El sector de la salud sufre una situación que no atravesó ni con la híper de Alfonsín
El cepo a las importaciones lleva a los especialistas a reclamar que no sólo faltan desde stents o jeringas hasta contraste o guantes, sino que además los precios de productos descartables aumentaron 94% en apenas dos meses; la cámara de hospitales y clínicas le llevará un informe de los problemas a la ministra Vizzotti
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Es la parte más dramática del cepo cambiario: cuando no sólo un simple stock sino la salud, y hasta la vida, empiezan a estar comprometidas. Desde hace por lo menos un mes, por falta de dólares, insumos básicos como stents coronarios, filtros para hemodiálisis, contraste endovenoso -un inyectable que se usa para mejorar la visibilidad en angioplastias y tomografías- y hasta jeringas o guantes de látex no llegan en la magnitud en que deberían a sanatorios, consultorios, clínicas ni hospitales. La situación llevó a varios médicos a advertir públicamente que hay pacientes de riesgo que no pueden esperar y que, peor, serán los de bajos recursos quienes más sufrirán la restricción.
Carlos Bonnano, presidente de la Sociedad Argentina de Nefrología, dice que esto no pasó ni siquiera durante la hiperinflación de Alfonsín. “Nunca, pero nunca, este problema de falta de insumos -reafirma-. Problemas con el dólar o la pesificación asimétrica, sí; pero esto, nunca”.
El lunes pasado, clínicas y sanatorios privados que integran Adecra volvieron a contactarse por el tema. Harán una presentación formal al Ministerio de Salud para actualizar cada necesidad. El problema no es sólo de suministro: lo que no ajusta por volumen lo hace por precio, y eso es lo que ha venido ocurriendo con los valores: sólo entre junio y agosto, los productos descartables tuvieron un aumento promedio de 94% y ya acumulan 156% en el año.
Hasta el Incucai, Fleni o el Garrahan han sufrido últimamente la escasez en alguna medida, pero los más afectados son los centros de salud de menor capacidad económica o del interior. A diferencia de otras industrias a las que el Gobierno autoriza importaciones con plazos de hasta un año, este sector no puede esperar. Es lo que intentaba explicar la semana pasada el reclamo unificado de varias asociaciones de cardiólogos. En la Argentina se hacen por año alrededor de 60.000 angioplastias, un proceso mediante el cual se destapa una arteria, y hay elementos irreemplazables. No hay stents made in Argentina y, si no se importan, todo se agrava. A un paciente con una arteria obstruida en la pierna no le sobran las alternativas: o se la destapa o hay que amputar.
El panorama incluye además un aspecto sensible: como los proveedores de materiales advierten que IOMA y PAMI pagaron en las últimas licitaciones un precio equivalente a un dólar que quedó desactualizado, han empezado ahora a retacear entregas de elementos y optan por redireccionarlas a prepagas o centros de salud que ofrecen más. No debería, pero ocurrió. El PAMI, la obra social más grande del país, con 5 millones de pacientes, pagaba meses atrás por un stent coronario unos US$20, muy lejos del valor de mercado que tiene ahora el mismo producto, de entre US$200 y US$300. IOMA vive algo parecido. Los perjudicados por esta inequidad vuelven entonces a ser quienes se atienden en el sector público
La novedad del caso es que ahora son los propios médicos, no sólo las asociaciones, quienes levantan la voz. Oscar Mendiz, jefe del Instituto de Cardiología de la Fundación Favaloro, publicó el martes de la semana pasada en Twitter la foto de una manifestación callejera de UPCN. “Mientras estos muchachos militan inflación y pobreza al palo; les aviso que no se estresen porque no hay contraste para hacer cateterismo a partir de la semana próxima. Díganles que canten y toquen el bombo despacio porque si se infartan… #SaludEnEmergencia”. Faltaba en ese momento contraste, cuyos frascos de 100 mililitros cuestan unos $18.000. El médico publicó después otro tuit en el que decía haber conseguido algo de producto para esa semana, pero que lo ocurriera a partir de este lunes seguía siendo incierto. Una fuente de una importadora de contraste le contestó este fin de semana a un médico del Hospital Austral: “Hace un par de meses que no tengo producto. Fleni, Swiss Medical, el Cardiovascular. No tenemos contraste ni sabemos cuándo vamos a regularizar la situación”.
El tema preocupa en el Ministerio de Salud, cuyos funcionarios reciben inquietudes que deberían resolverse en realidad en el Palacio de Hacienda. Hace un mes, Sonia Tarragona, jefa de gabinete de Carla Vizzotti, llamó a las 4 AM a un proveedor para avisarle que había conseguido autorización para el insumo de un trasplante de corazón. Quienes trasplantan riñones también piden soluciones. Bonanno, por ejemplo. “El problema es que no sabemos lo que va a pasar en los próximos tres meses”, dice. En la Argentina hay 30.000 pacientes dializados, pero faltan filtros para hemodiálisis, que se fabrican en Brasil y en México, y líquido para diálisis peritoneal.
Bonanno se lo explicó por carta a Vizzotti el 1° de septiembre. “Observamos con gran preocupación la difícil situación por la que atraviesa la salud en general, y la renal en particular, en nuestro país, que no sólo resulta angustiante para los pacientes, sino también para los profesionales nefrólogos actuantes, por la inminente interrupción de los tratamientos renales sustitutivos crónicos de mantenimiento”, dice el texto.
En los ministerios de Economía y Salud dicen que la escasez no es generalizada, pero admiten faltantes específicos que van resolviendo en la medida en que aparecen. Empresas como Abbott, Biosud, Boston Cientific, Canon Medical Systems Argentina, Debene, Endomedical, GE Helathcare, Laboratorios Raffo, Micromedial Argentina, MTG Group, Netsur, Siprotec, SMT y Technology SRL han estado afectadas de algún modo en distintos momentos. Quienes deciden, los médicos, deben entonces distinguir lo urgente de lo importante. El 18 de septiembre, Francisco Canllo, jefe del Servicio de Hemodinamia del hospital Ramos Mejía de San Luis, le envió un correo al PAMI: “Se solicita que dé respuesta a las solicitudes de stents coronarios con liberación de drogas solicitados por la web PAMI, ya que varios de ellos se encuentran en situación de urgencia médica y el prestador del insumo, MTG Group, aparece como pendiente de aprobación y no han enviado las prótesis”. La obra social contestó: “Buen día, cómo están. Debido al momentáneo stock reducido, ¿serían tan amables de informarnos los casos que requieren más urgencia para ser enviados lo más próximo posible, así les damos prioridad?”.
Ante cada consulta, los proveedores se disculpan y exponen sus dificultades. Terumo, compañía global de origen japonés, tenía hace un mes retenido en la Aduana un contenedor con 7000 stents. El problema es que los dólares no están. La Argentina tiene reservas netas negativas por más de US$5000 millones.
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