Europa lastra a las empresas de EE.UU.
Whirlpool lleva tres años tratando de reducir 500 empleos y sigue esperando
El año pasado, Whirlpool Corp. demoró ocho meses en cerrar su fábrica en la que trabajaban 1.000 personas en Fort Smith, Arkansas, en medio de una caída en las ventas. En Italia, el mayor fabricante de electrodomésticos del mundo ha intentado durante tres años eliminar 500 empleos, con un éxito parcial.
El contraste explica en parte por qué las ganancias del negocio de Whirlpool en Estados Unidos, México y Canadá se han disparado, mientras que la división europea sigue sumida en pérdidas. Durante la crisis financiera, las empresas estadounidenses recortaron costos en casa y han incrementado sus ganancias a pesar de la tibia recuperación en América del Norte.
Sin embargo, las mismas compañías siguen batallando para poner a dieta sus operaciones en Europa, que se han visto afectadas por la rigidez de los mercados laborales, altos costos de nómina y las susceptibilidades políticas a los despidos en países donde el desempleo supera los dos dígitos. Europa es "el lugar más lento del mundo" a la hora de recortar costos, apuntó en una entrevista Jeff Fettig, presidente ejecutivo de Whirlpool. El continente tiene unos de los mayores costos de manufactura en el mundo y reducir la capacidad "toma más tiempo y cuesta más" que en EE.UU., indicó.
Los sindicatos señalan que la severidad de la recesión y el alza del desempleo los obligan a ser más agresivos en las negociaciones con las empresas. "Dado lo dolorosa que es la crisis, si perdemos empleos en una empresa líder con muchos trabajadores, es difícil por no decir imposible encontrar una alternativa para esta gente", afirmó Salvatore Barone, represen-tante de CGIL, el mayor sindicato de Italia. Barone manifestó que el sindicato lleva a cabo conversaciones con 150 compañías sobre hasta 150.000 despidos, el triple que hace cinco años.
El deterioro de las economías reales de la zona euro ha sido mayor de lo previsto y las empresas estadounidenses están hallando que sus filiales europeas se han convertido en un gran lastre sobre sus ganancias. Los problemas en Europa hicieron que los resultados del primer trimestre de compañías como Xerox Corp. e International Business Machines Corp. estuvieran por debajo de los pronósticos.
Eaton Corp., un fabricante de partes eléctricas e hidráulicas, se ha beneficiado del repunte inmobiliario en EE.UU., pero sigue sufriendo en Europa, sobre todo en su negocio de autopartes. Hace unos meses, Eaton preveía un descenso de 2% del mercado europeo de automóviles en 2013. Ahora anticipa un declive de entre 6% y 7%.
La resistencia de los sindicatos se ha transformado en uno de los principales obstáculos. Caterpillar Inc. intenta eliminar 1.400 empleos en una planta en Bélgica cuyos costos operativos son tan altos que, según dice, le saldría más barato importar excavadoras y cargadoras que fabricarlas allí.
Ford Motor Co., que proyecta una pérdida de US$2.000 millones en Europa este año ante la severa caída en las ventas de autos, planea cerrar tres plantas en el continente para 2014. Ambos anuncios provocaron manifestaciones de los sindicatos mientras que los respectivos gobiernos pusieron el grito en el cielo.
Algunas empresas estadounidenses han decidido tirar la toalla, lo que se explica en parte por la lentitud de los cambios.
El gobierno italiano contempla varias medidas para flexibilizar el mercado laboral, como facilitar que las empresas contraten empleados a medio tiempo y un plan para suplementar los ingresos de los trabajadores cuyos empleos son temporalmente suspendidos.
De todas formas, el contraste entre la reestructuración de los negocios de Whirlpool en América del Norte y Europa subraya las dificultades que presenta la zona euro.
Las ventas totales de electrodomésticos han descendido 25% desde 2007, conforme menos personas compran nuevas viviendas y los propietarios reemplazan las lavadoras de platos y hornos solamente cuando dejan de funcionar. Al mismo tiempo, los precios de los aparatos fabricados por competidores de bajos costos como la turca Arçelik AS son hasta 70% menores que los de Whirlpool en Europa.
En EE.UU., Whirlpool cerró plantas y recortó más de 11.000 empleos a partir de 2007, un proceso que completó en alrededor de un año.
En Europa, el mismo proceso toma entre dos y tres años. Whirlpool ha demorado tres años, hasta ahora, en eliminar unos 4.000 empleos en el Viejo Continente.
"Europa es difícil", reconoció Fettig, el presidente ejecutivo de Whirlpool. Si la demanda sigue cayendo, "tendremos que hacer algo más" para reducir costos en Europa.