El FMI y el Gobierno buscan un acuerdo con "amplio consenso político y social"
WASHINGTON.- El Fondo Monetario Internacional ( FMI ) y el Gobierno comenzaron a hilvanar un nuevo programa económico que tendrá "un conjunto de políticas cuidadosamente calibradas" para cumplir con la doble misión de estabilizar la economía sin descarrilar la reactivación, y además apuntará a tener un "amplio consenso político y social", un objetivo del que dudan en Washington ante las propias divisiones que reinan en el oficialismo.
Al cierre de una nueva misión del staff en Buenos Aires que marcó el inicio formal de las negociaciones, los dos técnicos del FMI a cargo de la Argentina, Julie Kozack y Luis Cubeddu, dijeron en un comunicado que lograron "buenos avances" con el Gobierno para perfilar el plan económico, y que de ahora en más las discusiones continuarán de manera virtual "durante las próximas semanas".
Kozack y Cubbedy indicaron que el trabajo con las autoridades argentinas y el equipo que lidera el ministro de Economía, Martín Guzmán, comenzó "a delinear los contornos de un programa con el FMI que podría respaldar los planes del gobierno para hacer frente a los profundos desafíos económicos y sociales del país", agravados por la pandemia del coronavirus.
Ambos funcionarios dijeron que recibieron "positivamente" la intención del Gobierno de conseguir "un amplio consenso político y social" para el programa, y afirmaron: "Existe una visión compartida entre el equipo y las autoridades: para abordar los desafíos de corto y mediano plazo de la Argentina se requerirá un conjunto de políticas cuidadosamente calibradas para fomentar la estabilidad, restablecer la confianza, proteger a los más vulnerables y establecer las bases para un crecimiento sostenible e inclusivo".
A la par del cierre de la misión, Guzmán comenzó a buscar el respaldo internacional que necesitará el Gobierno en el board del FMI. Guzmán pidió ayuda a los países del G20, dijo que las políticas macroeconómicas "tendrán en cuenta la realidad del país", y reiteró la línea oficial de que el último programa del Fondo que quedó en el limbo fue un "préstamo político" a favor de Mauricio Macri.
"El siguiente paso para resolver nuestra crisis macroeconómica y de deuda es el programa con el FMI, que reemplazará al acuerdo stand by que la Argentina y el organismo firmaron en 2018", dijo Guzmán en una reunión virtual con los ministros de Finanzas del G20. "Ahora también los necesitaremos, y les pido su apoyo en este proceso", agregó.
El trabajo de la misión dio el primer paso en las negociaciones para cerrar un nuevo acuerdo y refinanciar la devolución de los US$ 44.000 millones que tomó el gobierno de Macri bajo ese Acuerdo Stand-By. El programa de Macri, que contemplaba un total de 57.000 millones de dólares, naufragó a mediados del año último con la derrota de Cambiemos en las primarias presidenciales. Esta vez, el Fondo busca un programa robusto que permita bajar la inflación, frenar la sangría de reservas y cerrar el déficit fiscal, y a la vez aporta suficiente oxígeno como para darle aire a la reactivación de la economía que se avizora el año próximo.
La misión del FMI quedó trastocada por el contagio de coronavirus de uno de los miembros del staff, pero, sobre todo, por la carta del bloque de senadores del Frente de Todos. La misiva, con el aval de la vicepresidenta, Cristina Kirchner, con duras críticas al programa de Macri, al Fondo, y una serie de exigencias incompatibles con los programas del organismo. La movida de un sector del oficialismo sumó ruido a la negociación, fue recibida por inversores en Estados Unidos como una nueva señal para el debate de "quién está a cargo", al dejar al descubierto las divisiones en la coalición oficialista.
El Fondo ya había dicho que el plan económico debía tener un amplio consenso político para tener éxito, una idea que quedó reafirmada en el comunicado. En Washington, quienes miran a la Argentina aguardan ahora conocer los detalles de ese plan.
Consenso amplio
Héctor Torres, quien representó a la Argentina en el directorio del Fondo, dijo a LA NACION que la carta no había ayudado porque el acuerdo que busca el Gobierno, un acuerdo de facilidades extendidas, o EFF, de largo aliento, suele incluir reformas que pasan de un gobierno a otro, y por eso requieren justamente de un amplio respaldo. Es uno de los motivos por los que el ministro de Economía, Martín Guzmán, ha dicho que el programa debe ser avalado por el Congreso.
"La carta sugiere que no hay consenso incluso dentro de la propia tropa del Gobierno", resumió Torres.
Alejandro Werner, director del Departamento para el Hemisferio Occidental del FMI, quien tuvo un papel muy visible en el diseño y el seguimiento del programa que el Fondo trabajó junto al gobierno de Macri, dijo en Washington antes de la misión que la Argentina debía ofrecer un plan "coherente" con un "consenso amplio".
"Cuando hacemos estos programas, se hacen con el convencimiento de que la probabilidad de éxito del programa es elevada. El fracaso pasado no tiene por qué ser determinante de los resultados futuros. Obviamente, va a ser muy importante generar un consenso amplio en la sociedad de la necesidad de estas medidas. Es el trabajo que las autoridades están realizando para que este programa no solo sea técnicamente un programa sólido, pero para que también tenga un apoyo amplio en su implementación", afirmó Werner.
Claudio Loser, quien ocupó el cargo de Werner, coincidió con Torres en que la carta pone en duda la construcción de ese consenso, y, en última instancia, la salud de un futuro programa.
"Esta carta genera problemas porque una de los temas importantes que se habían mencionado era buscar algún grado de consenso en la Argentina", dijo Loser. "El presidente y el ministro tienen en claro como negociar con el Fondo. Estoy seguro. Es una negociación difícil, pero razonable. El problema es que esto le ata las manos al presidente y al ministro. Si el presidente Fernández dice 'yo no puedo hacer ningún tipo de ajuste', eso pararía la negociación", afirmó Loser a LA NACION.
La negociación con el FMI puede también quedar en el limbo unos meses hasta que termine de despejarse el panorama político en Estados Unidos. El respaldo del Tesoro y de la Casa Blanca es indispensable para conseguir el visto bueno en el board del FMI, y más ahora cuando la Argentina irá a pedir la refinanciación de un préstamo que, en su momento, generó roces entre Washington y los países europeos. El traspaso de poder entre Donald Trump y Joe Biden, por ahora congelado, puede demorar la firma al menos hasta febrero del año próximo.
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