Carolina Castro: la empresaria que fue funcionaria de Macri, tiene un récord y se pasó al peronismo
Empresaria industrial de tercera generación, fue la primera mujer en integrarse al Comité Ejecutivo de la Unión Industrial Argentina; se presentará por el espacio de Florencio Randazzo
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Carolina Castro es una empresaria industrial de tercera generación. Junto a su madre Juana Guidi dirige la autopartista Industrias Guidi, que emplea a unas 500 personas –un 20% mujeres– en sus plantas de Zárate y Almirante Brown. Pero como si eso fuera poco, Castro fue la primera mujer en integrar el Comité Ejecutivo de la Unión Industrial Argentina (UIA), donde una presencia femenina en el sector de presidencia era tan impensada que no había baño para chicas en ese piso.
“Es un orgullo y una responsabilidad. Es bueno que cada vez más mujeres industriales se abran camino, con esfuerzo y trabajo, en estos espacios de representación. Espero que estemos abriendo camino a muchas más de nosotras a futuro”, dijo en junio de 2019 cuando empezó a desempeñarse como prosecretaria segunda de la entidad.
Además, la licenciada de Ciencias Políticas de la UBA, de 42 años, fue subsecretaria PyME entre diciembre de 2015 y julio de 2017, durante el gobierno de Mauricio Macri, y actualmente es secretaria PyME de la Cámara Autopartista y vicepresidenta de la Unión Industrial de Almirante Brown. En octubre de 2020, también sacó un libro llamado “Rompimos el cristal”.
En él la empresaria habla con mujeres pares, representantes del mundo empresarial y de negocios, del arte y la ciencia y de la política y la vida pública, sobre dos interrogantes clave para todas aquellas mujeres que buscan dejar su impronta: ¿Cómo alcanzar lugares de liderazgo y reconocimiento siendo mujer? y ¿Cómo sobrevivir, desafiar y vencer mandatos patriarcales en cada ámbito de la sociedad?
“En la mesa de decisión de la UIA éramos dos y ahora somos ocho. No había ninguna en el Comité Ejecutivo y ahora estoy yo. Pero en las organizaciones gremiales empresarias y sindicales tenés el problema de la baja participación. Está bien querer cambiar las mesas para que sean diversas, pero también en la base de la pirámide necesitás que más mujeres accedan”, explicó en un evento organizado por LA NACION a fines del año pasado.
“El problema de la mujer es la conciliación entre el cuidado de otros (hijos, parientes, etcétera) y la carrera. Las que tenemos más posibilidades podemos contratar gente que nos ayude o pagar colegios con doble escolaridad, pero, para que haya más diversidad arriba, necesitás que más mujeres ingresen al mercado laboral”, agregó.
Mamá de una nena de 11 años y de un varón de 14, nació en una familia sin prejuicios. En la década de los 60, su abuelo, el fundador de Industrias Guidi, estableció que cualquiera de sus hijos podía liderar la empresa sin distinción de género, lo que posibilitó que fuera su madre la que tomara las riendas.
“Cuando me preguntan qué se siente estar en una mesa de 25 varones siendo la única mujer -algo que espero que cambie en breve- para mí es una cosa que de alguna manera naturalizo porque mi madre también estuvo siempre sentada en mesas de varones y entonces lo veo como posible”, contó.
Otro de los objetivos que tiene Castro, y que ha repetido en más de una oportunidad, es que los empresarios contribuyan a que las cosas cambien en el país y no solo se dediquen a señalar problemas, lo que motiva su presencia pública y, según dijo hoy, su candidatura.
“La decisión de participar en política es una de las más difíciles que tomé. Pero los empresarios no podemos solo señalar lo que no funciona. Quiero contribuir desde la acción y las propuestas para poner mi experiencia al servicio de una Argentina mejor”, declaró.
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