Excartonero. Vivió en la calle, no tiene secundaria y da trabajo a 46 familias
"El corre camino" es una cooperativa fundada por Roberto "Coco" Niz que se dedica a la recolección de la basura que descartan grandes empresas y vecinos del barrio de Barracas. Emplea a 46 familias que estaban en situación de calle. Cada trabajador gana $5000 por semana por ocho horas diarias, y recicla entre 35 y 40.000 toneladas anuales de residuos ya clasificados: vidrio, aluminio, papeles, plástico, plomo, cobre y electrónicos.
El objetivo de la cooperativa para este año es duplicar el jornal semanal. Para eso, debe llegar a recolectar 100.000 toneladas anuales.
Con el tiempo, uno de los principales ingresos del emprendimiento fue la venta de escama de plástico que trituran con una máquina especializada en moler. La compraron en 2017. "Ahora podemos vender el plástico molido a $70 el kilo a diferentes empresas que se dedican a la fabricación de juguetes, tenedores, cuchillos y cucharitas de plástico. Antes lo vendíamos compactado a $20", comenta el fundador de la cooperativa, que nació en 2001, por la crisis.
"Es importante esta tarea que hicimos de reciclaje y sobre todo de reciclaje humano, porque nos permitió montar un proyecto que nos genere rentabilidad económica", cuenta Niz.
Todo nació de la extrema necesitad que tenía "Coco" Niz, quien en 2001 era un dirigente social, cansado de que lo manden a cortar calles, a cambio de un techo y comida para sus hijos. Ese mismo año decidió sumarse a los denominados "cartoneros" para tener un ingreso económico. Con el tiempo, determinó que debía emprender su propio proyecto, diseñó un modelo de inclusión social productivo y se volvió un contribuyente. Así nace el lema del proyecto: "Indigente contribuyente".
El paso siguiente fue comenzar a convencer a empresas de separar los residuos para que ellos los pasen a buscar en tiempo y forma. "Todos necesitábamos un trabajo para poder vivir con calidad y surge mi idea de construir un escenario digno para poder reconstruir nuestro tejido social. Con esa pretensión nace la cooperativa", dice la presidente de la cooperativa.
La rutina de trabajo comienza a las cinco de la mañana. Los trabajadores llegan a las seis. A las siete comienzan con la separación en origen. Un equipo sale a recoger los residuos, otro atiende los llamados de los vecinos y de las empresas. "Acudimos a la necesidad de cada uno, les retiremos las bolsas verdes a la hora previamente pactada". El emprendimiento cuenta con clientes como el hotel Faena Hotel, Sap, Direct tv, Unilever, Aeropuertos2000, el banco Santander. Pagan por el servicio $30.000 por mes y pasan a recolectar la basura tres o cuatro veces a la semana. Con más de 150 empleados fijos, el emprendimeinto hoy paga seguro de Accidentes de Riesgos de Trabajo (ART), puede afrontar el gasto de la factura de luz, logró blanquear el sector de recolectores urbanos y factura por las ventas que realiza. Son responsables inscriptos, pagan ganancias, IVA e ingresos brutos. "Tenemos una cooperativa dentro del marco legal basada en la ecología", dice Niz.
"Coco" tiene 12 hijos. Todos trabajan en diferentes oficios, algunos tienen sus propios proyectos, otro es delivery, otro soldador, otro albañil, y cinco de ellos son empleados de la cooperativa. "En la vida me pasó de todo, pero nunca me quebré. Siempre acudí a algo decente para fortalecer mi espíritu", dice el emprendedor y agrega que está muy contento con lo que pudo construir y que se siente un "misionero del reciclado".
Son las cuatro de la tarde de un viernes. "Coco" les pide a los trabajadores que paren y tomen un descanso para ir a comer.
"Tu basura es mi tesoro", repite siempre Roberto "Coco" Niz, que tiene un porte de maratonista, y no para ni un segundo de dar indicaciones a los trabajadores, ya sea para que estacionen bien los camiones que llegan repletos de basura o para pedir que apilen bien los bloques de basura ya clasificada y compactada.
Coco Niz tiene 63 años. Veinticinco años de su vida sin un techo, viviendo bajo un puente o en casas tomadas. No tiene estudios secundarios. Solo cursó hasta segundo grado. "No tengo muy en claro lo que quiero - dice Coco- pero si lo que no quiero, que es no volver a la calle. Por eso, inculco la responsabilidad del trabajo a todas las personas de la cooperativa, es la única manera de salir adelante".
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