Ganancias: los problemas de fondo que tiene Guzmán, que le impiden acceder rápido al reclamo principal de Massa
Al Ministerio de Economía le está costando cumplir con la segunda revisión con el FMI; si bien lo que dejaría de recaudar por la actualización de Ganancias es poco, Guzmán busca mandarle la señal de que quiere cumplir
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Sergio Massa, presidente de la Cámara de Diputados, volvió a la carga con el pedido al ministro de Economía, Martín Guzmán, de actualizar el piso a partir del cual se empieza a pagar el impuesto a las Ganancias. Guzmán ya había respondido que era una “obviedad” lo que se le estaba solicitando, pero señaló que el cambio está vinculado con la revisión de las metas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y con el nuevo presupuesto para la segunda parte del año, que presentará en los próximos días y que saldrá por decreto.
Guzmán y el Fondo están en plena revisión de las metas del primer trimestre, que “cerraron con forceps”, como dice la consultora EcoGo. Los objetivos del segundo trimestre parecieran estar todavía más complicados, según las estimaciones privadas. Por eso, en el Ministerio de Economía indican que la actualización del piso al cual se empieza a pagar Ganancias estará condicionado con el diseño del nuevo presupuesto. Sin embargo, confirman que estará listo para aplicar con los sueldos de junio, cuando antes se pensaba que iba a estar en julio o agosto.
Menos de seis meses después de cerrar un acuerdo con el Fondo, el programa negociado pende de un hilo, pese a que el organismo repite que “las metas no se cambian”. La actualización de tarifas tardó más de lo esperado y todavía no hay certidumbre sobre si se podrá implementar la segmentación, mientras que el gasto fiscal se incrementó con el ingreso de refuerzo para 13,6 millones de personas (7,5 millones de trabajadores informales y 6,1 millones de jubilados).
Por el lado de los ingresos, la aceleración inflacionaria es una aliada del Palacio de Hacienda y lo mismo ocurre con el alza de los precios de las commodities. Sin embargo, estos dos motores por ahora no alcanzan para bajar el déficit fiscal (la diferencia entre gastos e ingresos). Por ejemplo, la meta fiscal del segundo trimestre (abril, mayo y junio) estipula que el Gobierno no se puede pasar de un déficit de $566.8000 millones, pero en abril ya alcanzó un rojo de $271.920 millones y los siguientes dos meses son más desafiantes por el incremento del consumo de energía y el pago del medio aguinaldo a los empleados estatales.
En este contexto se da la presión de Massa sobre Guzmán para aliviar los bolsillos de la clase media asalariada, que en los últimos meses también sufrió el golpe de la inflación. Con paritarias cerrándose por arriba del 60%, según cálculos del líder del Frente Renovador, la cantidad de trabajadores y jubilados alcanzados por Ganancias aumentó de 742.964 en febrero a 847.878 en abril, un incremento de 14%.
El reclamo público de Massa a Guzmán también se da en medio de un enfriamiento en las relaciones entre los dos, que se intensificó con el cierre de las negociaciones con el FMI. A diferencia del kirchnerismo, Massa no critica haber acordado con el Fondo, sino la forma en que negoció. Al ver que Guzmán busca profundizar la relaciones con el empresariado para empoderarse, hace unos días el presidente de la Cámara de Diputados quiso mandar un mensaje al establishment con la cena que organizó con los economistas Martín Redrado, Miguel Peirano, Diego Bossio, Lisandro Cleri, Marco Lavagna, y Martín Rapetti. “Guzmán le dice al empresariado que si no lo apoyan a él, su sucesor vendrá del kirchnerismo duro. Massa quiso mostrar con esa comida que hay otras alternativas”, señaló un hombre de consulta del diputado.
El líder del Frente Renovador pide actualizar el piso a partir del cual se empieza a pagar el tributo al igual que hizo el año pasado. Esto no es igual a decir que habrá una actualización del mínimo no imponible, porque eso significaría un incremento para todas las escalas de Ganancias, y la idea del Gobierno es beneficiar solo a los ingresos medios. Técnicamente, lo que hará el Ministerio de Economía es subir la deducción especial del impuesto para que el nuevo piso pase a ser $265.000, en vez del mínimo actual de $225.937.
“No cambia mucho si la modificación en Ganancias es antes o después de junio, porque la meta con el FMI ya viene complicada por el tema de las tarifas. Ganancias no es lo que pone en riesgo la meta fiscal, son los subsidios económicos, que están volando y no se hizo nada; por lejos es el componente más dinámico. Como la meta ya la tiene complicada, aun si no se cambia nada en Ganancias, ahora no tiene margen para nada, pero no es un esfuerzo fiscal tremendo”, dice Gabriel Caamaño, economista de la consultora Ledesma.
El exsecretario de Ingresos Públicos, Juan Mariscal, calcula que el monto que dejaría de percibir el Estado por adelantar la actualización de Ganancias serían $30.000 millones entre junio y diciembre. Es decir, para el mes próximo implicaría una pérdida de apenas $5000 millones aproximadamente. “La postura de Guzmán parece que tiene que ver más con una señal que le quiere mandar al Fondo, que por costo fiscal en sí, que le cambia muy poco a las cuentas, sobre todo en un contexto de indexación continua de los ingresos con la inflación.”, dice el actual socio en Edelstein, Mariscal, Torassa y Asociados.
Más allá de la meta fiscal, la consultora EcoGo señala que el segundo trimestre apunta al incumplimiento de las tres metas objetivo: la fiscal, la de reservas y probablemente la monetaria. “Desde que se conocieron los lineamientos del programa con el FMI dijimos que el mismo era inflacionario y contractivo. Intentar evitar la contracción de la economía descuidando las reservas y la emisión como se está haciendo, lo torna peligrosamente más inflacionario, ya que erosiona la única ancla que le queda a la economía, que es el propio programa”, dice el último informe de la consultora.
Los principales bancos de inversión en Wall Street todavía no salen de su asombro de que el Gobierno se encamine a incumplir con las metas en menos de seis meses de entrada en vigencia. Ya consideraban pobre el objetivo de bajar el déficit fiscal de 3,1% del PBI a 2,5%, y ahora creen que el impacto del conflicto bélico no debería ser una excusa. “En el directorio del FMI hubo una discusión larga entre los halcones y las palomas sobre qué tipo de programa permitirle a la Argentina y se decidió por un acuerdo ‘light’. Lo mínimo que piden ahora es que se cumpla”, concluyó un economista de uno de los principales bancos internacionales.
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