Escándalo en el BID: estalló la bronca del personal y el banco promete tomar medidas
Los empleados reclamaron por los fuertes aumentos salariales a la jefa de gabinete del expresidente Mauricio Claver-Carone, que fue despedido
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WASHINGTON.- Nadie sabe aún quién asumirá la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) luego de la salida de Mauricio Claver-Carone. Pero quien quiera que sea, deberá lidiar con las secuelas del escándalo que desató su despido, y un profundo malestar del personal, que exige cambios en el manejo del banco de desarrollo más grande de América latina.
La bronca del staff del BID quedó expuesta la semana pasada, durante un foro virtual convocado por la administración con la idea de dar detalles y responder inquietudes sobre la transición actual y la elección del nuevo presidente. El encuentro, comúnmente llamado townhall –una práctica habitual en organismos, empresas, y también en la política–, ofrece un espacio para un ida y vuelta entre los empleados y la cúpula del banco. Pero lejos de tocar la transición, las preguntas, la gran mayoría anónimas, giraron rápidamente hacia el escándalo que terminó con la partida de Claver-Carone, y destaparon fuertes reclamos por el manejo del banco y las condiciones laborales.
Un vocero del BID dijo que la administración “valora las opiniones” del personal y “tomará las medidas convenientes”.
Claver-Carone fue echado por una amplísima mayoría de los países que integran el banco luego de que una investigación independiente de la firma de abogados Davis Polk hallara evidencias de que tuvo una relación romántica con su jefa de gabinete, Jessica Bedoya, quien recibió dos aumentos en la pandemia que subieron su sueldo más de un 40%. El personal del banco recibió un incremento salario promedio de 3,4% este año, y 1,1% el año anterior sobre 2020, indicó un vocero del BID.
“¿Por qué la otra persona involucrada en la investigación no ha sido removida de su cargo? Esto es un insulto a la institución y a los empleados. Además, merecemos al menos una disculpa de Recursos Humanos, mientras luchábamos con la inflación pidiendo un aumento de sueldo, nos dijeron que dejáramos de lloriquear, pero estaban autorizando aumentos de sueldo obscenos a la jefa de gabinete”, fue la pregunta más respaldada del townhall, según una transcripción de ese chat al que accedió LA NACION.
La pregunta recibió 218 votos de los participantes, y fue la más votada. La siguiente, con 129 votos, insistió en el mismo tema: “¿Por qué no se removió a la jefa de gabinete también?”. La tercera entre las que tuvieron más votos sacó del archivo otro townhall, el año anterior, cuando los empleados reclamaron aumentos por la inflación y “el expresidente y su jefa de gabinete nos acusaron de no acordarnos que trabajamos para un banco de desarrollo y los niños mueren de hambre”. Otra más, con 112 votos: “Los artículos hablan de aumentos salariales muy altos para los ejecutivos. ¿Por qué el personal no ha recibido aumentos relacionados con la inflación?”.
Bedoya cobra US$420.000 al año, uno de los salarios más altos del banco. El dato surge del informe elaborado por Davis Polk, que tuvo a su cargo la investigación del escándalo ético que terminó con la gestión de Claver-Carone, y fue revelado por el diario El País. El BID nunca difundió el informe, al que le dio carácter confidencial. Claver-Carone siempre negó las acusaciones y la relación, acusó al banco de difamarlo, de sostener una corrupción “institucionalizada”, y amenazó con iniciar una demanda por su despido, que atribuye a una conspiración política del gobierno de Biden junto con países de la región, entre ellos, la Argentina. Y justificó los aumentos salariales que otorgó en la igualdad de género y en que el equipo ejecutivo cobraba menos que sus predecesores.
Unanimidad
Luego de recibir el informe, el Directorio Ejecutivo del BID recomendó echar a Claver-Carone por unanimidad. De los 48 miembros de la Asamblea de Gobernadores del banco, 45 votaron a favor de despedirlo, según reconstruyó LA NACION. El gobierno de Joe Biden –que nunca tuvo simpatía por Claver-Carone– avaló su salida por sus “conductas indebidas” en el banco, pero también por la preocupación que generó en la administración demócrata el comportamiento de Claver-Carone, a quien el Tesoro acusó de crear un clima de intimidación y miedo en el organismo, y de intentar entorpecer y contaminar la investigación que provocó su caída. El sitio Axios dijo que, según el informe, Claver-Carone amenazó con “incendiar” el banco por las acusaciones.
El staff del banco dejó críticas veladas y abiertas a la administración del banco. Una pregunta en el townhall indagó si la Oficina de Recursos Humanos rendirá cuentas por autorizar los “enormes aumentos salariales”, y otra inquirió sobre por qué no presentaron su renuncia los vicepresidentes nombrados por Claver-Carone, Reina Irene Mejía Chacón, de Honduras, ahora a cargo de la presidencia; Richard Martínez Alvarado, de Ecuador, y Benigno López Benítez, de Paraguay. Hubo reclamos por los contratos temporales de los consultores del banco, y también críticas a la Oficina de Ética. Y quedó a la vista el clima espeso que existía en el banco, aún no disipado del todo. Un empleado preguntó por qué la administración no hizo nada “ante el abuso de poder, las represalias y el miedo inculcado” durante la gestión de Claver-Carone, quien a su vez ahora denuncia represalias contra sus colaboradores. Otra pregunta, que recibió 75 votos: ¿Cómo el banco planea trabajar para cambiar el clima de miedo de represalias? ¿Solo cambiar el presidente es suficiente?”.
Los reclamos del townhall plantean un enorme desafío para el próximo presidente o presidenta, pero también para la transición que lidera la hondureña Mejía Chacón. La bronca del personal generó inquietud en la administración y en el Directorio Ejecutivo, el board, integrado por los países accionistas del banco. El Directorio creó un grupo de trabajo este año para mejorar la gobernanza del banco.
“Fomentamos una cultura de diálogo y consenso y realizamos townhalls regularmente para mantener a nuestros empleados informados y recibir retroalimentación”, dijo un portavoz del BID. “El townhall del viernes pasado fue una oportunidad para que los empleados expresarán sus ideas e inquietudes con candidez de cara a la transición presidencial. La Administración valora las opiniones que hemos recibido y tomará las medidas que estimemos convenientes, en el interés del banco”, agregó.
El portavoz dijo que las decisiones sobre el personal del banco son confidenciales, y señaló que el banco posee varias instancias para evitar “abusos y represalias, incluyendo mecanismos de protección de denunciantes”.
Los aumentos salariales del staff son aprobados por el Directorio Ejecutivo según las recomendaciones de la Administración, agregó. Guillermo Francos, representante de la Argentina, quien estuvo en el encuentro junto a Mejía Chacón al ser el director de mayor antigüedad, defendió los mecanismos institucionales del banco durante la investigación de Claver-Carone al señalar el amplio consenso que hubo para removerlo, y negó una crisis.
“Esto no es una crisis institucional. La institucionalidad del banco funcionó perfectamente”, dijo Francos, al hablar sobre el townhall y la salida de Claver-Carone. “Estamos en un período de transición”, remarcó.
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