Es imposible imaginar un mundo sin crecimiento
Se debe evitar el calentamiento global, pero no mediante una anulación del capitalismo, que ha permitido a la humanidad tener mejor calidad de vida
Es difícil de imaginar ahora, pero la humanidad se las arregló con poco o nada de crecimiento económico por miles de años. En Bizancio y Egipto el ingreso per cápita al final del primer milenio era más bajo que al inicio de la era cristiana. Gran parte de Europa no tuvo crecimiento en los 500 años que precedieron la Revolución Industrial. En la India, los ingresos reales por persona se redujeron continuamente desde comienzos del siglo XVII hasta el final del XIX.
Al reunirse los líderes mundiales en París para producir un acuerdo de contención y detener las emisiones de gases de efecto invernadero, hay una cuestión que no es probable que se aborde abiertamente en el cónclave de dos semanas convocado por las Naciones Unidas. Pero de todos modos está en el aire: ¿La civilización, tal como la conocemos, podría sobrevivir a una experiencia como ésta nuevamente?
La respuesta simplemente es no. El crecimiento económico despegó de modo sostenido en todo el mundo hace tan solo 200 años. Dos cosas lo motorizaron: la innovación y mucha energía a base de carbono, la mayor parte derivada de combustibles fósiles como el carbón y el petróleo. Pensando en la conmoción climática que se aproxima, los defensores del medio ambiente, los científicos e incluso algunos líderes políticos han puesto la propuesta sobre la mesa: el consumo mundial debe dejar de crecer.
"Esto es una parte sutil y en gran medida imposible de reconocer del plan para el medio ambiente y el clima de alguna gente", dijo Michael Greenstone, que dirige el Energy Policy Institute de la universidad de Chicago.
A veces no es tan sutil. El ecólogo de Stanford Paul Ehrlich ha sostenido desde hace décadas, que debemos desacelerar el crecimiento de la población y el consumo.
La propuesta de que el crecimiento debe detenerse aparece frecuentemente en el borde izquierdo del movimiento ambientalista, en publicaciones como Dissent y los escritos del defensor del medio ambiente Bill McKibben. También aparece en literatura académica.
Peter Victor de la York University de Canadá publicó un estudio titulado "Growth, degrowth and climate change: A scenario analysis" (Crecimiento, decrecimiento y cambio climático: un análisis de escenario), en el que comparó las emisiones de carbono canadienses bajo tres variantes de desarrollo económico hasta el año 2035. Descubrió que limitar el crecimiento a cero tendría un efecto modesto sobre el carbono lanzado al aire.
Para mantenerse dentro del incremento de temperatura promedio de 2 grados que los científicos consideran el límite superior para evitar un cambio climático catastrófico se requería que la economía mundial en 2050 emita no más de seis gramos de dióxido de carbono por cada dólar de producto económico. Para tener una visión de lo que eso significa, hoy la economía de Estados Unidos emite 60 veces esa cifra.
No importa qué méritos pueda tener el argumento en términos éticos, la propuesta no tiene ninguna posibilidad de imponerse. Aunque la humanidad haya sobrevivido cientos de años sin crecimiento, la civilización moderna no podría hacerlo. Los equilibrios que son la vida diaria de las economías de mercado simplemente no podrían funcionar en una economía de suma cero. El desarrollo económico fue indispensable para terminar con la esclavitud. Fue una precondición crítica para el empoderamiento de las mujeres.
Por cierto la democracia no hubiese sobrevivido sin ello. Como ha señalado Martin Wolf, comentarista del Financial Times, la opción para que todos estén mejor fue crítico para el desarrollo y la extensión de la política de consenso que sostiene el gobierno democrático. El crecimiento cero nos dio a Gengis Kan, y la Edad Media, la conquista y el sometimiento. El crecimiento económico generó una alternativa mucho mejor: el comercio.
El economista de Oxford Max Roser, tiene algunos cuadros reveladores que muestran lo mortífero de la guerra a lo largo de las eras. Y fue un verdadero asesino en la era sin crecimiento. Hasta la mitad de las muertes entre cazadores-recolectores, horticultores y otras culturas antiguas fueron causadas por conflictos.
Naomi Klein, recién convertida a la causa ambiental, alegremente propone el cambio climático como una oportunidad para poner fin al capitalismo. Si tuviera razón, dudo que traería la utopía de los trabajadores que parece anhelar. En una economía mundial que no crece, los que no tienen poder y los más vulnerables son los candidatos a perder. Imagine "Blade Runner", "Mad Max" y "The Hunger Games" en la vida real.
Lo buena noticia es que actuar con el cambio climático no requiere tal cosa. No será fácil, pero podemos entrever caminos tecnológicos que permitirán seguir creciendo a la civilización y le darán a la economía mundial un futuro de suma positiva. Más que cómo detener el crecimiento, la principal cuestión que plantea el cambio climático es cómo desarrollar y desplegar plenamente tecnologías energéticas sustentables: en síntesis, ayudar a los pobres del mundo y a todos los demás a tener un camino de progreso que no dependa de quemar carbón enterrado.
Traducción de Gabriel Zadunaisky
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