Estadounidenses: no subestimen el problema de la inflación
Entre setiembre y octubre pasados, en promedio los precios al consumidor aumentaron 3,5% en la Argentina, y 0,9% en Estados Unidos; mientras que en los últimos 12 meses las subas fueron de 52% y 6,2%, respectivamente. Por aquello de que es noticia que un ser humano muerda a un perro, pero no lo es que un perro muerda a un ser humano, los interrogantes se concentran en lo que está ocurriendo en Estados Unidos, y cómo nos puede afectar a nosotros.
Sobre esta cuestión conversé con el japonés Kenneth Kenkichi Kurihara (1910-1972), quien estudió en la universidad de Iowa y enseñó en Princeton, Rutgers y en la Universidad Estatal de New York. Introducción a la dinámica keynesiana, que publicó en 1956, era uno de los libros “de cabecera” que Felipe Santino Tami utilizó en el curso de macroeconomía que tomé en la UCA, en 1962. ¿Por qué tanta necesidad de explicar lo que John Maynard Keynes dijo en el libro que publicó en 1936?
–La teoría general de la ocupación, el interés y el dinero (LTG), probablemente el único texto original que leen los estudiantes de economía, generó y genera múltiples interpretaciones. ¿Cómo puede ser, dado que Keynes escribía muy bien, como lo prueban las biografías que publicó sobre Alfred Marshall o Thomas Robert Malthus?
–Porque LTG fue escrita en circunstancias dramáticas, los peores años de la Gran Crisis de la década de 1930. Además de lo cual, Keynes se infartó en 1937, vivió nueve años más con serios problemas de salud, y encima ocupado en diseñar el Fondo Monetario Internacional y afrontar los importantes y urgentes problemas económicos que sufrió Inglaterra durante la Segunda Guerra Mundial. Mi obra fue publicada dos décadas después de que LTG viera la luz, así que probablemente pertenezca a la segunda generación. Su compatriota Raúl Federico Prebisch escribió otra.
–Antes de entrar en materia, usted se ocupó de divulgar la obra de Osasmu Shimomira.
–Así es, porque fue injustamente olvidado. George Tait Edwards cuenta que en 2013 les preguntó a la Biblioteca Británica y a la del Congreso de Estados Unidos, cuántos de los ocho trabajos principales de Shimomura tenían en su acervo. Esta última contestó que siete, la primera que ninguno. Una pena.
–¿Por qué?
–Porque varias economías asiáticas han usado, y siguen usando, una comprensión superior del proceso de crecimiento económico, para conseguir sus objetivos y aprovechar las ganancias del comercio; y estoy convencido de que dicha comprensión superior se basa en el análisis que Shimomura realizó de la política económica puesta en práctica por Franklin Delano Roosevelt en Estados Unidos, entre 1938 y 1944. Shimomura es probablemente responsable del éxito económico de cuatro países: Japón, Corea del Sur, Taiwan y China.
–En Estados Unidos, en los 12 meses que terminaron en octubre de 2021, en promedio los precios al consumidor aumentaron 6,2%, y los mayoristas, 12,5%. ¿Qué está pasando?
–Comencemos por poner esta información en perspectiva. Entre mediados de la década de 1960 y fines de la de 1970, Estados Unidos sufrió inflación creciente. Cuando la tasa superó 10% anual, Paul Adolph Volcker, entonces presidente del Reserva Federal (Fed), aplicó una política antiinflacionaria monetarista, que desde 1983 redujo la tasa de inflación a prácticamente cero. De manera que hace cuatro décadas que los americanos viven con prácticamente estabilidad de precios. Se imagina, de Pablo, la sorpresa que está causando el hecho que motiva esta conversación.
–¿A qué se debe esto?
–La pregunta del millón. Los monetaristas dicen: “Te dije que los estímulos fiscales y monetarios, practicados tanto en la crisis subprime de 2008, como ahora, iban a impactar en los precios”; mientras que otros –que podríamos calificar como los “friccionalistas”–, apuntan a los desajustes que está sufriendo la economía de Estados Unidos, superados los tramos más duros del covid: faltan insumos, hay dificultades para transportar mercaderías y falta mano de obra. En 2021 estos no son indicadores de una economía recalentada, sino de problemas friccionales.
–Explíquese, por favor.
–Ajustado por estacionalidad, entre el segundo y el tercer trimestre de 2021 el PBI de Estados Unidos creció 0,5%, es decir, que la economía se estancó. Difícilmente la inflación se pueda explicar por un exceso de demanda agregada. La escasez de mano de obra es un caso interesante. La tasa de desocupación, que antes del covid 19 era 4,4%, y en abril de 2020 trepó a 14,7%, bajó a 4,8%. ¡Pero porque muchas personas se retiraron de la fuerza laboral!
–En qué medida esto afecta las expectativas de la población.
–Buen punto. En los últimos 12 meses, en Estados Unidos el precio de la gasolina aumentó 50%. Esto es así, porque como los impuestos sobre los combustibles son inexistentes, la suma de los precios internacionales del petróleo se traslada al surtidor. Ante semejante aumento, en la Argentina, un fabricante, o un comerciante, mueve los precios “por si las moscas”. No en Estados Unidos… por ahora.
–Esto último es preocupante.
–Claramente, porque mientras los funcionarios y los analistas discuten qué es lo que está ocurriendo, para actuar en consecuencia, deben prestarle atención al comportamiento de los ciudadanos. ¿Cuánto tiempo falta para que las amas de casa compren bienes no perecederos de manera anticipada, para defenderse de la inflación?
–¿Por qué es importante la identificación causal de lo que está ocurriendo con la tasa de inflación?
–Porque es fundamental para adoptar medidas. Los problemas friccionales, originados en la pospandemia, en principio se corrigen solos. No digo que no sean importantes, pero en este sentido el sistema de precios puede funcionar muy bien para orientar las decisiones empresarias: aparecerán los insumos, los camiones, los contenedores, sin necesidad de que el presidente Joseph Robinette Biden cree alguna oficina de coordinación microeconómica.
–¿Y si no fuera así?
–Permítame que lo corrija, porque los problemas friccionales existen. Lo que usted pregunta es si los problemas son sólo friccionales. Porque si no lo fueran, el gobierno no tendrá más remedio que adoptar medidas. Por ejemplo, que el Fed aumente las tasas de interés que maneja.
–A los argentinos esto no nos conviene, por el impacto que tendrá sobre los precios en dólares de nuestros productos de exportación.
–Lo comprendo, pero seamos claros. Si la Fed tiene que actuar, mejor que lo haga, y como se dice en estos casos, mejor quitar el pie del acelerador ahora, para no tener que apretar el pedal del freno dentro de poco tiempo. La Argentina es un ejemplo de no adoptar medidas desagradables, hasta que no hay más remedio, lo cual complica objetivamente la política económica, máxime en un contexto de debilidad política.
–Don Kenneth, muchas gracias.
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