Ford concluye la reestructuración que la salvó de la bancarrota
DEARBORN, Michigan—La esperada venta hoy lunes de un negocio de autopartes de Ford Motor Co. culmina un proceso de reestructuración de seis años liderado por el ejecutivo que es considerado como el favorito para suceder al presidente eje-cutivo Alan Mulally.
La venta de una pequeña planta de autopartes constituye el último paso del plan trazado en 2006 por Mark Fields, director de Ford en Amérca del Norte, para reducir la fuerza laboral de la automotriz en Estados Unidos y Canadá y desprenderse de las plantas de la división de autopartes Visteon Corp. La reorganización ayudó a que Ford eludiera las bancarrotas financiadas por el gobierno estadounidense que experimentaron sus rivales General Motors Co. y Chrysler Group LLC.
Se estima que Fields, de 51 años, lleva la delantera en la carrera para reemplazar a Mulally, de 67 años, que está cerca de jubilarse. La culminación del plan de reducción de costos en EE.UU. y Canadá, que resultó en el cierre de 16 fábricas y el despido de 39.000 empleados, probablemente eleva sus probabilidades de ascender a la presidencia ejecutiva.
En caso de asumir el volante de Ford, Fields tendrá que afrontar rápidamente un nuevo recorte de costos. La automotriz es-tadounidense reportó la semana pasada el cierre de tres plantas para contener sus pérdidas en Europa que podrían llegar a los US$3.000 millones en dos años.
La reestructuración apunta a recuperar la rentabilidad de las operaciones en el Viejo Continente para mediados de la década en momentos en que se registra un descenso considerable de las ventas de autos en toda Europa, una tendencia que no se espera se revierta pronto.
Mulally no ha anunciado una fecha para su retiro, pero la junta directiva se prepara para su salida a fines de 2013. Es probable que el actual presidente ejecutivo permanezca en la automotriz por un período de tiempo, mientras Fields asume mayores responsabilidades, dijeron fuentes cercanas a la junta.
Aunque Mulally es señalado como el responsable del éxito financiero de Ford en los últimos años, el papel de Fields en la venta de los activos de Visteon demuestra su capacidad para planificar y ejecutar, indicó Adam Jonas, analista del banco de inversión Morgan Stanley.
Durante una entrevista con The Wall Street Journal, Fields declinó referirse a las probabilidades de asumir las riendas de Ford.
El ejecutivo afirmó que en los últimos siete años aprendió el valor de diseñar un plan y ceñirse a él. "Trazamos una estrategia coherente y pusimos un énfasis implacable en la ejecución en torno a dicho plan...", aseveró.
En un acuerdo que sería anunciado hoy, Ford vendería un negocio de partes en Plymouth, Michigan, a Detroit Thermal Sys-tems LLC, una empresa conjunta entre V. Johnson Enterprises LLC y el fabricante francés de autopartes Valeo SA, por una suma no revelada. Los equipos serían trasladados en los próximos dos años y Ford retendría la planta, que probablemente permanecerá cerrada.
Se trata de una de las 17 plantas que Ford recuperó en 2005 de Visteon, su ex filial de componentes, una decisión que en ese momento contribuyó a que Visteon eludiera un proceso de bancarrota.
En enero de 2006, Fields presentó su plan que contemplaba el cierre de siete plantas y la eliminación de una cuarta parte de la fuerza laboral de Ford en EE.UU. y Canadá. También estipulaba la venta o el cierre de las plantas de Visteon. El objetivo era que Ford recuperara la rentabilidad en 2008.
Apenas seis meses después, sin embargo, la empresa reconoció que el plan era insuficiente para detener las pérdidas. Ford contrató a Mulally y se diseñaron recortes de costos más drásticos. Al final, Ford redujo en 25% su capacidad para fabricar autos en EE.UU. y Canadá, el equivalente a un millón de vehículos al año.
La estrategia rindió frutos en 2009, cuando Ford registró una ganancia de US$2.700 millones a pesar de una severa caída en las ventas de autos en EE.UU.
La experiencia de Ford contrasta con la de General Motors y su relación con Delphi Corp., la filial de autopartes que escindió. GM optó por no rescatar a Delphi y se acogió a la protección de las leyes de bancarrota, un proceso que se extendió durante cinco años. Al final, GM llegó a gastar hasta US$14.000 millones en el proceso según algunos cálculos y de todos modos se quedó con algunas operaciones de Delphi que luego tuvo que vender.