmobiliaria de mi padre fue el que ganó una cifra millonaria en el Prode y al cabo de unos cuantos meses lo perdió todo. Su historia se había convertido en una especie de mito urbano en Hurlingham.
El hombre era operario de la fábrica de neumáticos Goodyear y solía hacer apuestas deportivas. Hace veinte años, un día acertó todos sus pronósticos y se encontró en su cuenta bancaria con una suma que jamás había soñado. Lo primero que hizo fue dejar su trabajo, compró una coupé Renault Fuego, un departamento para alquilar y se construyó una casa lujosa y extravagante en un terreno que poseía en un barrio humilde.
Con el tiempo y sin empleo, el dinero se comenzó a acabar: debió vender su auto para pagar deudas, no pudo costear los gastos de su casa y la terminó malvendiendo. En definitiva, el combo de dinero rápido y malas decisiones lo llevaron al mismo punto de partida.
Nadie podría decir que ganar la lotería es un problema en sí mismo, sino que el asunto más complicado es lo que viene después. La ciencia económica comienza a descubrir que la vida de los ganadores de grandes fortunas por azar puede cambiar, pero no necesariamente para bien.
Un trabajo de la Universidad de Gotemburgo (Suecia) analizó el devenir laboral de los que obtuvieron premios mayores a 200.000 euros en la lotería sueca: el 12% renunció a su empleo, el 26% redujo las horas de su jornada y el 62% mantuvo su puesto sin cambios. En general, cuanto más alto era el premio menos tiempo deseaban trabajar.
Felicidad decreciente
Martín Tetaz, especialista en economía del comportamiento y autor del libro Psychonomics, explica que para entender el fenómeno de la felicidad y los juegos de azar hay que tener en cuenta el ‘efecto de adaptación’.
"El ingreso extraordinario de dinero ganado por el azar genera una felicidad momentánea a la cual luego el individuo se termina adaptando", dice.
Uno de los ejemplos más conocidos quizás sea un paper del economista Philip Brickman, quien se preguntó cuán relativa es la felicidad entre los ganadores de la lotería. Tras analizar a 22 beneficiarios de grandes premios concluyó que el momento de mayor satisfacción desde el momento en que se compra el billete hasta el momento en que se gana, dado que las personas tienden a cimentar esa "felicidad" en la ilusión de lo que podrían hacer con el premio.
El ingreso extraordinario de dinero ganado por el azar genera una felicidad momentánea a la cual luego el individuo se termina adaptando
Tetaz afirma que hay que tener en cuenta también el "grupo de referencia" de cada ganador. "El ingreso por sí sólo no hace más feliz a la persona que lo percibe. El resultado tiene más peso en términos relativos que absolutos y en las motivaciones que este genere", dice.
Los ganadores tendrán diferentes incentivos para gastar o invertir en dinero según qué posición relativa quieran asumir. Algunos entran en la disyuntiva de ser "cabeza de ratón" o "cola de león". Por ejemplo, algunos querrán cambiar de vivienda y podrán optar entre construir una casa extravagante en el barrio en el que viven o bien mudarse a otro más pudiente y convivir en una situación de igualdad con sus nuevos vecinos.
Los economistas Guido Imbens, Donald Rubin y Bruce Sacerdote publicaron una investigación en la revista American Economic Review sobre los efectos de los ingresos no provenientes del trabajo en el ahorro y el consumo. El trabajo se dio a conocer en 2001 y analizó se centró en los ganadores de lotería del estado de Massachusetts (Estados Unidos).
Los investigadores hallaron que los ganadores de los premios más importantes tendían a reducir sus niveles de ingresos como resultado del trabajo y en 1 de cada 10 casos canalizaban la mayor parte de las ganancias en consumo (no lo reinvertían).
Apetencias políticas
¿Cambiar la posición de ingresos repentinamente podría hacerlo proclive a votar por opciones políticas consideradas "de derecha"? Al menos en Inglaterra, una investigación de los profesores Nattavudh Powdthavee (London School of Economics) y Andrew Oswald (University of Warwick) afirma que esa tendencia existe en un porcentaje minoristario.
La posición de cada individuo en la pirámide de distribución del ingresos modifica la percepción sobre cuán alto o bajos son los impuestos
Al igual que los demás citados, estos economistas analizaron las apetencias políticas de ganadores de premios mayores de la lotería inglesa. El 12% de los que se identificaban como adherentes al Partido Laborista votaron en los siguientes comicios por el Partido Conservador.
El análisis de estas variables suele ser tormentoso casi en cualquier país. En la Argentina se torna aún más complejo dado que los partidos políticas dominantes tienen una oferta muy heterogénea en las propuestas sobre cómo subir o bajar impuestos.
Sin embargo, la posición de cada individuo en la pirámide de distribución del ingresos modifica la percepción sobre cuán alto o bajos son los impuestos y cómo deben redistribuirse en la sociedad.
Invertir o gastar el dinero
Ganar una cantidad inesperada de dinero puede terminar convirtiéndose en un problema. Justamente porque podría tener que lidiar con asuntos a los cuales no estaba acostumbrado y ahora encuentre estresantes. Por ejemplo, cómo manejar o diversificar una inversión, en caso de que opte por este camino. O bien, si termina por dejar su trabajo, cómo garantizarse un flujo de ingresos futuros para no terminar "comiendo" su nueva fortuna.
Sendhil Mullainathan, miembro del Departamento de Economía de la Universidad de Harvard, es uno de los referentes en materia de habilidades cognitivas y comportamiento económico. Uno de sus artículos de investigación plantea que los contextos estresantes suelen reducir los niveles de autocontrol y eficiencia de las decisiones financieras.
Tal como reflejamos al comienzo, el ascenso y la caída abrupta del hombre que ganó el Prode responde, en parte, a este conjunto de explicaciones. Es imposible generalizar en todos los casos. Pero a veces las fantasías en torno a "ganar una fortuna" omiten una segunda parte vital: qué y cómo hacer después de ganarla.
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