Esperar bajo techo: qué hacer con los ahorros en tiempos de tormenta
Los primeros anuncios hechos por el ministro de Economía, Sergio Massa, no lograron despejar las incertidumbres entre analistas y asesores financieros; qué actitudes y qué instrumentos se recomiendan para un contexto como el actual
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El mercado está expectante y no firma una paz definitiva. Mientras se aguardan más definiciones y resultados concretos de lo anunciado por el recién asumido ministro de Economía, Sergio Massa, ¿qué les conviene hacer a quienes tienen capacidad de ahorro? Los más conservadores deberían esperar posicionados en instrumentos dolarizados y ajustados por inflación a corto plazo, si se siguen las recomendaciones que hacen, en general, los analistas. Los más osados, por su parte, tienen grandes oportunidades en la deuda pública soberana en dólares.
Pasado el primer efecto “espuma” con la noticia de que Massa iría a Economía, el mercado entró en fase “wait and see”. Hay expectativa, pero falta evidencia. Manda, según dicen los expertos, el no confiarse, el ser conservador en las inversiones y el mantener la mirada atenta.
“Claramente, los problemas de la Argentina no son de nombres, sino de soluciones de fondo”, dice Diego Martínez Burzaco, head de Research en la firma Inviu. Agrega que “los anuncios fueron solo lineamientos de política en la dirección correcta y eso es bueno, pero aún faltan el cómo y los detalles para saber si se va a llegar a un buen resultado”
“Probablemente siga la volatilidad. Las medidas enunciadas no han sido contundentes ni en el plano fiscal ni el monetario”, considera Alfredo Romano, magíster en Políticas Públicas por la Universidad de Columbia y autor del libro Dolarizar, que participará la semana próxima de un debate en la Universidad Austral sobre programas de estabilización económica para la Argentina, un tema con varios capítulos en la historia y finales no felices.
Santiago Abdala, director de PPI Inversiones, postula que “aún es demasiado pronto para determinar qué resultados traerá la gestión del nuevo ministro”. Y agrega: “Hemos visto solo el anuncio de los primeros pasos, y para tomar decisiones de inversión tenemos que ver resultados y reacciones concretas. Si el discurso moderado cristaliza en medidas favorables al crecimiento económico, las acciones de los sectores energético y financiero deberían estar entre las mas favorecidas”. Todo dependerá, analiza, no solo de las medidas, sino también del apoyo político.
Según Juan Manuel Franco, economista jefe en Grupo SBS, “en un contexto como el actual, en el que la incertidumbre persiste pese a los cambios, seguimos manteniendo la consigna de que los inversores deberán procurar proteger su capital. A medida que el mercado vaya percibiendo las mejoras y que el sendero de correcciones sea firme, se podría ir pensando en [que habrá] valuaciones más altas en los activos argentinos”.
“Los drivers [variables] que habrá que seguir observando son la inflación, el gasto, el nivel de actividad económica, la presión impositiva, el tipo de cambio y el nivel de reservas del Banco Central”, dice Abdala.
En cuanto a qué estrategia seguir a corto y a mediano plazo, la decisión va a depender mucho de la aversión o el apetito por el riesgo de cada persona, y de sus expectativas. Como sucede siempre en este campo, los precios de los activos (incluido el dólar) y las tasas de retorno tienen que ver con cómo se percibe el mañana, más que con una foto de ayer.
Ezequiel Zambaglione, head de Reserch en Balanz, pone foco en la necesidad de testear el apoyo político al ministro. “Consideramos que el rebote en el mercado y la baja del dólar se deben a dos factores, el efecto Massa y el viento de cola externo. La tendencia en el corto plazo puede seguir, a menos que Massa enfrente restricciones políticas para ejecutar sus políticas o que el diseño del programa o la ejecución fallen”.
“Si bien es cierto que las variables (dólar, acciones y bonos en dólares) experimentaron mejoras en los últimos días, también lo es que el contexto externo favoreció a la Argentina”, aclara Franco. Y advierte: “Si las condiciones externas desmejoran, el upside [tendencia al alza] de los activos argentinos se vería limitado, aun si se empezara a ordenar la macro”.
Armar o rearmar carteras
¿Qué hacer, mientras tanto, con los ahorros? Por ahora, las medidas no parecen alcanzarles a los analistas para recomendar posiciones en pesos más allá del cortísimo plazo. La baja de los tipos de cambio libres aún deben rendir examen.
“Si analizamos los datos duros que vienen de la hoja de balance del Banco Central, que tiene reservas netas cercanas a US$2000 millones, podríamos concluir que la baja del dólar es ‘efecto Massa’, es decir, una baja transitoria fundamentada en un nombre con una imagen menos negativa que la de su antecesora en el cargo, y en un optimismo respecto de medidas tendientes a lograr una estabilidad macroeconómica”, analiza Yanina Skiba, Team Leader Comercial de la ALyC Liebre Capital. “Los principales desafíos del ministro son recomponer las reservas y anclar las expectativas de inflación”, postula la analista.
Una recomendación de Tomás Ruiz Palacios, estratega en Consultatio Financial Services, es aprovechar la baja del dólar contado con liquidación (CCL) para tomar posiciones en activos atados a este tipo de cambio. “En este contexto, tanto los Cedears como las Obligaciones Negociables (ON) de empresas en dólares CCL son lo más atractivo para el inversor minorista”, dice.
Paula Gándara, CIO de AdCap Asset Management, rescata lo “amigable hacia el mercado” del discurso del nuevo ministro, aunque resalta, como sus colegas, la falta de “detalles específicos para convencer”. “Sabiendo que la inflación volará en los próximos meses y ante la presión devaluadora –señala–, para el inversor minorista creemos que la mejor opción es invertir en una cartera diversificada de fondos comunes de inversión”, que contemplen cobertura por inflación a mediano plazo y también por devaluación.
“En las últimas cuatro semanas vivimos un contexto de estrés financiero que hacía mucho que no se veía”, arranca Pablo Lazzati, CEO de Insider Finance, quien recomienda valerse de una estrategia con bonos dólar linked, atados a la evolución del dólar oficial, o con bonos CER (Coeficiente de Estabilización de Referencia), que dan cobertura frente a la inflación.
Skiba, por su parte, define que, frente a la coyuntura económico-política de alta volatilidad, un inversor “conservador” está en la fase de wait and see, optando por alternativas que le dan una rentabilidad muy acotada, pero que no ponen en riesgo su capital. Por el contrario, completa, un inversor “agresivo” visualiza oportunidades de compra de activos y créditos de alto valor, pero con precios muy bajos”.
En cuanto a los inversores en pesos, “deberían apostar por títulos ajustables por CER, en un contexto en el cual el efecto de las medidas sobre la inflación está por verse”, dice Franco. Y subraya, para los pequeños inversores: “Con estos niveles de inflación mantener la liquidez en pesos no es una opción; perfiles muy conservadores podrían dolarizar sus carteras tras la caída en las cotizaciones de los dólares alternativos”.
En la misma línea, desde la firma de inversiones Cohen ponen la mirada en los activos que ajustan por inflación. “Si se mantiene la normalización de la curva (de rendimientos) y al mismo tiempo se efectiviza la actualización de tarifas de luz y agua, en conjunto con los aumentos salariales que pueda haber, los CER deberían ser los instrumentos principales para la cobertura de los próximos meses”, dicen.
Si la estrategia es ver cómo evoluciona el mercado y cómo maduran las medidas recientes del equipo económico, la recomendación de Ruiz Palacios es hacer un mix con bonos corporativos (ON), fondos de inversión money market (con liquidez inmediata) y activos ajustados por inflación, “sin sobreponderar el riesgo soberano (títulos del Estado) en las carteras”.
Mariano Ricciardi, director de BDI Consultora, recomienda para quienes son entre conservadores y moderados invertir en activos atados al dólar. “Si analizamos todos los procesos inflacionarios, siempre la devaluación es mayor a la inflación. Solo en el corto plazo y para gastos corrientes, recomendamos invertir en un FCI money market o en letras cortas (no más de tres meses)”, explica. Recomienda, principalmente, las obligaciones negociables de Telecom 2025 y las nuevas del canje de Cresud e IRSA, “que tienen buena liquidez y cupones altos”.
La misma recomendación acerca Gastón Lentini, asesor financiero matriculado ante la Comisión Nacional de Valores: “Las obligaciones negociables continúan siendo refugio, pero debemos ser selectivos. La normativa que obliga a las empresas a vender posiciones dio lugar a oportunidades y los inversores moderados pueden aprovecharlas”. Entre las recomendadas, menciona la CP17, de la empresa Compañía General de Combustibles, que vence en 2025 con un retorno anual cercano al 9%, y la TLC1 de Telecom, con un rendimiento superior al 10% anual hasta 2026.
Subir la apuesta
Mantenerse dolarizado con activos extranjeros (Cedears) o con deuda emitida por privados (ON) para el mediano plazo, y pivotear en títulos o fondos ajustados por CER, es lo que más suena para inversores que, por su perfil, no tolerarían una fuerte volatilidad de su capital.
“El programa planteado por Massa gira en torno a cuatro pilares: orden fiscal, superávit comercial, fortalecimiento de las reservas y desarrollo e inclusión –define Skiba–. Se destaca el compromiso por cumplir con la meta del FMI de un 2,5% de déficit fiscal. En un marco teórico, el plan debería tener un impacto positivo en el mercado bursátil, ya que muestra cierto grado de austeridad fiscal y monetaria. Los primeros beneficiados tendrían que ser los dólares financieros”.
“Si la teoría tiene un buen plan de ejecución y pensando en la cartera de un inversor con perfil moderado-agresivo y con un horizonte de mediano plazo, podemos encontrar valor en la curva de bonos soberanos en dólares, que tienen paridades que rondan el 25%, ya sean activos bajo ley local o extranjera –señala la analista–. Para quien prefiere riesgo corporativo, posicionarse en activos de renta variable ligados a los sectores energético y financiero puede ser una buena opción, así como también las alternativas de ON que ofrecen una TIR por encima del 9,5%”.
Coincide Franco de SBS: “Perfiles más arriesgados podrían optar por equity (acciones) argentino vía fondos comunes. Estos perfiles también podrían verse atraídos por deuda soberana en dólares; nuestras estimaciones apuntan a interesantes retornos para los casos de GD35 y GD41″.
Según dice Martínez Burzaco, de Inviu, “la suba de los títulos [de fines de julio] coincidió no solo con el anuncio de la llegada de Massa a Economía, sino también con un viento de cola hacia todos los emergentes, producto de la interpretación del mercado que la Reserva Federal podría llegar a desacelarar la suba de tasas de interés. Esto potenció el efecto Massa”.
Abdala pone la lupa sobre una ventana de oportunidad: “Para los que pueden esperar más de 3 o 4 años, los bonos soberanos en dólares parecen estar aún sobrecastigados; hay que entender que hubo una recuperación reciente que puso a los bonos en niveles de precios cercanos a los previos a la renuncia de Guzmán, pero lejos estamos de decir que el riesgo país sea bajo, por lo que aún queda por delante el gran desafío de construir confianza, alrededor de un sendero económico de crecimiento robusto que atraiga inversiones”.
“Preferimos bonos en dólares para un perfil de riesgo agresivo, ya que estos han tenido movimientos abruptos tanto para arriba como para abajo”, aporta Zambaglione.
Ricciardi suma una recomendación para los ahorristas que aceptan tomar más riesgo: “En caso de que el dólar se pueda controlar por unos meses, se abre otra ventana para hacer carry trade, es decir, para aprovechar las altas tasas en pesos, generar intereses y luego volver al dólar. Los que hicieron esto de marzo a mayo tuvieron rendimientos del 20% en dólares en tres meses”.
La propuesta de Gándara para perfiles tolerantes a las emociones fuertes se dirige a los bonos nacionales. “Ante la expectativa de que las medidas de Massa ordenen aunque sea un poco la macroeconomía, podría ser buen momento para sumar exposición a bonos soberanos, que vienen de marcar precios mínimos. En particular, vemos atractivos los bonos GD30 y AL41″, detalla.
Posiciones en el exterior
Esquivar la incertidumbre que aún sobrevuela sobre el mercado local y tomar posiciones en el exterior (off shore, que no hay que confundir con operaciones ilegales) es una recomendación que se escucha seguido entre los asesores con clientes en condiciones de dar este paso.
“La inflación en dólares del 9% nos obliga a asumir más riesgo para ‘no perder tanto’. Quienes tienen un perfil conservador pueden comprar bonos del Tesoro de Estados Unidos con un rendimiento del 3%. Los que quieran asumir más riesgo pueden ir por un bono corporativo con calificación AAA de empresas estadounidenses, que puede llegar a rendir un 5%. Siempre estarán por debajo de la inflación, pero se va a perder menos que en el caso de quedarse con cash”, dice Ricciardi.
Para perfiles más agresivos recomendamos los bonos corporativos, tanto latinoamericanos como argentinos, que se pueden conseguir rentabilidades de entre 8% y 12%. Con una cartera combinada se le puede empatar a la inflación y minimizar el riesgo argentino.
“La sugerencia para el inversor conservador es abrir una cuenta off shore que, en contraste con la creencia popular, no es sinónimo de dinero en negro. Existen agentes en la Argentina que permiten la apertura sin costo y con montos discretos. Desde allí se puede acceder, por ejemplo, a un bono del tesoro americano (que son los más seguros del mundo), que brindan un 3% anual, o a bonos corporativos de cualquier empresa del mundo”, explica Lentini.
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