Finanzas: inversores atentos a los avances que pueda hacer el Gobierno para reestructurar la deuda
Tal como se esperaba, el verano cobra intensidad. Los mercados externos se ven presionados a una corrección y renacen los temores de una recesión -ya no fundamentados en la guerra comercial-. No es algo que deba sorprender. En lo local, el juego es otro muy diferente. Las negociaciones de la deuda nacional y provincial ocupan la atención de los inversores, y a la ambición del Gobierno se la toma con desconfianza. El juego se irá abriendo de todas formas, en solo cuatro o seis semanas.
Deuda: se aceleran los tiempos
La cuenta regresiva se activó esta semana: el Congreso avanza rápidamente con el proyecto de ley de Restauración de la Sostenibilidad de la Deuda Externa. Mientras tanto, se conoció el cronograma de las negociaciones y la reestructuración. Se destacan acá tres fechas claves: 1) entre el 12 y el 17 de febrero se presentarán los lineamientos del análisis de sostenibilidad de la deuda pública -permitirá analizar proyecciones de resultado fiscal, crecimiento, etcétera); 2) en la segunda semana de marzo se lanzará formalmente la oferta; y 3) a fin de marzo termina el período de aceptación. En principio, solo dos semanas estará abierta la posibilidad de adhesión, lo que da la sensación de una agenda "ambiciosa" a cumplir.
Esta agenda, que irá teniendo impacto en las cotizaciones, debe analizarse junto con otros dos factores más de cortísimo plazo. El primero, las visitas de Fernández a Europa y de Guzmán al Vaticano, buscando apoyos externos y del FMI. El segundo, el probable default de la provincia de Buenos Aires, que no podrá evitar ruidos sobre las negociaciones soberanas. Aquí, el 5 de este mes se podría declarar el default, y desde ahí el juego acelerarse de forma peligrosa para la situación financiera de la provincia.
Los FCI, en camino a su recuperación
El patrimonio de los fondos comunes de inversión (FCI) superó el billón de pesos. Medido en CCL (contado con liquidación), serían cerca de US$12.000 millones, recuperándose desde US$10.200 millones de agosto, pero en un nivel de casi un tercio de los US$34.000 millones de agosto de 2018. No hay producto que resista la comparación con el comportamiento del dólar.
La estructura, por su parte, cambió. Los money markets (liquidez) explican hoy más del 45%, aun con sus rendimientos en caída. Hoy rinden en torno al 30% anual, pero el movimiento rápido que permiten es una ventaja en contraposición a un plazo fijo, cuando la coyuntura no está del todo despejada. Otro 33% se encuentra en renta fija, del cual los T +1 que se identifican con bonos en pesos, letras (Lecap y Lebad) y ON (obligaciones negociables) suman unos $82.000 millones (o 25% del total de $328.700 millones que suman estos fondos).
La búsqueda acá está en el rendimiento, en momentos en que el escenario está despejándose para la deuda en pesos. Con subas de entre 3% y 10% en promedio en el último mes dependiendo de la cartera, y un riesgo en baja, vuelvan a posicionarse como una opción. Eso sí: hay que ser selectivo.
Los riesgos del coronavirus
En un marco de volatilidad, cualquier noticia por fuera de cómo evoluciona el llamado coronavirus pareció quedar deslucida para los inversores. Incluso la reunión de la Reserva Federal y el testimonio de Jerome Powell fueron leídos en este sentido. La mayoría de los análisis se enfoca en cuál será el impacto del coronavirus sobre el crecimiento, que tiene como el recuerdo más cercano lo sucedido en 2002/2003 con el SARS. Según las estimaciones, el costo del SARS fue de entre US$30.000 millones y 60.000 millones en la economía mundial. Algunos cálculos apuntan a que China dejó de crecer un 1%. No obstante, el efecto fue efímero en la actividad, y también en los mercados.
Actualmente, se habla de una tasa de mortandad más baja que en esos años, pero con mayor tasa de contagio y con una diferencia no menor: China hoy explica el 16% del PBI del mundo. Así, comienzan a leerse cada vez más informes de bancos de inversión con diferentes estimaciones. Se supone que esta problemática impactará algo en el primer trimestre, pero que se logrará remontar rápido con las políticas de estímulo monetario y aumento del gasto público.
Indicadores internacionales
Los principales mercados internacionales cerraron la semana en baja y esta corrección podría profundizarse si no encuentra catalizadores positivos fuertes de corto plazo. El movimiento no debería sorprender, aunque la razón que lo fundamenta estaba fuera de toda agenda. Si se buscan referencias, el S&P500 podría ir a testear la zona de 3200/3210 puntos -una caída de 4% desde los máximos-, que de profundizarse podría ir a los 3100//3050.
Por su parte, el VIX (índice de volatilidad) volvió a saltar a la zona de entre 16% y 18%, por primera vez desde septiembre del año pasado. Mientras que el petróleo aceleró su caída, volviendo a la zona de US$52 (desde los US$64 de hace un mes). El renovado temor a una recesión también se reflejó en puntuales reversiones en algún tramo de la curva de bonos americana, a la vez que también presionó a una caída generalizada de las tasas. En este marco, en la semana se estima que se mantendrá alta la sensibilidad. Más allá de la epidemia, se sumarán temas políticos y algunos datos económicos relevantes para seguir midiendo la desaceleración económica. A la vez que, en lo corporativo, los balances seguirán marcando la selectividad.
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