FMI, inflación, tasas y la guerra Rusia-Ucrania: el nuevo laberinto que comienza a transitar desde hoy el equipo económico
El directorio de Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobará en los próximos días un nuevo acuerdo con la Argentina que, por la debilidad política del Gobierno y por las condiciones económicas mundiales, tiene pocas probabilidades de éxito, más allá del propósito inicial: despejar los riesgos de un default en el país.
Se espera que el directorio del Fondo se reúna el lunes próximo y dé el visto bueno al acuerdo que negociaron los funcionarios técnicos del organismo con el ministro de Economía, Martín Guzmán. Ese mismo día, según estiman en el Palacio de Hacienda, se efectuaría el primer desembolso de alrededor de US$9800 millones. De ese total, US$2800 millones habrá que devolverle al propio FMI entre lunes y martes, por los dos vencimientos de capital, y los US$7000 millones restantes irán a fortalecer las reservas del Banco Central.
El acuerdo con el FMI tiene tres grandes objetivos: reducir el déficit fiscal, limitar el financiamiento del Banco Central y acumular reservas. Las tres metas quedaron en jaque luego de la disparada del precio del gas natural licuado (GNL). Si bien todavía se debate entre los economistas si la suba del valor de las commodities compensa el mayor costo energético en el invierno, el pensamiento generalizado en el Gobierno, oposición y en la industria es que las importaciones de gas obligarán al país a gastar más dólares de los proyectados, lo que complicará la acumulación de reservas.
Por el frente fiscal, las estimaciones preliminares señalan que será difícil que el ministro de Economía cumpla con su propósito de reducir 0,6% del PBI los subsidios a la energía, si los costos en dólares se dispararon, pero las tarifas no pueden aumentar más de 42% para el 90% de los usuarios, según lo anunciando en la carta de intención al FMI.
Esto, a su vez, complica la limitación de la emisión monetaria: si el déficit no baja, ¿cómo se financiará todo el gasto que exceda 1% del PBI, que es el tope permitido en el acuerdo? Si el déficit se cubre con más deuda en el mercado local, ¿cuánto margen tiene el Banco Central para subir la tasa de interés sin generar una bola de intereses imposibles de pagar?
Lo único certero es que la inflación se mantendrá alta, ya que además de importar la suba de precios internacionales, el FMI le prohibió al Gobierno usar sus dos anclas preferidas (que hasta ahora no tuvieron éxito): congelar las tarifas y atrasar el tipo de cambio.
“La inflación es esperable que sea más alta, porque con eso se gana algún espacio fiscal y se esconde el ajuste fiscal. Sin embargo, es preocupante la magnitud de la aceleración que estamos mirando y también tiene un impacto en la imagen del Gobierno”, dice el economista Eduardo Levy Yeyati, decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Di Tella.
¿Cómo se reduce entonces la inflación? Levy Yeyati está asesorando al espacio de Juntos por el Cambio para proponer una solución. “Lo que se haría para bajar la inflación es tener una política monetaria contracíclica y consolidación fiscal. Si bien un aumento de tarifas hará subir la inflación, bajará la futura porque se reducirán los subsidios y no habrá que monetizar el déficit. Con ese marco, se llamaría a un acuerdo de precios y salarios para convencer a los formadores de precios que esperen y den un tiempo para ver si la meta se logra. Todo esto tiene que estar acompañado con una fuerte credibilidad en la convicción antiinflacionaria del gobierno. Y aun así, es difícil”, reconoce.
“El Gobierno lamentablemente no tiene ni la convicción ni la credibilidad para coordinar expectativas. Además, hay algunos funcionarios en el equipo económico que piensan que la inflación es por un problema de mercado o importado, por lo tanto, el diagnóstico es equivocado”, agregó.
En la carta de intención que el Gobierno le presentó al FMI se espera para este año una inflación entre 38 y 48%, muy por debajo del 55% que proyecta el mercado. Sin embargo, dado el complicado contexto internacional, se estima que el Fondo sea más flexible con las auditorías trimestrales, siempre y cuando el equipo económico muestre disposición.
“En el acuerdo solo se establecieron metas indicativas y el FMI va a monitorear cómo viene la acumulación de reservas, el resultado fiscal y el financiamiento monetario al Tesoro. Con todos los ‘if’ [si] que se establecieron en la negociación, el Gobierno tiene margen de maniobra para incumplir las metas, sin que se caiga el acuerdo. Pero para que el Fondo de un waiver [exención], tiene que haber alguna explicación razonable y el compromiso del Gobierno de intentar cumplir las metas. Si el Banco Central no logra tender a tasas de interés reales positivas, por lo menos tiene que dar alguna señal de ir en ese camino, aunque después se quede corto”, indicó Martín Vauthier, analista económico de Anker.
En este sentido, hoy se espera que el Banco Central vuelva a subir las tasas de interés por tercera vez en el año, luego de que aplazara de ayer para hoy la reunión de directorio. El incremento de tasas será anunciado también como parte de las medidas del Gobierno para combatir la “guerra” contra la inflación.
“El equilibrio que tiene que hacer el Banco Central es muy difícil sin reformas estructurales, ya que el ordenamiento macro es muy gradual para la magnitud del daño que tiene la Argentaria. Se espera una administración de la coyuntura que habrá que seguir día a día”, dijo Vauthier.
Estaban Domecq, titular de la consultora Invecq, indica que ya el año pasado la inflación fue un problema para la Argentina, cuando se aceleró de 36% a 51% con tarifas y tipo de cambio pisados. A esa dinámica de precios de 2021, se le sumó este año la sequía y el conflicto en Ucrania. “Este mes estamos viendo un escenario complejo, ya que vamos a tener todo el impacto del conflicto bélico más las correcciones de los precios internos, como los combustibles, tarifas y devaluación mayor del tipo de cambio”, indicó. Por lo tanto, los analistas proyectan para este mes un piso de inflación mensual de 5%.
“La aceleración de la inflación se da justo en la temporada alta de inicio de paritarias, lo cual también generará presión a los precios. La inflación ya no corre a 3,5% mensual, sino al 4 o 5%. Automáticamente, el timing es malo, porque se irá rápido a salarios”, concluyó, por su parte, Lorenzo Sigaut Gravina, de la consultora Equilibra.
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