Estatales, funcionarios y gremios, entre los pocos que mantuvieron sus ingresos
Pasaron poco más de 120 días de cuarentena y gran parte de los asalariados sufrieron suspensiones, quitas, sueldo en cuotas y aguinaldo escalonados. Muchos de los cuentapropistas y comerciantes aún no han podido regresar a la actividad; todos perdieron ingresos. Lejos de este universo hay dos sectores que han podido repeler el ajuste: los estatales, dentro de los que se cuentan los funcionarios, y los gremios.
Los esfuerzos no han sido equitativos. El sector privado realizó un enorme ajuste durante la cuarentena. Y si bien el Gobierno estableció un cepo laboral, que impide despedir trabajadores, se perdieron en abril 364.000 puestos de trabajo en comparación con marzo. Además, una gran proporción de los que se mantuvieron en las nóminas en blanco registraron quitas.
Pero ni el Estado ajustó ni los gremios. "Tengo un Gobierno de ministros y funcionarios que no tienen fortunas, no tienen cuentas en el exterior, no tienen bienes, no tienen empresas: realmente viven de su sueldo. Los llamo a cualquier hora y atienden. Sé que los funcionarios no están robando la plata", sostuvo el presidente Alberto Fernández en una entrevista con Radio Mitre a principios de abril. El debate se canceló y los funcionarios jamás se quitaron un peso de su ingreso.
Los otros que no pusieron un centavo son los gremios. La historia de los sindicatos está firmada, sellada y rubricada en laresolución 397 del Ministerio de Trabajo. Allí se le dio legalidad al acuerdo entre la CGT , la Unión Industrial Argentina (UIA) y el Gobierno para que varios sectores del mercado laboral realicen suspensiones y reduzcan el salario de bolsillo haciéndolo no remunerativo.
Ahora bien, ese acuerdo estableció que se debe pagar sí o sí la obra social y los aportes sindicales. Es decir, mientras todos cobraron menos, los gremios se aseguraron mediante una resolución que no haya ninguna quita en sus ingresos. "El monto que los empleadores deberán abonar como prestación no remunerativa no podrá ser inferior al 75% del salario neto que se hubiere correspondido al trabajador en caso de haber laborado. Sobre este monto deberán realizarse la totalidad de los aportes y contribuciones por la ley 23.660 y 23.661 y el pago de la cuota sindical", dice la norma que los sindicalistas redactaron junto con el Gobierno y los empresarios para mantener el tamaño de la billetera. La consolidación fáctica de un dicho popular: "La tuya está".
No sólo hubo merma de ingresos sino que mientras el sector privado se achicó el estatal creció. En la comparación interanual entre abril de este año y de 2019, el sector público sumó 30.400 trabajadores mientras que el sector de trabajadoras de casas particulares perdió 19.600 puestos de trabajo y el número de asalariados privados mostró una caída en abril de 321.000 personas que se suman a la baja de 91.000 que se registró en marzo.
"El 74% de las pérdidas son de empleo asalariado formal, el de mayor productividad –dice Juan Luis Bour, economista jefe de FIEL, en un artículo publicado en el boletín de la fundación–. Es probable que la reducción de empleo acumule a junio algo más de 600.000 puestos desde diciembre, si se considera que el sector no formal ocupa a poco más de 8 millones de personas y que la probabilidad de pérdida de empleo es mayor que en el sector formal. Los datos de cuentas nacionales indican que en 2002 la ocupación promedio anual (formal e informal) se redujo en 916.000 puestos respecto de 2001, con una ocupación que era un tercio menor. La actual combinación de pandemias que enfrentamos podría eliminar bastante más de un millón de empleos entre 2020 y 2021".
En Ecolatina las proyecciones son similares. "Pese a la ayuda estatal (ATP), la crisis del mercado laboral se habría agravado en los últimos meses, incluso en ausencia de un cierre masivo de establecimientos productivos. Los sectores no esenciales, la construcción y restaurantes y hoteles serán los más perjudicados en un contexto que también afecta a la industria y el comercio (rubros muy relevantes en términos de empleo formal).".
Las preguntas sobre las consecuencias de la cuarentena en el mercado laboral se suceden. La principal es saber si aquellas actividades que estuvieron impedidas de trabajar podrán volver a pagar aquellos sueldos más las contribuciones a la seguridad social que aportaban antes de la cuarentena. Una cuenta rápida muestra que por cada $100 pesos que veía estampado en su recibo de sueldo un trabajador –significan $83 de bolsillo–, el empleador tenía un costo de al menos, $127. La seguridad social hizo su aporte ya que en los casos en que se aplicó la suspensión se dejaron de pagar las contribuciones patronales. El trabajador, perdió cerca del 25 de su sueldo neto y el resto se pagó entre el empleador y el Estado mediante los ATP.
Nadie sabe si por el sólo hecho de empezar a abrir ese monto podrá ser absorbido nuevamente o si el mercado ajustará en número de asalariados. Mientras, al día 122 de la cuarentena todos hicieron su aporte menos los gremios, los estatales y los funcionarios. Ya se dijo, pero vale repetirlo: "La tuya está".
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