Es hija de un conde húngaro, empezó a trabajar a los 16 años y hoy lidera una empresa con más de 1600 empleados
Alexia Keglevich contó cómo fue su historia en la empresa familiar Assist Card y habló de su rol actual como CEO, después de que la comprara el grupo norteamericano Starr International
En un contexto en que menos del 10% de las mujeres accede a puestos decisivos en las empresas, Alexia Keglevich, rompe el molde. Hoy es CEO de Assist Card Internacional pero su camino hasta obtener ese puesto no fue fácil ya que tuvo que superar muchos prejuicios. “Mi padre como buen húngaro y noble es extremadamente machista. Eso fue un desafío permanentemente que me ayudó a ser lo que soy”, contó en el encuentro Family Business, organizado por el diario LA NACION.
“Le agradezco a mi padre que me la hizo difícil. Transformé el hecho de ser mujer en una fortaleza. Cuando sos la única mujer, llamas la atención y eso es bueno. No pasas desapercibida”, afirmó Keglevich que entró a la compañía familiar con 16 años, después de trabajar cuatro meses en una agencia de viaje.
Nicolás Keglevich era un hombre exigente. De familia aristócrata húngara, escapó a los 5 años de su país tras la invasión de Rusia en 1944 y deambuló durante dos años con su hermana de 6 por Bélgica y Francia. De esa experiencia forjó el concepto de asistencia viajera y un carácter fuerte. “Cuando empecé a trabajar mi padre me dijo ´ahora empieza el infierno: tenés que ser la primera en entrar a trabajar y la última en irte´. Entré como cadeta y me puso una presión enorme”.
Diez años después, con una hija de 2 años y una hipoteca a cuestas, Alexia dijo que tenía que hacer “su camino” y se fue a trabajar al Banco Río. Sin embargo, en el año 2000, su padre le pidió que regresara.
“Cuando volví con esa nueva experiencia a la compañía familiar traje mucho cambio muy de golpe. La compañía resistió ese cambio, que era muy abrupto, pero también había que hacerlo. Tocamos fondo y a partir de eso la reinventamos”, explicó.
En una nueva etapa, en 2011, su padre decide vender la empresa y manda a Alexia a buscar comprador a Europa, Estados Unidos, Chile y Asia. “Tuvimos un montón de oferentes y pudimos elegir con quién dar el paso para convertirnos en una empresa internacional. El 14 de diciembre de 2011 mi padre vende todas las acciones y el 15 se van él y mi hermano de mi compañía. El nuevo accionista toma las decisiones y quedo yo como CEO”.
Consultada por la situación familiar en ese entonces, Alexia dijo que “se terminaron los asados por un par de meses” pero que el tiempo “curó todo”. “Hay procesos extremadamente dolorosos cuando una empresa familiar pasa a ser una corporación pero después de un tiempo ves los connected dots, que todo tiene sentido”.
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