“Es inaceptable”: cómo fue la explosiva renuncia al equipo de Milei del gurú de la dolarización
Emilio Ocampo estuvo un tiempo sin saber que le habían pedido un plan alternativo a Luis “Toto” Caputo; el jueves antes del balotaje hubo un zoom con el FMI al que no lo invitaron; quiso comunicar su salida personalmente al presidente electo, pero no tuvo respuesta
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Era el 22 de septiembre y Javier Milei había decidido dejar de jugar al misterio y poner en pausa la estrategia electoral de no revelar nombres de su equipo económico ni de quiénes serían sus funcionarios en un hipotético gobierno. “Emilio Ocampo va a ser el presidente del Banco Central. Lo va a cerrar, tiene la misión de cerrarlo; está feliz de la vida”, dijo el ahora presidente electo en un programa de radio. Era el primer confirmado para el manejo de la economía, en tiempos en los que, como dicen en el fútbol, era “Ocampo más 10″.
Pocos imaginaban que, apenas dos meses más tarde, el gurú de la dolarización pegaría el portazo, disgustado por los tejes y manejes del poder y el revoleo de nombres que habitualmente ocurre tras una elección en el espacio político del ganador a la hora de diseñar el futuro gabinete.
Inicialmente dedicado a la coordinación política, Nicolás Posse empezó a incursionar en el terreno económico en septiembre, según fuentes familiarizadas con ese proceso. Ocampo recién se enteró de que existía un “plan alternativo” diseñado por Luis “Toto” Caputo, promovido y financiado por el candidato a jefe de Gabinete de Milei, a principios de octubre. A partir de allí empezó un coqueteo de La Libertad Avanza (LLA) con el exministro de Finanzas de Macri en el que un día aparecía como asesor y otro día como candidato a ministro de Economía. Mientras que Caputo negaba su incorporación al gabinete por cuestiones familiares y personales, Posse lo confirmaba. Una trama que dejó heridos y que confirma el poder de Nicolás Posse como armador de LLA.
Coordinador de los equipos, hombre de absoluta confianza de Milei y compinche desde que empezaron a trabajar juntos en Corporación América, podría decirse que, más allá de la hermana Karina, es el primer mileista y promotor del libertario. Fue él quien, hace una década, acercó los primeros contactos con la prensa al hoy presidente electo. El líder de LLA le propuso a Posse sumarse a la aventura por la presidencia en 2021 en un momento personal dramático que le suma épica a esa relación ya de por sí estrecha. Cuando recibió el llamado de Milei, Posse estaba de vacaciones en Estados Unidos y al borde de la muerte. Había contraído Covid y tuvo que permanecer internado en ese país unos 20 días. Finalmente logró sobreponerse y el resto es historia. En 2023, en salones reservados del hotel Four Seasons o bien del más modesto bar Cru, en Palermo Hollywood, muy cerca del edificio de Corporación América, Posse llevó a cabo maratónicas reuniones con políticos, empresarios e interesados en sumarse al proyecto.
La novedad de un plan alternativo a la dolarización puso en guardia a Ocampo, que postulaba para el Ministerio de Economía a Federico Sturzenegger con la intención de formar un equipo alineado. La buena sintonía estaba garantizada porque su mano derecha era Mariano Flores Vidal, exgerente general del BCRA en la época en que lo presidía Sturzenegger. Además, le recomendaba a Milei que lo anunciara cuanto antes para despejar la incertidumbre que despertaba una posible victoria de La Libertad Avanza y empezar las negociaciones en Washington. En opinión de Ocampo, el ingrediente esencial para conseguir el apoyo del FMI y avanzar con la dolarización era un plan de ajuste fiscal macroeconómicamente consistente y políticamente viable. Sin ese plan y alguien creíble que lo implementara desde el Ministerio de Economía no había chances de avanzar con esas negociaciones.
A medida que Posse avanzaba con su plan, los colaboradores de Ocampo lo escucharon decir varias veces que no haría “el papel de Rodolfo Rossi”. Se refería al expresidente del Banco Central de Carlos Menem, en la época en que Erman González era su ministro de Economía, y quien tuvo que implementar un plan (el Bonex) en el que no creía. A los 32 días presentó la renuncia. “Para que un plan tenga éxito lo tiene que implementar quien lo diseña y está convencido”, explicaba el gurú de la dolarización a sus colaboradores.
Posse y Caputo, en cambio, creían que no había apetito en el mercado como para colocar bonos de deuda que se canjearían por las Leliq, acercarían dólares frescos y permitirían poner en marcha la dolarización, el plan original de Ocampo. Pero éste ya había reformulado su propuesta porque, en contacto permanente con los principales bancos de Wall Street, había llegado a la misma conclusión. Junto con su equipo había diseñado un plan de transición de 90 a 100 días que Milei, volcado con todo a la campaña, nunca llegó a conocer. Luego de los desfavorables resultados de la primera vuelta, la candidatura de Sturzenegger encontró resistencias internas en LLA. A fines de octubre, Ocampo comentó a los suyos que creía que a Milei lo habían convencido de avanzar en otra dirección, pero renunciar en plena campaña no era una opción.
En la semana previa al balotaje, Posse y Caputo tuvieron un zoom con funcionarios del FMI en el que presentaron un plan monetario con el que Ocampo y su equipo no estaban de acuerdo. A fines de esa semana, Ocampo se enteró de esa reunión virtual. “No quiero generar más problemas de los que ya hay y quiero que al nuevo gobierno le vaya bien, pero esto es inaceptable”, comentó a sus colaboradores más cercanos, según pudo reconstruir LA NACION. No quería comenzar su gestión en el Banco Central siguiendo las instrucciones de quien sería el ministro de Economía. Especialmente teniendo en cuenta sus divergencias, que detalló en un documento que le presentó a Milei, dijeron fuentes libertarias.
Esta semana, colaboradores de Caputo tuvieron una reunión de coordinación en el Ministerio de Economía con el segundo de Sergio Massa, Gabriel Rubinstein; el secretario de Hacienda, Raúl Rigo, y el jefe de asesores, Leonardo Madcur. De ese encuentro, el Gobierno filtró que la próxima administración pretendería un tipo de cambio unificado en $650, un superávit de 3 puntos del PBI en 2024 y que tiene un plan para canjear las Leliq por otros bonos y un plan para privatizar 23 empresas públicas.
En La Libertad Avanza (LLA) negaron todo. “Nosotros vamos a las reuniones de transición a escuchar y recibir información, no proponemos nada. Los que tienen que gobernar y tomar medidas de aquí al 10 de diciembre son ellos; nos quieren dejar pegados”, se quejó una fuente libertaria ante la consulta de LA NACION. Pero cerca de Massa, enigmáticos, insistieron: “Pregunten qué dijeron en el zoom que tuvieron con el FMI”.
Frente a esta situación, Ocampo decidió acelerar su renuncia. Por una cuestión de códigos quería decírselo personalmente a Milei, quien no le contestó los mensajes pidiendo una reunión. Durante el fin de semana la candidatura de Sturzenegger volvió a tomar fuerza. Sin embargo, el lunes por la mañana, ya con el triunfo libertario consumado, Posse le confirmó a Ocampo que Caputo sería el ministro de Economía. “Si quieren implementar el plan monetario de Caputo, no puedo ser el presidente del Banco Central. Yo no vine a ocupar un cargo”. A pesar de que voceros de LLA lo confirmaban como presidente del BCRA, finalmente Ocampo daría un paso al costado. Desde entonces rechaza el contacto con la prensa.
Al mismo tiempo, desde el espacio sugerían que Caputo sería ministro de Economía. El viernes tuvo una reunión con las cámaras que nuclean a los bancos y eso parecía indicar la confirmación, que por ahora no llegó. Al cierre de esta edición, la historia se sigue escribiendo y los nombres de esta trama suben y bajan en la consideración de Milei y sus más íntimos.
Las versiones de designaciones y cargos cambian hora a hora. Pero algo es cierto, la dolarización, si bien no se descarta (ayer el presidente electo dijo que el cierre del BCRA es “innegociable”), quedó muy lejos.