Eskenazi, un constructor y banquero amigo de Kirchner
Dueño de cuatro bancos provinciales, el empresario ahora avanza sobre el petróleo
Enrique Eskenazi, el nuevo socio de Repsol en YPF, es la cabeza de un grupo constructor y financiero de estrechos lazos con Néstor Kirchner desde los tiempos en que éste era gobernador de Santa Cruz.
Amante del bajo perfil, este empresario de 81 años está al frente del grupo Petersen, el consorcio creado en torno de una firma constructora y de ingeniería especializada en obras públicas que ayer llegó a un principio de acuerdo para comprar hasta el 25 por ciento de YPF, la filial argentina de Repsol YPF, operación valorada en US$ 3750 millones.
"Somos un grupo serio. Hace un año que estoy trabajando en esta operación", había dicho en una entrevista con LA NACION en junio de este año.
El conglomerado participa de distintos sectores de la economía, la mayoría de estrecha relación con el Estado. La constructora Petersen, Thiele & Cruz participó de gran cantidad de obras públicas (por ejemplo, Yacyretá, Atucha II y la ruta 3).
En el rubro "servicios urbanos" operan dos firmas, Mantenimiento y Servicios, y Esbasa (Estacionamientos Buenos Aires). En el negocio agrícola cuentan con Santa Sylvia, una explotación agrícola de olivos y viñedos de más de 10.000 hectáreas en San Juan, cuyos productos se comercializan bajo la marca Xumet. Y, la empresa que hoy es noticia, Petersen Energía, la rama menos fuerte hasta el momento.
En total, el conglomerado posee activos por 3000 millones de dólares y emplea a más de 5000 personas. Santafesino, ingeniero químico por la universidad del Litoral (UNL) con un posgrado en Chicago (EE.UU.), Eskenazi hizo carrera dentro del consorcio alimenticio Bunge y Born, hasta que en 1980 ingresó como directivo en Petersen, compañía que años más tarde compró a la familia fundadora de la constructora.
El empresario se estrenó en el mundo financiero en 1995 con la compra del Banco de San Juan, al que Petersen controla con una participación del 51,4%. Conoció en 1996 a Kirchner, durante su gestión como gobernador de Santa Cruz (1991-2003), cuando Eskenazi se interesó en la privatización del banco provincial. En 1998, se quedó con el 51 por ciento de la entidad, cuyas acciones restantes conserva el Estado provincial.
El banco administra entre otros fondos los casi US$ 600 millones que la provincia de Santa Cruz giró al exterior por decisión de Kirchner, quien debió repatriarlos por la polvareda que levantó la polémica operación.
Sebastián, uno de los hijos de Enrique y quien ha intervenido directamente en la negociación con Repsol YPF, también goza de la confianza del ex mandatario: era uno de los pocos hombres de la Argentina que entraba y salía del despacho presidencial "sin pedir permiso a otra persona" que no fuera el jefe del Estado.
Eskenazi retomó la expansión de Petersen en 2003 -ya con Kirchner como Presidente - con la adquisición del 93,4% del Nuevo Banco de Santa Fe por parte del Banco de San Juan.
Dos años más tarde, el Nuevo Banco de Santa Fe adquirió el Nuevo Banco de Entre Ríos (Bersa). La transparencia de las operaciones con las que Eskenazi ganó terreno en el mundo financiero fue puesta en duda desde varios sectores de la oposición, que objetaron los bajos precios en que fueron vendidos los bancos, pero el empresario siempre alegó que invirtió en el país en momentos en que los demás sacaban su dinero al exterior.
Con estas cuatro entidades, el conglomerado bancario que capitanea Eskenazi suma activos por 9877 millones de pesos (3135,5 millones de dólares), préstamos por 4369 millones de pesos (1387 millones de dólares), depósitos por 7681 millones de pesos (2438,4 millones de dólares) y un patrimonio neto de 1500 millones de pesos (476 millones de dólares), según datos del Banco Central.
Además, reúne 215 sucursales bancarias distribuidas en las regiones de la Patagonia, Cuyo y las provincias de Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, las zonas más ricas del país.