Estanislao Bachrach: "El 95% de las decisiones son emocionales"
Experto en biología molecular, convirtió su conocimiento científico sobre el cerebro en consejos prácticos para lograr un buen desempeño en el trabajo
Como orador, hechiza a la platea con su lógica hiperactiva sobre el funcionamiento del cerebro, una materia en boga en el ámbito de los Recursos Humanos. Por qué cuesta sentarse a trabajar cuando algo requiere de una concentración especial; cómo combatir el estrés; qué define a una persona inteligente; cuál es el plan más eficiente para manejar la propia energía. A estos temas se dedica Estanislao Bachrach, recientemente contratado por la Unión Europea para ayudar a optimizar resultados en su proceso de transformación hacia un manejo más eficiente de sus recursos.
Tiene un CV que lo respalda. Experto en Biología Molecular (UBA), con tesis doctoral en la Universidad de Montpellier, Francia (a través de una beca del gobierno francés), y 5 años de experiencia en Harvard como docente e investigador, "algo bastante fácil de conseguir cuando tenés un doctorado, porque los americanos eligen trabajar en empresas privadas y las universidades suelen tener posiciones abiertas, y los latinos somos muy bien considerados ahí", dice.
Hoy es profesor de Liderazgo e Innovación en la Universidad Torcuato Di Tella, autor de AgilMente y un asiduo orador en jornadas relacionadas con liderazgo e innovación como el Human Camp, realizado la semana última. También es asesor de empresas en el plano de los RR.HH., un campo de acción que conoce muy bien y que resume: "Dos tercios de los empleados la pasan mal y no están involucrados con su trabajo, según varios estudios internacionales. Hay que trabajar mucho sobre esto".
–¿Cómo se conecta la biología molecular con el mundo del trabajo?
–La biología en general y la neurociencia en particular, es decir, el estudio de cómo funciona el cerebro, han tenido grandes avances tecnológicos, sobre todo en los últimos diez años. Los científicos y médicos tenemos más herramientas para entender cómo funciona la cabeza. Hoy podemos entender cómo es un cerebro funcionando en el día a día laboral: cuándo gasta más o menos energía, cuándo se distrae y por qué, cuánta información puede contener sin que la olvidemos, cómo es un día eficiente.
–Hoy, el tema de la creatividad está muy de moda en las organizaciones. ¿Cómo se relaciona con el funcionamiento del cerebro?
–La diferencia la hace la gente a través de sus ideas, ya que la tecnología es muy parecida en todos lados. La creatividad es un área del cerebro que está definida. La neurociencia hoy entiende y sabe que es bueno tener muchas ideas para tener más posibilidades de que algunas sean buenas.
–¿Es verdad que las personas no cambian?
–Absolutamente mentira.
–¿El cerebro se cansa? ¿Cómo se regula el gasto de energía?
–Lo más sencillo es pensar las actividades según su gasto de energía. Normalmente se llega al trabajo a la mañana, se pasa mucho tiempo contestando mails y después se pasa a los proyectos importantes. Esto es un error, hay que empezar por lo más importante al comienzo del día, que es cuando tenemos más energía.
–Con respecto a los jefes, ¿cómo pueden lograr más eficiencia en sus equipos?
–Uno de los mayores problemas de las organizaciones son los jefes. Es el motivo número uno del mundo del me quiero ir de la empresa. El salario es el número cuatro o cinco. Una de las grandes problemáticas con el jefe es que a él le fue bien por una forma de trabajar en particular, la suya. Hay curvas medidas según dos neurotransmisores que marcan la eficiencia del cerebro. Quizás una persona necesita más de estos neurotransmisores que otra.
–¿Cómo se traduce en el trabajo?
–Uno necesita más presión para trabajar bien, otro no tanto. El jefe no debe tratar a todos por igual, sino sacar lo mejor de cada uno.
–¿Hay un tiempo estipulado para trabajar con concentración?
–Unos dicen 20 minutos, otros media hora; después te tomás un recreo. Creo que lo más importante no es cuánto tiempo se trabaja, sino que ese tiempo sea eficiente, sin distracciones y al ritmo de cada uno.
–¿Cuál es la base del estrés?
–Nosotros usamos una parte muy chiquita del cerebro para trabajar que se llama el córtex, que es justamente lo que nos hace distintos a los animales. Es el que nos permite planear y tomar decisiones, resolver problemas y lo que usamos todo el tiempo en el trabajo. Ahora es pequeño, no pueden entrar muchas cosas ahí. Cuando la gente dice estoy estresada es porque puso más problemas o proyectos o desafíos de los que literalmente entran en ese lugar. No da abasto.
–¿Cuál es la consecuencia?
–Se suceden los olvidos o las resoluciones erróneas.
–¿Algún consejo para evitarlo?
–Una de las grandes lecciones que las neurociencias tomaron de los ejecutivos exitosos fue estudiar cómo hacen para organizar su día. Se comprobó que en realidad no se plantean más de cuatro desafíos por semana. Para ellos la prioridad es priorizar. Cuando todo es urgente e importante el cerebro se planta.
–¿Lo mejor es enemigo de lo bueno?
–Cuando algo va bien, no se prueba algo mejor. Esto se deja para cuando la cosa va mal. Pero lo que le digo a los ejecutivos es: "A vos te va bien, sos exitoso, pero animate a probar de esta forma con el tema de las distracciones, de la energía, de los proyectos y vas a ver que te va a ir mejor". Si lo hacen, no tardan en decirme estoy menos cansado.
–Quienes trabajan llegan a su casa con poca cantidad de energía, la que les queda para su familia.
–Es verdad. Uno de los grandes cambios que se pueden implementar para que eso no pase es hacer un break entre la vuelta a casa y la interacción con los hijos. Yo sé que es muy difícil, pero no imposible. Por ejemplo volver a casa caminando, o llegar a casa, tirar las cosas e ir a caminar media hora y volver. Descansar y comer bien recargan las pilas, y la actividad física también. Algunas personas salen a caminar con sus hijos o su pareja cuando llegan del trabajo, o con el cochecito del bebe.
–¿Qué hay de cierto en la inteligencia emocional?
–El 95% de las decisiones que tomamos todos los días son emocionales. Cuando una persona de RR.HH. dice incorporé a esta persona porque tenía un currículum excelente, parece una decisión racional; sin embargo pasaron otras cosas a la hora de la decisión que fueron emocionales. Desarrollar la inteligencia emocional significa conocerse. Para eso hay un montón de disciplinas: psicoanálisis, coaching, cura, rabino, meditación, un libro, un mejor amigo... Cuanto más te conocés, más eficientemente vas a accionar.
–¿Qué define a una persona inteligente?
–Es una respuesta personal. Para mí es alguien que hace lo que le gusta y lo hace bien.
–¿Y qué define a un talento?
–Está relacionado con disfrutar lo que se hace. Para mí, también personalmente, talento es una vida equilibrada entre el trabajo y la vida fuera del trabajo. El rol del líder es saber qué le gusta al empleado y qué hace bien.
–¿Cómo surgió la idea de cambiar la investigación en biología por la asesoría en RR.HH.?
–Yo estudié biología durante 17 años, 7 en la UBA, contando el CBC, 5 de doctorado en Francia y 3 años de posdoctorado en Boston, más dos de profesor ahí. Cuando terminé me di cuenta de que quería cambiar de rumbo, que no quería vivir como un biólogo de laboratorio. Entonces tuve una gran crisis, atravesé un gran cambio generado por una situación de desconcierto. No era feliz.
–La crisis llevó al cambio.
–El mensaje es: No hace falta decidir ahora, se puede cambiar a cualquier edad. Naturalmente eso implica trabajo, esfuerzo, dolor, que después se ve recompensado con el hecho de hacer lo que te gusta.
–Pero a veces no es fácil darse cuenta de qué es lo que a uno le gusta y además hace bien.
–Creo fervientemente en tres palabras. Una es juego, que lo que hagamos tenga algo lúdico. Otra es pasión, algo tenés que tener que te apasione. Como padres no hay que coartar la pasión en los hijos, aunque sea juntar estampillas. Muchas veces pensamos para qué le sirve esto, tendría que estar estudiando inglés, pero justamente ahí puede estar la clave de su futura felicidad. Y la última palabra propósito, aquel con el que se hacen las cosas, un sentido un poco más noble, que mire hacia los demás, que sea una contribución.
–¿Quiénes fueron influencias en su vida?
–A mi madre le gustaba la genética, y mi padre expresaba el deseo de que yo estudie algo, mucho. Lo que hice fue convertir el conocimiento como biólogo en lo que hago hoy que me apasiona, tratar de aportar conocimiento para que la gente se sienta mejor.
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