¿Existe un plan maestro?
El tema macroeconómico más importante desde la elección de octubre es el control de cambios. El Gobierno está a tiempo completo haciendo cuentas sobre la caja en dólares. Esto significa contar las reservas y acumularlas a partir de compras del Banco Central (BCRA), como sea, con el objetivo de pagar los vencimientos de deuda en dólares sin perder caja. Es a partir de esta ecuación, por definición superavitaria a partir del control de cambios, que se "nivela" la importación y queda un resto para los que siguen consiguiendo dólares al cambio oficial. No se trata de un "plan maestro". Es prueba y error, e ir viendo. No sin costos.
Al "programa" lo ayuda una soja a 500 dólares. Pero el control de cambios, que llegó para quedarse, y disponer de las cajas del BCRA a full (por la nueva Carta Orgánica) es "aun con la soja a 500". La economía mundial favorable (a la que curiosamente el Gobierno supone "desfavorable por la crisis europea") sigue ayudando un montón, aunque ahora "sólo" para contener el deterioro macro de la Argentina, no para oxigenar los superávit fiscal y externo.
Las otras cuentas de la macroeconomía que deberían ser tan importantes como contar las reservas, esto es el fisco, moneda, tipo de cambio y salarios, no están abandonadas, pero en "el modelo" han pasado a tener una relevancia secundaria.
No habrá tanto esmero en controlar el gasto público, contener la emisión de moneda, frenar la caída del tipo de cambio real y en ordenar las demandas salariales. No son comparables a la preocupación que puede generar la fuga de capitales y la reposición de reservas. En un caso, la reforma de la Carta Orgánica del BCRA que amplia el uso de la maquinita para financiar al Tesoro en pesos "soluciona" el problema. Pero dado que la maquinita no emite dólares, la reforma de la Carta Orgánica no sustituye el control de cambios.
Las consecuencias son claras: por un lado, se reduce el incentivo a desacelerar la suba del gasto público (desde ya los subsidios incluidos). Al tener "permitido" emitir moneda a un ritmo del 35% anual para financiar al fisco, es perfectamente factible que los precios suban al veintipico por ciento anual. No es ésta una visión monetarista ingenua ni ortodoxa, sino un análisis vinculado al actual estado de la economía. La caída del tipo de cambio real está "a la buena de Dios". Y sigue agrandándose la divergencia entre subas de salarios, tipo de cambio nominal y precios.
Por otro lado, y volviendo al foco del mercado cambiario, cualquier regla que se quiera inventar sobre reservas "óptimas", "mínimas" o "excedentes" relacionada con importaciones, PBI, deuda externa, etcétera, será una excusa intelectual ex post. La viabilidad práctica para usar las reservas para pagar la deuda en dólares estará dada por la eficacia del control de cambios para que el BCRA compre esos dólares, dado que el actual monto de reservas de US$ 47.000 millones (incluidos los swaps con el exterior) no es un número superlativamente alto para pagar la deuda sin reponer lo usado y no generar cierto escozor. Al fin y al cabo, es el mismo stock de reservas de 2008, mientras que en otros países como Chile, Brasil, México o Uruguay crecieron 70/80%. Por eso, la reposición de prepo de reservas con el control de cambios pasa a ser en "el modelo" un requisito ineludible para seguir pagando la deuda con el BCRA.
Para este ejercicio, calcular la "oferta neta de divisas" implicará por un lado "esperar" que la exportación y el endeudamiento externo de las empresas y las provincias anden bien y, al mismo tiempo, controlar la importación y la remesa de divisas. Cuanto mayor sea la exportación y más fluido el acceso a colocar deuda para que el BCRA compre dólares, será menos necesario ir tan a fondo con los controles, y viceversa: si la exportación y las colocaciones de deuda aflojaran, el control de cambios se tornaría todavía más restrictivo.
Por su parte, "nivelar la importación" consiste en frenar las compras en el exterior para ahorrar divisas sin "pasarse de rosca" y ahogar el nivel de actividad. Los recientes datos oficiales reflejan que la importación parece pisada en exceso. O el Gobierno levanta algo el pie de este freno o la economía se encaminará a una recesión en lugar de la desaceleración a la que va.
En conclusión, no hay plan maestro. Los pasos se irán dando sobre la marcha en función de lo que vayan dando los números y de los impactos no deseados de los controles. Y las correcciones también. En este sentido, y a modo de pregunta, ¿seguirá la importación comparativamente más pisada que las compras de dólares para atesoramiento, tal cual se ve en los números de los últimos meses? Parece un sesgo insostenible.
A corto plazo, los termómetros serán la evolución del nivel de actividad, la tasa de inflación o la brecha cambiaria entre el dólar oficial y los distintos dólares. A mediano plazo, la Argentina entró en un retroceso estructural que simultáneamente la aleja más aceleradamente de los países normales en el intento de "alargar la vida útil del programa".
El autor es economista.
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