Los empresarios, críticos: de “somos un país fallido” a “no muevan el arco”
El titular de La Anónima participó del encuentro por los 20 años de AEA y compartió panel con Paolo Rocca (Techint), Carlos Miguens (Grupo Miguens) y Martín Migoya (Globant)
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“Somos un país fallido”, disparó Federico Braun, titular de La Anónima, durante el segundo panel del encuentro por los 20 años de Asociación Empresaria Argentina (AEA). “La Argentina es un fracaso si comparamos lo que somos con lo que imaginamos hace 70 u 80 años que podíamos ser”, añadió. La discusión fue moderada por Ricardo Kirschbaum, secretario general de Redacción de Clarín.
En esa línea, Braun recordó la famosa frase del expresidente Eduardo Duhalde, quien manifestó que “estamos condenados al éxito”. Para él, en cambio, es más bien lo contrario: “Si tuviera que apostar, creo que estamos más condenados al fracaso que al éxito”, dijo, y agregó: “Tenemos que entender por qué fracasamos, qué nos pasa en la Argentina donde las oportunidades terminan en frustración”.
En su discurso, Braun argumentó que el país tiene que tener una estrategia y un rumbo claro. Pero “si hay un país que claramente no tiene rumbo claro, es la Argentina”. De acuerdo con el empresario supermercadista, si bien la Constitución Nacional es liberal, el rumbo de las decisiones políticas se inclina entre “un sistema capitalista débil y uno socialista”.
“En la Argentina hay decisiones que no son correctas, para tener el país entre capitalismo y comunismo. El comunismo lo defino como que el Estado es dueño de los medios de producción. Muchas empresas estamos adoptando prácticas para que el capitalismo sea más adoptable, creíble, amigable con la sociedad. No hay buen viento para quien no sabe dónde va”, agregó.
Por último, se refirió a las acusaciones que suelen recibir los empresarios por parte del actual Gobierno y la política de precios. “El empresario no es un bobo o un malo que hace las cosas para destruir”, sostuvo. En ese punto, añadió que “el único modelo es el capitalista” y que el socialismo tuvo “un fracaso estrepitoso”, y ejemplificó con casos de Rusia, China, Corea y Venezuela.
Ante la consulta sobre “qué hace La Anónima con la inflación”, Braun ironizó: “Remarcamos precios todos los días”. Luego de las risas, continuó: “Tengo 43 años de supermercadismo. Salvo un breve intervalo en la década de los 90, siempre hubo controles de precios. Es algo insólito, pero siguen creyendo en los controles de precios. Nosotros decimos que no somos formadores de precios, aunque es una pequeña mentira, porque somos formadores en una parte. Trasladamos cuando podemos trasladar. Creo en la absoluta libertad de precios. Casi ridículo hablar de controles de precios”, manifestó. Esa frase hizo reaccionar a la vicepresidenta Cristina Kircher a través de las redes sociales.
Otro de los oradores del panel fue Carlos Miguens, del grupo que lleva su apellido, quien empezó su exposición preguntándose “¿por qué la Argentina fracasa?”. Para el empresario, en las últimas generaciones, cada una le fue entregando a la siguiente “un país peor” y agregó que una de sus frustraciones es “que a mis hijos les entrego un país peor del que yo recibí”.
Para salir de ese ciclo, Miguens llegó a dos conclusiones. La primera, es que la responsabilidad es de todos, y que “la Argentina no fracasa por culpa del vecino”. La segunda, aunque agregó que “es algo obvia”, que si el país continúa haciendo lo mismo “no vamos a encontrar resultados distintos”.
“Reconozco que la Argentina fue difícil de trabajar. La volatilidad ha hecho que uno que tenía una compañía que valía fortuna, al día siguiente no valga nada. Cada uno logró buscar soluciones individuales, sin pensar en el país. Muchas veces fue a costa del país. También está el tema de que venimos del peronismo, antiperonismo, kirchnerismo... no va más eso. Al final del día genera la famosa grieta, que la síntesis es mayor pobreza. No podemos resistir la pobreza que tenemos con el nivel de riqueza que tiene el país”, subrayó.
En ese aspecto, indicó que “son los políticos los que hacen las reglas”. No obstante, hizo hincapié que la sociedad es la encargada de “comprometerse a que se cumplan”. Las reglas del juego tienen que ser, por definición, clara. “Por eso lo que yo quiero es que sean consistentes en el tiempo”, completó.
A su turno, Paolo Rocca, titular del Grupo Techint, analizó el panorama mundial y el impacto de la invasión de Rusia a Ucrania. “El mundo no va a ser como antes. Hay mucha incertidumbre”, afirmó. Al respecto, se refirió a una “nueva unidad en Occidente”, que influye a Australia, Japón y “a veces” a la India, que surge con las sanciones económicas a Rusia y las decisiones militares.
“En ese contexto, Latinoamérica y la Argentina tienen que repensar la propia reinserción internacional. Estoy absolutamente convencido que hay que adoptar un punto de vista Atlántico, de mayor integración. En la Argentina tiene la gran responsabilidad, no oportunidad, de desarrollar los recursos energéticos, del agro y de la transición energética -como el litio-, para complementar y permitir al Occidente sustituir la provisión de energía y agro de Rusia y Ucrania”, alentó.
La polémica por la construcción del gaseoducto Néstor Kichner tampoco quedó fuera del panel. Rocca se defendió de las acusaciones del ahora exministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y afirmó que en la licitación de la obra “no hubo corrupción ni direccionamiento del pliego”.
“Puede que yo no simpatice aparte de la ideología, pero respeto un enfoque técnico cuando lo reconozco como tal. Y esto fue lo que se ha hecho. El sentido común se fue perdiendo en toda la múltiple grieta que tenemos por todos lados y creo que hoy está interviniendo la Justicia, secuestrando los pliegos y es muy probable que terminemos pagando en el invierno 2023 un gas a US$28, en lugar de US$4, que es lo que pagamos ahora”, se sinceró.
Los nueve mandamientos de Migoya
Luego, Martín Migoya, fundador de Globant, argumentó que la Argentina se encuentra ante una gran oportunidad. La crisis global permitió que los inversores vuelvan a mirar hacia Latinoamérica que “en cierta manera estaba olvidado, geopolíticamente hablando”. Por eso, es el momento de que la Argentina tiene que “ganar el centro del ring de nuevo”.
Para ese contexto, el empresario del unicornio tecnológico enumeró una tabla de “nueve mandamientos”, que los argentinos “solemos olvidar”. En primer lugar, mencionó que el país tiene que entender la magnitud “brutal” del cambio tecnológico que está atravesando el mundo, adoptarlo y saberlo aprovechar. Criptomoneda, inteligencia artificial y el metaverso, son algunas de las oportunidades. “¿Las queremos aprovechar los argentinos o no?”, alentó.
En segundo lugar, mencionó en cómo entrenar a los jóvenes para el futuro. Desde aspectos básicos como “que a los chicos no se les entumezcan las manos en el colegio” (por la falta de calefacción), hasta “empujarlos” a que estudien y progresen.
“Para mí educar a los jóvenes están importante como el tercer punto: hacer que se queden. La Argentina ha sido una máquina da expulsar, que no para. Como argentinos debemos de detener esa máquina de expulsar, porque no proveemos ningún tipo de futuro”, aseveró.
En lenguaje futbolístico, Migoya remarcó que el cuarto mandamiento pasa porque “dejen el arco quieto”. Siguiendo con el pedido de sus colegas para que el Gobierno no cambie las reglas del juego, le pidió a los políticos que “dejen las cosas como están si no las quieren o pueden mejorar”. El quinto punto viene de la mano del anterior: establecer principios básicos, que no cambien en los próximos 10 a 50 años, sin importar quién sea el presidente.
En sexto lugar, mencionó que el Estado tiene que “gastar responsable, como cada uno hace en su casa”. Así, se podría bajar la inflación y se dejaría de emitir dinero, estableciendo una moneda fuerte. El siguiente mandamiento se trata de “cómo hacemos para que estemos cada vez más unidos” y el octavo “pensar en grande; a la Argentina como potencia”.
Por último, Migoya aclaró que pensó en el noveno mandamiento “por su historia familiar”. Su madre, profesora de inglés; su padre, ingeniero. “En casa se vivía el mérito. Si estudiás, te va a ir bien. Si trabajas, te va a ir bien. Parece que ahora el mérito no va más. Obviamente, tiene que haber oportunidades, pero sin mérito no hay absolutamente nada (...). El mérito es casi como la antítesis del populismo. Mientras que el emprendedurismo confía en la gente, el populismo no lo hace. Yo creo en el esfuerzo, en el mérito, en el trabajo y en nuestra gente. Pero creo, principalmente, en el futuro de la Argentina”, cerró.
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