Francia consolida un plan para declarar su independencia de las energías de fuentes fósiles
El país desarrollará un programa para que haya más generadores atómicos; así lo anunció Macron, quien busca renovar este año su mandato presidencial; cuál es la idea con respecto a las opciones renovables y cómo está el debate sobre el tema en Europa
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PARIS.– Emmanuel Macron, presidente de Francia, consolidó esta semana su apuesta por la energía nuclear como vía para convertir a su país en una de las primeras grandes naciones del mundo en lograr la independencia de las energías fósiles, sin debilitar para ello su economía. Según anunció el mandatario al presentar su visión sobre la política energética hasta 2050,
Francia construirá seis reactores nucleares de nueva generación y estudiará la posibilidad de erigir otros ocho más en los próximos años. Además, quiere que se prolongue la vida de todos los reactores existentes más allá de los 50 años, siempre y cuando no supongan un riesgo para la seguridad.
“Tenemos que retomar el hilo de la gran aventura de la energía nuclear civil”, combinada con el impulso de las energías renovables, dijo Macron en Belfort, una localidad del noreste del país. Según el mandatario, quien dentro de dos meses buscará renovar su mandato en las elecciones presidenciales, solo así se logrará el objetivo de “hacer en 30 años de Francia el primer gran país del mundo que salga de la dependencia de las energías fósiles”. Un paso que considera necesario para reforzar la “independencia energética e industrial”, manteniendo la ejemplaridad “en el plano ambiental”.
El Elíseo niega que se trate de un “viraje” de la política energética, a pesar de que Macron, en las elecciones de 2017, se comprometió a reducir al 50% el porcentaje nuclear de la producción eléctrica nacional, actualmente por encima del 70%. La prensa francesa ha destacado también la elección de la planta de Belfort como plataforma para estos anuncios. Allí se construyen las turbinas Arabelle que equipan las centrales nucleares francesas y que en 2015 fueron vendidas a la estadounidense General Electric. La decisión fue tomada cuando Macron era ministro de Economía y le ha sido fuertemente reprochada desde entonces. Poco antes de su visita a la fábrica, el jueves último, el gigante eléctrico francés EDF anunció la firma de un acuerdo de exclusividad para la compra de parte de las actividades nucleares de GE Steam Power, entre ellas las turbinas Arabelle.
En cualquier caso, el “renacimiento de la industria nuclear francesa”, como lo llama Macron, se basa en dos pilares. Por un lado, se encargará la construcción, hasta 2050, de seis reactores nucleares de nueva generación, los EPR2 que está desarrollando EDF, ampliamente controlada por el Estado. El primero debería empezar a construirse en 2028 y a funcionar en 2035. Además, el presidente quiere prolongar la vida del mayor número posible de reactores en funcionamiento. Su deseo es que “ningún reactor nuclear capaz de producir sea cerrado en el futuro (…) salvo por motivos de seguridad”, para lo cual ha pedido a EDF que “estudie las condiciones de prolongación [de la vida útil] más allá de 50 años”. Hasta ahora, estaba previsto el cierre de una decena de reactores hasta 2035, además de los dos de Fessenheim ya paralizados, según recordó la Agencia France Presse.
Francia es uno de los grandes impulsores de la propuesta de taxonomía verde de la Comisión Europea –una clasificación que distingue qué es un bono verde y qué no, y cuyo objetivo es teledirigir las finanzas comunitarias hacia la transición ecológica emprendida por la Unión Europea–que sitúa tanto la energía nuclear como la procedente del gas natural al mismo nivel que las energías renovables. La iniciativa se topó con la oposición de países como España, donde el gobierno de Pedro Sánchez sigue con sus planes de cerrar escalonadamente las siete centrales existentes entre 2027 y 2035, y conseguir un sistema eléctrico 100% renovable, prescindiendo del resto de tecnologías. Alemania también era reticente a considerar verde a la energía nuclear y, en cambio, lideró inclusión del gas en la taxonomía. Al final, ambas tecnologías fueron tocadas con la varita de lo sostenible según los criterios de la Comisión.
Sin aludir a estas estrategias, impulsadas también por algunos de sus rivales electorales, Macron considera que la única opción viable para lograr los objetivos de descarbonización es una “estrategia plural”, que combine las energías renovables con la nuclear, al menos en el futuro inmediato.
“Algunos pretenden que es posible lograr aumentar la producción de electricidad desarrollando solamente la solar y la eólica. Otros dicen que solo hay que apostar por la nuclear. Ningún experto dice que estos esquemas sean realistas”, dijo.
En el campo de las renovables, Macron anunció el ambicioso objetivo de crear medio centenar de parques eólicos marinos hasta 2050 (ahora solo hay uno, que se prevé que empiece a funcionar en abril, con diez años de retraso). En los próximos 30 años también quiere multiplicar casi por diez la energía solar, para “superar los 100 gigavatios”, y duplicar la capacidad actual de energía eólica terrestre. Macron reconoció la controversia por el impacto en los paisajes. “Vigilaremos para que no se concentren las instalaciones en los mismos territorios”, prometió. © El País
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