Favores. Son argentinos y ofrecen hotel y comida gratis a varados en México
Una larga cadena de favores. Eso fue lo que se inició cuando los empresarios argentinos Marcos Di Battista y Ramiro Fernández Pazos, ambos residentes en México desde hace más de 10 años, decidieron poner a disposición de manera gratuita un hostal inaugurado solo tres meses atrás y uno de sus restaurantes para los argentinos varados en ese país que, según Cancillería, son alrededor de 1500.
Apenas abrieron sus puertas al primer grupo de 28 varados empezaron a recibir mensajes de otros argentinos que viven en ese país. Algunos querían encargarse de la comida durante un día, otros ofrecían montar shows artísticos en el lugar para de entretenerlos, otros estaban dispuestos a ir a conversar.
"Nosotros somos argentinos y tenemos esa tendencia a extrañar o idealizar cosas de nuestro país. Tenemos un aplicación para ver televisión en vivo de la Argentina y nos conmovía mucho el aplauso de las nueve de la noche, que acá no sucede, o ver a la gente que recoge la basura por iniciativa propia", relata Di Battista, de 37 años, a LA NACION. "Nos empezamos a dar cuenta que como sociedad dependemos del aporte de cada uno; todos somos un engranaje y si una parte falla, empieza a fallar todo".
Di Battista y Fernández Pazos son socios desde hace cinco años y tienen dos restaurantes y un bar en ciudad de México. El hostal es su emprendimiento más reciente. Es una casa de los años 50 ubicada en Colonia Roma (el barrio que le dio nombre a la película de Alfonso Cuarón ganadora del Oscar, Roma), que restauraron y pusieron en alquiler vía Airbnb. El nombre del hostal, Bocanada, se explica en parte por un homenaje al disco de Gustavo Cerati y en parte porque es "un oasis de aire fresco en una ciudad cargada de caos".
Para poner sus instalaciones a disposición los empresarios se contactaron con la embajada argentina en México que, según cuenta Di Battista, encontraron "desbordada". Si bien intentan que la demanda se mantenga canalizada por esa vía, desde que se conoció su ofrecimiento mucha gente los contacta también de manera particular para ver si pueden hacerles un lugar.
El hostal se encuentra ahora ocupado por la primera camada de varados. Algunos de ellos son turistas que estaban de vacaciones en el país, pero otros son personas que quedaron allí luego de que sus itinerarios en avión terminaran de manera imprevista en la escala en México.
De la comida en el restaurante -que se llama Comedor de los Milagros y está a una cuadra del hostal- está a cargo su chef de siempre, que es peruano pero vivió muchos años en la Argentina, por lo que sabe adaptar el menú al gusto de los varados. "Hace empanadas en vez de arepas, se modera con el picante", ejemplifica.
El ofrecimiento de ayuda de los empresarios coincide con un momento en que todas sus fuentes de ingreso están virtualmente paralizadas. Según cuenta Di Battista, unas semanas atrás la actividad todavía se veía con un ritmo "bastante normal" en la capital mexicana. Esta semana, sin embargo, el escenario ya es otro.
Con el avance de la pandemia del coronavirus, y si bien en México no hay todavía una decisión oficial de aislamiento obligatorio como la que rige en la Argentina, la actividad comenzó a ralentizarse. Se ve poca gente en la calle y la mayoría de los restaurantes, por ejemplo, solo funcionan con delivery.
"El hostal no nos genera un costo adicional porque ya estamos pagando el alquiler del lugar y el gasto ya está hecho. Nos genera sí un costo de limpieza, pero es bajo. Nos quedan las cuatro comidas diarias, que hoy podemos ofrecer. Estamos destinando un presupuesto para que la gente lo pase lo mejor posible", cuenta y asegura que todavía no pensaron cómo van a financiar la ayuda si la situación se prolonga en el tiempo. "Por ahora, podemos hacerlo", resume.
Di Battista asegura que a medida que la iniciativa se empezó a conocer, otros empresarios argentinos que residen en Ciudad de México se pusieron en contacto para sumar su aporte. "Unos chicos que tienen un local de comida argentina mandaron empanadas un día para que nosotros no tengamos que cocinar y otro señor argentino que trabaja en una empresa también se ocupó y envió sándwiches", cuenta.
También fue un grupo que baila tango a ofrecerles un show, les llevaron cartas para armar "torneos de Chinchón" y un jugador de fútbol argentino que juega en Guatemala pero está ahora en México se ofreció para acercarse a conversar.
Sobre la gente que alojan, Di Battista dice que más allá de la buena predisposición y el sentido de comunidad que tienen, no están bien anímicamente. "Independientemente de la ayuda que reciban, están contando las horas para irse, no tienen paciencia -dice Di Battista-. Es una situación más compleja de lo que parece".
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