Fauba. Juan José Valla, el profesor brillante que amaba a las plantas
Profundo dolor provoco en la comunidad agropecuaria el fallecimiento del ingeniero agrónomo y profesor honorífico de la cátedra Botánica Morfológica de la Fauba, Juan José Valla. Oriundo de Mechita, Bragado, desde chico siempre se mostró entusiasmado con estudiar aquello que lo rodeaba: la agricultura y la ganadería.
De familia ferroviaria, pasó su niñez en contacto con la naturaleza: su padre era jardinero aficionado y fue quien le enseñó a injertar rosas y frutales. En un entrevista contó que cuando era joven y viajaba en tren nueve kilómetros desde su pueblo natal hasta Bragado para ir al colegio secundario pensaba: "Cuando yo sea grande voy a hacer agricultor".
Cuando terminó sus estudios, dejó su pueblo y se instaló en Buenos Aires para seguir Agronomía en la UBA, de la que nunca más se fue. Primero como estudiante, luego como ayudante de la Cátedra de Fitopatología hasta que finalizó la carrera.
Al exponer su tesina, el Ingeniero Lorenzo Parodi, miembro del jurado y a quien siempre había admirado, le ofreció un cargo docente en la Cátedra de Botánica. Recibido y graduado con Diploma de Honor, Valla se hizo profesor de la facultad.
Desde ese entonces hasta estos días, ha sido uno de los profesores más apreciados y reconocidos, transmitiendo, con enorme pasión, la "amable ciencia de las plantas". Sus clases -inolvidables para varias generaciones de ingenieros agrónomos, que colmaban las aulas de mayor capacidad para escucharlo- eran una fuente de saber más allá de las plantas.
Quienes lo conocieron , recuerdan como "Valla capturaba la atención de sus alumnos, que colmando las escalinatas y pasillos del aula de Bioquímica, reían a viva voz, aplaudían, compartían su asombro con sus compañeros". "Y recuerden mi nombre", decía, al final de las primeras clases. "Y para que nunca se olviden de mi nombre, recuerden que suena como el fruto carnoso y colorido, la baya, pero como yo ya estoy viejo se escribe con "v corta": Valla".
"El Profesor Valla atendía a cada uno como si fuera un conocido de muchos años, y lo llevaba a algún rincón a ver la floración reciente de alguna planta, o el crecimiento exuberante de alguna especie poco conocida. Siempre fue generoso con sus conocimientos, siempre tenía alguna curiosidad para compartir, una novedad para enriquecer nuestra vida", rememoraron.
Anécdotas, historias de viajes, teorías científicas, literatura, música y cultura en general que integraba la vida del hombre con las plantas, con los ambientes y con la producción agropecuaria, colmaban las horas del estudiantado.
"Siempre estuvo disponible para conversar unos minutos con cualquier alumno o vecino que llegase hasta él para escucharlo y hablar no solo de agronomía, sino también de astronomía, de música, de arte y de la vida. Desde hace mucho tiempo entendía la importancia de conectar el campo productivo, la ciudad y la educación", recordaron sus alumnos.
Su libro "Botánica. Morfología de las plantas superiores", editado por primera vez en 1979, constituye bibliografía de consulta básica para la mayoría de los programas de Botánica de las carreras de Agronomía del país. También es autor y coautor de Manual para el cultivo de las plantas, Árboles Urbanos Rioplatenses y Plantas Autóctonas de Argentina.
En el año 2011, la UBA lo distinguió con el premio "Grandes Maestros" junto a otros destacados profesores de la Facultad de Agronomía (Antonio Pascale, Julián Cámara Hernández, Carlos Vieites y Rolando León). En noviembre de 2012, el Consejo Superior de la UBA lo designa Profesor Honorario por votación unánime.
"Un docente debe ser ante todo un inspirador: debe enseñar con el corazón, para que el conocimiento cristalice. Si se apura, si hay poco tiempo, precipita, sin cristalizar", decía .
En 1979 publicó su libro "Botánica. Morfología de las plantas superiores", que constituye bibliografía de consulta básica para la mayoría de los programas de Botánica de las carreras de Agronomía del país. También es autor y coautor de "Manual para el cultivo de las plantas, Árboles Urbanos Rioplatenses y Plantas Autóctonas de Argentina".
En 2011, la UBA lo distinguió con el premio "Grandes Maestros" junto a otros destacados profesores de la Facultad de Agronomía y en noviembre de 2012, el Consejo Superior de la UBA lo designó Profesor Honorario por votación unánime.
Pasaron los años, y con más de 50 años como docente, seguía llegando a la facultad en su bicicleta por la Av. De las Casuarinas, saludando a todos con su mano levantada para dirigir el Jardín Botánico Lucien Hauman. Valla, de 90 años, era padre de dos hijas con nombre científico de plantas: Iris y Hebe
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