El día que cayó el Muro de Berlín, Eslovenia corría con ventaja económica respecto del resto de los países que estaban detrás de la Cortina de Hierro: era el más industrializado de lo que había sido hasta ese momento Yugoslavia, tenía en su ADN una gran cultura de trabajo y mostraba un mayor ímpetu que sus vecinos regionales para abrazar el capitalismo.
En efecto, en el momento de la creación del nuevo estado yugoslavo, después de la Segunda Guerra Mundial, la diferencia en la región más rica, Eslovenia, y la más pobre, Kosovo, era de 3 a 1. Es más, esa situación se fue consolidando y la diferencia se acrecentó, hasta llegar a ser, en la década de los 80, de 8 a 1.
En su desarrollo postsocialista, Eslovenia pasó por dos etapas bien diferenciadas: desde mediados de los años 90 hasta 2008 se basó en la exportación y la construcción, mientras que a partir de la crisis de ese último año inició una serie de privatizaciones, consolidó el sector bancario y flexibilizó el mercado laboral.
Más allá del método empleado, se pueden recortar los años que van del siglo XXI y decir que en casi dos décadas este país más que duplicó su producto bruto interno (PBI) per cápita (de US$9200 a US$23.597), pasó de una inflación de 8,9% en 2000 a una de 1,7% en 2018 (con períodos de cero en la última década) y redujo el desempleo hasta 4,2% después de llegar a 10% en 2013.
La economista Ana C. Klebcar Hostnik, una argentina descendiente de eslovenos que hoy vive en Ljubljana, cuenta que algo que también ayudó mucho al crecimiento de la economía allí es el fuerte ingreso de inversiones alemanas y austríacas. "Muchas empresas de esos países han invertido acá porque les gusta la forma de trabajar que tiene el esloveno y porque es mano de obra más barata. Además, su ubicación sobre el Adriático es ideal para la salida en barco de lo que producen aquí", relata.
La economía de este país, que se fundó el 29 de octubre de 1918, fue parte de Yugoslavia desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta 1991 y logró su independencia el 6 de julio de ese año, gira en torno de la fabricación de medicamentos (20% de los genéricos que se comercializan en el mundo salen de farmacéuticas eslovenas), de su milenaria producción de vino y, por supuesto, del turismo (tiene uno de los paisajes más bellos del mundo).
Miembro de la Unión Europea desde 2004 (fue el primero de la exYugoslavia en lograrlo), este país tuvo un crecimiento de su PBI en 2018 de 4,5% y en las últimas dos décadas (sacando los años negros de 2009, 2012 y 2013) ha mostrado aumentos que van desde el 2% hasta el 6% anual. En el primer trimestre de este año creció 3,5% y en el segundo, 2,4%.
Vivir en esta tierra, que formó parte de la Roma antigua, fue ocupada por los ostrogodos, se unió al reino franco, fue propiedad de los Habsburgo, como parte del Imperio Austrohúngaro, y se integró en las Provincias Illirias, un estado satélite del Primer Imperio francés de Napoléon Bonaparte, significa vivir en la naturaleza y la seguridad. "En 2016, Ljubljana ganó el título de Capital Verde Europea. En cada barrio, pueblo y ciudad hay un bosque; incluso en la propia capital está el inmenso parque Tívoli", destaca Klebcar Hostnik.
El sueldo mínimo es de 700 dólares (unos 44.800 pesos argentinos), pero pocos ganan solo eso y su sueldo promedio es de 1800 dólares (115.200 pesos argentinos). "Con un sueldo promedio bajo se vive bien, se puede ahorrar, pagar un alquiler e ir de vacaciones", acota Klebcar Hostnik, que es parte de los 2,5 millones que hablan el idioma esloveno, uno de los más difíciles del mundo.
Todo en este país parece salido de un cuento de hadas, salvo... el transporte. "No hay buenas conexiones ni dentro de la capital ni entre ciudades. Por eso lo que se recomienda a los turistas es alquilar un auto para recorrer el país, que es más pequeño que la provincia argentina de Tucumán", afirma Klebcar Hostnik.
Hablando de autos, hay que subrayar que los usados son muy baratos: un vehículo de gama media, modelo 1998 puede llegar a costar solo 400 dólares (unos $24.000). Por eso, prácticamente cada esloveno que sabe manejar tiene su auto y muy pocos usan el transporte público.
Con 2,08 millones de habitantes y una esperanza de vida al nacer de 85 años para las mujeres y 80 para los hombres, este país enfrenta un gran problema: su demografía. "Hay mucha gente vieja y por eso se han tomado muchas políticas para fomentar la natalidad. Hay ayudas sociales de todo tipo, pero siempre con el debido chequeo de los ingresos de la familia", explica Klebcar Hostnik.
El asistencialismo del Estado es muy importante. Con un gasto público de 42% de su PBI, destina 13,5% de ese dinero a la salud y el 11,22%, a la educación. Ambos son públicos, aunque se paga una base; pero si los ingresos familiares son bajos con respecto al salario mínimo, el Estado paga la salud y beca la educación. Si un becado no finaliza sus estudios, debe devolverle al Estado todo el dinero que recibió.
A la hora de responder qué distingue al esloveno, Klebcar Hostnik no duda: la cultura de trabajo y la puntualidad. "El hecho de haber sido parte del imperio Austrohúngaro, hizo que quedara muy impregnada la cultura germánica. El esloveno en general es más frío, su idioma se diferencia bastante del serbiocroata y su estándar de vida es más alto que el resto de la región", relata.
Más allá de los fríos números de la economía eslovena, caminar por las calles de Ljubljana es flotar en una alfombra mágica y verde, aprender con la historia que encierra cada rincón, extasiarse con la vista de su castillo y perderse entre puentes, bosques y adoquines. Se puede hacer ejercicio en el parque Tívoli, después tomarse un café sobre el río Ljubljanica y, por la noche, disfrutar de su exquisita gastronomía.
Temas
Más notas de Unión Europea
Más leídas de Economía
Habrá cambios. Cuánto costará el dólar tarjeta en enero
Advertencia. El CEO de una cadena francesa de supermercados no quiere comprar carne del Mercosur
El camino emprendedor de Gwyneth Paltrow. De ganar un Oscar a ser la CEO de una empresa con 80 empleados
Valor del día. ¿A cuánto cotiza el real este jueves 21 de noviembre?