FMI. Dudas "políticas" y una charla con Melconian y Redrado antes de la vuelta
La misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) vuelve a Washington con una certeza: en la Argentina los problemas no son sólo económicos. Los ruidos políticos dentro del Gobierno -magnificados en el caso Venezuela durante la semana que pasó- son parte del diagnóstico que las fuentes consultadas describieron ante los visitantes y son, según les indicaron, una pieza esencial de la desconfianza materializada en los saltos de la cotización del dólar y en el impacto posterior que pueda existir en la inflación.
La última parada de la misión que integraron la directora adjunta del Departamento del Hemisferio Occidental, Julie Kozack; el jefe de la misión para la Argentina, Luis Cubeddu, y el representante del FMI en la Argentina, Trevor Alleyne, antes de retornar a la capital de los Estados Unidos esta misma noche fueron dos charlas largas y muy detalladas con los economistas Carlos Melconian y Martín Redrado, ayer por la tarde en el Hotel Hilton.
Melconian trazó un diagnóstico diferente de la situación actual al que hizo el Gobierno frente a los expertos del organismo multilateral. Hablaron sobre el corto y el mediano plazo en materia de política y economía. La cuestión del dólar fue, claro, parte también de la charla. Melconian aclaró que, según su visión, se trata de un conflicto macroeconómico que termina afectando el mercado cambiario. Para el economista, esos impactos negativos son, a su vez, magnificados por la pandemia y la historia argentina.
Pero además del dólar, los "temas políticos" también estuvieron en la mesa de discusión. Según pudo saber LA NACION, la visita del FMI ya tiene muy claros los "ruidos" entre el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Kirchner en la toma de decisiones, lo que entorpece la recreación de un horizonte claro para el sector privado. "Todos los que estuvieron con los del Fondo comentaron lo mismo", advirtieron a este medio.
Los técnicos del Fondo le dijeron a Redrado, según reconstruyó LA NACION, que el organismo estaba trabajando en un informe autocrítico sobre el programa Stand-By acordado en tiempos del gobierno de Mauricio Macri, sobre todo en términos monetarios. Por otro lado, así como la directora Gerente, Kristalina Georgieva, dijo que no hay lugar para más ajustes fiscales, hoy no estaría en la decisión del organismo impulsar la flotación cambiaria. Pese a esa visión "realista", se mostraron "muy preocupados" por el corto plazo, particularmente por el nivel de reservas del Banco Central, por la posibilidad de que se "ensucie" el balance del sistema financiero y, sobre todo, por la inflación a mediano plazo si no puede contenerse la expectativa de devaluación.
También hubo con Redrado charlas sobre la falta de "rumbo claro del país", pero el expresidente del Banco Central se concentró en los problemas de instrumental, más que en las dudas de la política. No hubo foco en Cristina Kirchner sino más bien en una desconfianza más generalizada en las decisiones de la política económica durante los últimos meses.
Tal como sucedió con otras fuentes consultadas, además de Melconian y Redrado, Cubeddu, Kozack y Alleyne se mostraron muy insistentes en que se trató de una visita "informal para escuchar y ver". Nada más. "Estuvieron muy abiertos a escuchar, y te aclaran de entrada que no hay autoridad ni órdenes de cerrar nada", contó una fuente que los vio en la semana y que sumó otro detalle significativo: "El Gobierno les pidió que vinieran a la Argentina. Que no era lo mismo un debate por Zoom que uno presencial".
Luego de que el mercado corriera el arco en cuanto a lo necesario para eliminar incertidumbre, tras la reestructuración de la deuda y la presentación del Presupuesto 2021, un acuerdo con el FMI aparece como una nueva meta imaginada en el Gobierno para "tranquilizar" la economía y evitar una brusca devaluación, ya descontada por el mercado. Según se desprende de las conversaciones, en noviembre podrían comenzar en paralelo una evaluación de la economía argentina según el Artículo IV° del reglamento del organismo y una negociación sobre un nuevo programa con el país.
Mientras, el Fondo toma distancia, pese a ser parte interesada en recuperar los US$44.000 millones que le prestaron al gobierno de Mauricio Macri. La visión de las fuentes de la misión coincide con la descripción que hacen otros voceros del FMI desde Washington, que alejan las posibilidades reales de que haya un acuerdo cerca y matizan las declaraciones del martes pasado de Kristalina Georgieva sobre la Argentina: el FMI no quiere ser señalado como culpable de otra crisis en el país. "Así que no venimos con la idea de 'bueno, veamos cómo podemos ajustar aún más el gasto en este contexto'. Le damos este consejo a todo el mundo. Esta crisis es un shock exógeno", había dicho la funcionaria en una entrevista con CNN antes de que sus empleados aterrizaran en Buenos Aires. Los puntos clave de esa frase, subrayaron desde Washington, son el "más" y el "en este contexto".
En el Ministerio de Economía calificaron de "excelentes" las reuniones al comienzo de la semana. Hoy no hubo comunicación de despedida a los integrantes de la misión. En el Banco Central (BCRA) dijeron que no se habló del dólar. "Son reuniones de aproximación en las que se intercambian información", señalaron, y agregaron: "Eso se habla al final nunca al principio de una charla. No estuvo nada de eso sobre la mesa", dijeron cerca de Miguel Pesce en la semana. En el Ministerio de Desarrollo Productivo no quisieron dar detalles de la reunión que mantuvo Matías Kulfas en los últimos días con los integrantes de la misión.
La misión del Fondo, sin embargo, se llevó algunas señales políticas y económicas esta semana. Dos ejemplos: la decisión oficial de apoyar el informe Bachelet sobre Venezuela y la autorización para aumentos de precios, de hasta 6%, otorgada por Desarrollo Productivo. Ambos pedidos era reclamados desde entidades vinculadas con los Estados Unidos.
El viernes, los técnicos del FMI mantuvieron reuniones con Luciano Laspina, economista y presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de Diputados. Según contaron, se cuestionó "el enorme desequilibrio fiscal y monetario" y se manifestó la necesidad de "hacer correcciones inevitables en un escenario social muy vulnerable". También se tocó allí la situación en el Congreso y la relación entre el oficialismo y la oposición, que sufrió un desgaste en los últimos meses, justo al momento de debatir el Presupuesto 2021. Un rato antes, los técnicos del organismo habían escuchado a las cabezas del Movimiento Evita. Algunas fuentes indican también que hubo encuentros con líderes de la UTEP.
Antes de encontrarse con la CGT, Cubeddu, Kozack y Alleyne habían mantenido un encuentro, también en el Hotel Hilton, con la cúpula de la Unión Industrial Argentina (UIA), más precisamente con el presidente, Miguel Acevedo; los vicepresidentes Luis Betnaza y Daniel Funes de Rioja, y el director Ejecutivo, Diego Coatz. "La confianza" y la "estabilidad" fueron un tema de debate, como también la poca claridad oficial a la hora de definir el "rol del sector privado" en la recuperación económica. El FMI dejó trascender su preocupación por el tema cambiario y remarcó -frente al pedido de los industriales- el poco margen para bajar impuestos. Los empresarios no les dejaron lugar a dudas: los frenos o disparadores para invertir y exportar más, o para cualquier decisión de corto o mediano plazo, son más bien políticos que económicos, y tienen como protagonista principal al propio Gobierno.
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