Llega la semana en que debería conocerse la oferta de reestructuración de la deuda, pero podría haber demoras
En los próximos días el Gobierno debería lanzar su oferta para reestructurarla deuda en dólares, al tiempo que los vencimientos apurarán las definiciones que todavía no aparecieron; en el contexto internacional, los mercados enfrentan complicaciones,que se ven agudizadas por los efectos del coronavirus en la actividad económica
La semana que comienza volverá a ser complicada para los inversores. Mientras que el coronavirus avanza fuera de China, el mercado aumenta su volatilidad mientras va buscando establecer el costo real en magnitud y tiempo que tendrá este virus sobre el crecimiento de la economía mundial. En el plano local, como se esperaba, los tiempos se aceleran cada vez más para la reestructuración de deuda. Las que vienen serán ruedas claves para entender qué está pensando el Gobierno.
1- El cronograma oficial podría no cumplirse
Según el anuncio de "acciones para la gestión del proceso de restauración de la sostenibilidad de la deuda pública externa", del 29 de enero, durante esta semana se debería lanzar la oferta de reestructuración para los bonos en dólares y debería iniciarse el roadshow. Desde el principio, se entendía que el calendario era ambicioso, pero la realidad es que hasta ahora se cumplió. No obstante, la probabilidad de que en los próximos días esto se rompa, es alta. Pero una demora no debería sorprender, ni tampoco tener gran efecto sobre los precios que, en parte, lo descuentan.
Cumplir en tiempo y forma con el calendario implicaría tener una propuesta sobre la mesa esta semana, algo que se ve difícil. Ni siquiera está claro si hay una estrategia de presentar en forma conjunta un acuerdo con el FMI y una propuesta a acreedores. Solo se sabe que hay negociaciones en paralelo con ambos, pero no está claro qué estará primero en la lógica del Gobierno. Por otra parte, también es real que, conocida la oferta, se comienza a entender que será operativamente complicado lanzar y cerrar todo en dos semanas. En especial, cuando aún tampoco está claro el tamaño del universo de deuda a canjear.
2- Vencimientos que apuran definiciones
El calendario de vencimientos apura al Gobierno, que necesita normalizar el escenario financiero. De no hacerlo, quedarán solo estas opciones: un default, más emisión o gasto de reservas. Si bien para los vencimientos de la deuda en pesos y en dólares tienen estrategias diferentes, ambas se han encontrado con obstáculos por superar. Afrontar los pagos en moneda nacional mediante renovaciones en el mercado local -a través de licitaciones semanales- se ha complicado con el reperfilamiento del AF20 y con las idas y vueltas referidas el Bogato 2020, con cuyo vencimiento se cumplió anteayer.
Esto obliga al Tesoro a ser creativo con las propuestas, en un contexto en el que los pagos de capital saltaron de $75.000 millones en febrero a unos $176.000 millones en marzo, y llegarían a $480.000 millones en abril. Un buen punto es que se estima que cerca de 60% está en el sector público. No es muy diferente el escenario para la deuda en dólares atada a reestructuración. Luego de un febrero y un marzo muy tranquilos, la agenda de vencimientos volverá a presionar en abril (y mucho más en mayo). Por eso, es muy importante lograr una reestructuración rápida y prolija.
3- Complicaciones para los mercados externos
Los mercados externos tuvieron otra semana complicada y, aunque el balance no fue tan negativo como en la anterior, las señales no fueron buenas. La volatilidad se mantiene arriba del 40% y la tasa americana a 10 años cayó a mínimos por debajo del 1% anual. Esto ocurrió en un marco en el que el sentimiento de los inversores también se mueve cada vez más entre extremos. Según una encuesta reciente, 38% de los inversores es bullish (alcista) respecto al mercado en los próximos seis meses, pero cerca del 40% es negativo.
La región, con lógica, también se vio afectada, en un escenario en el que se aceleraron la salida de riesgo y las posiciones de cobertura. En lo referido a bonos locales, la semana cerró con nuevas bajas y con paridades más cercanas a niveles de 40% a 45%. El riesgo país arriba de 2400 puntos y las acciones resistieron un poco más, pero dentro de un marco de alta volatilidad (siguiendo al mundo). A la vez, en el marco de análisis sobre la política monetaria -y su posible asistencialismo al Tesoro-, volvió a sentirse la presión a una devaluación sobre el tipo de cambio oficial (aunque sin saltar las referencias del contado y el Mercado Electrónico de Pagos).
4- Coronavirus, estímulos y política monetaria
Mientras que los infectados son ya más de 100.000, con cada vez más casos fuera de China, las pérdidas y la volatilidad del mercado se incrementan, al tiempo que las coberturas se disparan. Y así es difícil escapar del pánico bajo el cual, por momentos, parecen actuar los actores del mercado. Incluso cuando las proyecciones no parecen apuntar a una recesión, si bien hay (y habrá) impacto sobre el crecimiento y un costo a afrontar. Es real que se crecerá menos, pero no se deja totalmente de lado la visión de que el efecto sea más bien temporal.
La atención pasa a estar sobre otro eje: las medidas de política monetaria y fiscal a poner en marcha en el mundo y su probable efectividad. La Reserva Federal fue concreta esta semana con un recorte de emergencia, mientras que las probabilidades de que pueda realizar otra baja de similar magnitud en 10 días es muy alta. También se habla de acciones por parte del Banco Central Europeo y otros bancos centrales. Pero esto, y en lo que también hay coincidencia, deberá combinarse con política fiscal. Se mirará en este aspecto a Donald Trump -que se descuenta que no se quedará de brazos cruzados- y a Europa. Y se estará atento a lo que decida hacer China.
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