Europa recorta las tasas y se juega sus cartas para reactivar la economía
FRÁNCFORT—El Banco Central Europeo sorprendió a los mercados financieros el jueves al anunciar un recorte de las tasas de interés y un nuevo plan de estímulo pese a la oposición del poderoso banco central de Alemania. La decisión deja en evidencia la urgencia de los esfuerzos para impedir que la baja inflación descarrile la recuperación de la zona euro.
Los anuncios derrumbaron la cotización del euro y, a su vez, impulsaron los precios de las acciones y los bonos.
También subrayaron los caminos divergentes que están siguiendo los bancos centrales de Estados Unidos y el Reino Unido, que evalúan un endurecimiento de la política monetaria, y del BCE y otras entidades de países europeos que se preparan para acelerar sus medidas de estímulo. EE.UU. y el Reino Unido han tenido expansiones más vigorosas que han generado más empleos que la zona euro. Asimismo, sus tasas de inflación son más cercanas a la meta de 2% que los principales bancos centrales consideran óptima para sus economías.
Mario Draghi, presidente del BCE, detalló una larga lista de acontecimientos preocupantes que llevaron a la entidad a tomar cartas en el asunto, como el estancamiento del crecimiento y una inflación demasiado débil. "En agosto, observamos un deterioro del panorama inflacionario a mediano plazo, un movimiento a la baja en todos los indicadores de inflación", mani-festó en una conferencia de prensa. "La mayor parte, si no es que la totalidad, de las cifras que se anunciaron en agosto sobre el PIB y la inflación mostró que la recuperación estaba perdiendo impulso".
El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, indicó el jueves ante un grupo de legisladores que el país, la mayor economía de la zona euro, podría no cumplir la meta de crecimiento de 1,8% fijada para este año, informó un líder par-lamentario de su partido. Hace dos meses, el funcionario había previsto excederla.
El euro cayó más de 1% frente al dólar para quedar en su nivel más bajo de los últimos 14 meses tras el anuncio del recorte de tasas del BCE.
Aunque el banco central ha reiterado que no tiene una meta respecto del valor del euro, el tipo de cambio se ha vuelto un canal de transmisión importante para que la entidad influya sobre la actividad económica y la inflación. Un debilitamiento del euro impulsa las exportaciones y agrega inflación mediante un alza de precios de bienes importados como el petróleo.
Los coletazos de la decisión del BCE ya se sienten en otras partes de Europa. El banco central de Dinamarca, un país que no forma parte de la zona euro, redujo el jueves una de sus principales tasas de interés y la dejó negativa, tras el anuncio del BCE. Al mismo tiempo, la caída del euro aumenta el riesgo de que el banco central de Suiza se vea obligado a defender el valor máximo que le permite alcanzar al franco suizo en relación al euro, dijeron algunos analistas.
Draghi pareció respaldar el reciente descenso del euro al resaltar que podría reducir "diferencias significativas y crecientes en los ciclos de política monetaria de las principales economías."
El BCE redujo su tasa de referencia en 0,1 punto porcentual a 0,05%. Además, recortó una tasa sobre los depósitos bancarios a territorio aún más negativo de -0,1% a -0,2%. El BCE pasó a ser en junio el mayor banco central en experimentar con tasas de interés negativas sobre los depósitos, una medida orientada a estimular a los bancos a prestar a otras instituciones en lugar de guardar su dinero en el banco central.
La entidad también anunció el jueves que comprará bonos cubiertos de los bancos y valores respaldados por activos e indicó que revelará más detalles al respecto en octubre.
Draghi, sin embargo, no dio luces sobre la dimensión del programa, pero aclaró que el objetivo del BCE es aumentar su portafolio de activos desde los actuales 2 billones (millones de millones) de euros a los 2,7 billones de euros que la institución tenía a inicios de 2012.
Una serie de desalentadores datos económicos llevó al banco central a redoblar sus esfuerzos. El Producto Interno Bruto de la zona euro se estancó en el segundo trimestre. Las economías de Alemania e Italia se contrajeron mientras que la de Francia registró un crecimiento nulo. Las encuestas realizadas entre empresas en julio y agosto apuntan a un magro comienzo del tercer trimestre y la tasa de desempleo en la zona euro ascendió a 11,5% en julio.
La inflación, por otra parte, apenas alcanzó 0,3% entre agosto de 2013 y de 2014, el menor nivel de los últimos cinco años. La cifra está muy distante de la meta del BCE de poco menos de 2% a mediano plazo y ha generado temores de que la zona euro podría sufrir un período de precios débiles o en caída, lo que socava tanto el crédito como la inversión.
La zona euro acusa un rezago importante frente a otras economías desarrolladas como EE.UU. y el Reino Unido, cuyos bancos centrales han combatido los efectos de la crisis financiera global con más energía en un empeño por estimular sus economías e impedir que caigan en deflación.
El objetivo se logró con compras a gran escala de bonos soberanos y, en el caso de EE.UU., valores respaldados por hipotecas. El objetivo de estas políticas, conocidas como relajación cuantitativa, es reducir las tasas de interés de largo plazo.
Tras las decisiones del jueves, el BCE ha hecho casi todo lo que está a su alcance sin recurrir a medidas drásticas como las compras de bonos soberanos, dice Nick Matthews, economista de Nomura y quien fue uno de un reducido grupo de economistas que predijo el recorte de tasas del jueves.