Europa pone reversa con los autos contaminantes
El escándalo de los motores diésel de VW deja al descubierto múltiples conflictos de intereses
La lucha para reforzar las normas para las pruebas de emisiones luego del escándalo con los motores diésel de Volkswagen AG está dejando al descubierto un sistema en el que los fabricantes de automóviles pagan a las mismas empresas que prueban y certifican sus vehículos.
Este sistema se basa en el uso de los "vehículos de oro", prototipos básicos que los fabricantes de automóviles envían a las firmas de pruebas para su inspección. Esta práctica, que ejecutivos de las automotrices y las empresas de pruebas dicen que está muy extendida, permite que los modelos sean probados antes de ser equipados con sus elementos finales, desde los asientos traseros a los neumáticos con banda de rodadura más pesados, lo que aumenta la eficiencia del combustible y reduce las emisiones.
"Es como la preparación para una carrera importante. Los afinamos y mimamos [a los autos] como si fueran sementales", reconoció un ejecutivo de uno de los fabricantes más importantes de Europa, quien agregó que las fábricas nunca usan vehículos elegidos al azar de las líneas de ensamblaje para esas pruebas.
La relación entre fabricantes y empresas de pruebas plantea interrogantes sobre el grado de proximidad que puede existir entre ambos sin que esto influya en los resultados. El miércoles, el gobierno francés anunció planes para probar 100 vehículos seleccionados entre propietarios de automóviles y agencias de alquiler de vehículos.
Los ejecutivos de la industria y de las empresas de pruebas dicen que el uso de vehículos de oro y otras prácticas no equivale a hacer trampa, porque no están prohibidas por la normativa europea.
"Un cliente paga por las pruebas, no por los resultados de las pruebas. Si fuéramos laxos... perderíamos nuestra licencia y por lo tanto nuestro negocio", dijo el ejecutivo de una compañía de pruebas en Alemania.
Los representantes de Volkswagen y PSA Peugeot Citroën indicaron que las empresas necesitaban tiempo para estudiar el tema antes de comentar. Fiat-Chrysler Automobiles NV y Renault SA se negaron a referirse al tema y Daimler AG no pudo ser contactada para hacer comentarios.
BMW AG dijo que "no manipula ni influye en ninguna prueba de emisiones" y que estaría "dispuesta a hablar sobre los procedimientos de prueba con todas las autoridades pertinentes y a poner a todos nuestros vehículos a disposición para pruebas en cualquier momento."
Organizaciones de supervisión y grupos ambientalistas dicen que los lazos comerciales entre fabricantes de automóviles y empresas de pruebas permiten a los primeros ejercer demasiada influencia sobre los resultados de las pruebas.
"Una automotriz es libre de elegir quién hace la revisión, y las firmas de prueba son empresas comerciales que dependen de los fabricantes", dijo Jos Dings, director del grupo ambientalista Transporte & Medio Ambiente, con sede en Bruselas. "No hay ningún incentivo para ser duros con los fabricantes de automóviles", añadió.
La Unión Europea fija las normas para las emisiones que rigen en el bloque, pero no tiene una autoridad como la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. para llevar a cabo controles específicos que puedan detectar abusos.
Las reglas de la UE requieren que las revisiones tengan lugar en un laboratorio bajo condiciones controladas para que los resultados no varíen de país en país, pero no exigen que los autos de prueba estén totalmente equipados.
Las reglas especifican las pruebas que deben realizarse durante el proceso de fabricación—antes de que los nuevos modelos salgan a la calle—, pero expertos de la industria dicen que esas pruebas rara vez se realizan. Un portavoz de la Comisión Europea no respondió a solicitudes de comentarios.
La UE ha comenzado a implementar un nuevo requisito que entrará en vigencia en 2016, según el cual los fabricantes deberán realizar una prueba que mide la cantidad de contaminantes que los autos emiten cuando son conducidos en carreteras reales, pero estas pruebas de emisiones aún no determinarán si un nuevo modelo es aprobado para su venta en la región.
Debido a que la ejecución de la normativa está a cargo de los gobiernos nacionales, varía de país en país, fomentando estándares que algunos analistas dicen que son laxos y fáciles de manipular. Los autos aprobados en un país pueden venderse en toda la UE.
En Francia, los fabricantes de automóviles confían en una sola empresa de pruebas, UTAC, mientras que la supervisión del proceso está a cargo de las autoridades nacionales de ambiente y transporte, dijo François Roudier, portavoz de CCFA, una asociación francesa del sector. Marie-France Mutti, portavoz de UTAC, declinó hacer comentarios. "Estamos trabajando en nuestros protocolos", aseveró.
Una vez que una empresa certifica un modelo, dijo Roudier, los autos no son sometidos a nuevas pruebas, a menos que el motor sea modificado en una actualización del modelo, añadió.
En Alemania, la autoridad federal de transporte, KBA, certifica los nuevos modelos. Pero el organismo, que es supervisado por el Ministerio de Transporte, no tiene sus propias instalaciones de prueba y acude a al menos cuatro empresas privadas: Tüv Süd, Tüv Nord, Tüv Rheinland, Dekra.
KBA puede elegir qué compañía inspeccionará un nuevo modelo. Pero la autoridad a menudo asigna a la misma empresa que trabaje con un fabricante de diferentes modelos, dijo un funcionario de una compañía de pruebas, quien agregó que las pagan por la revisión.
Un área particular de atención en las revisiones son los neumáticos. Los vehículos utilizados en las pruebas están equipados con neumáticos especiales que no duran mucho tiempo en las carreteras reales, pero que proporcionan una resistencia mayor durante las pruebas de laboratorio.
—Christopher Alessi y Gabriele Steinhauser contribuyeron a este artículo.
The Wall Street Journal