"Es bueno que el Gobierno esté dando muestras de federalismo"
El CEO de la firma, Alejandro Asrin, hijo de uno de los fundadores, es optimista con las políticas económicas actuales
Mientras estudiaba Derecho en la Universidad de Córdoba, Alejandro Asrin (46) nunca pensó que terminaría presidiendo una entidad comercial con proyección nacional.
Desde el 15 de abril último, este ejecutivo de 46 años es el nuevo CEO de Tarjeta Naranja, la compañía fundada en 1985 por su padre Gerardo y David Ruda, actual presidente honorario. Ambos trabajaban como profesores de educación física hasta que decidieron comenzar a vender artículos deportivos e insumos a escuelas cordobesas. Este es apenas un breve resumen de la historia de la mayor emisora de tarjetas de crédito del país, con 9,3 millones de plásticos.
Aunque es abogado de profesión, Asrin pasó por todas las áreas de la empresa para comprender a fondo su funcionamiento. Y tiene claro cuáles son los pasos que dará en el futuro para hacer crecer aún más a Tarjeta Naranja, sobre todo en Capital y partidos del Gran Buenos Aires.
El flamante CEO, que viaja al menos seis veces por mes para motivar a los gerentes de algunas de las 215 sucursales de atención al cliente que la empresa tiene en 100 ciudades de 21 provincias, hizo un stop en su agenda para conversar con LA NACION un miércoles soleado de julio.
Mientras bebe agua mineral de a pequeños sorbos, Asrin se anima a dar su opinión sobre la gestión actual de Mauricio Macri. "Las políticas que se están tomando son las necesarias para que la Argentina esté mejor posicionada en el mundo. Muchas de las decisiones que se están tomando nos van a traer beneficios en el futuro", dice convencido.
Para Asrin es importante que el actual gobierno esté dando muestras de federalismo. "Es algo que los demás no hicieron y para los que vivimos en el interior tiene peso", agrega el presidente de la empresa que evidenció un crecimiento de 8% en la cantidad de plásticos en circulación. Tarjeta Naranja ofrece dos tipos de producto: la categoría Gold (60%) y la clásica (40%); la diferencia está en los beneficios y en el límite de compra que ofrece cada una.
"El mercado argentino tiene la particularidad de financiar los consumos que se hacen con tarjetas, algo que no ocurre en otros países. En el exterior, este medio de pago sólo es alternativo al efectivo", dice el CEO que está convencido de que hoy acá la gente elige tener una u otra tarjeta en función de los beneficios que le ofrece.
Tarjeta Naranja es parte de un sistema cerrado que sólo opera con Banco Galicia, su socio estratégico desde hace 21 años. La entidad bancaria controla el 80% del paquete accionario de la compañía mediterránea, mientras que el 20% restante está en manos de las familias fundadoras.
Las estadísticas de la empresa, según cuenta Asrin, no evidenciaron una caída notable del consumo durante el primer semestre de este año.
"Hoy el que no tiene una tarjeta de crédito se queda afuera del sistema y, lo que es más importante para los usuarios, de los beneficios", dice el directivo. Las estadísticas de Naranja indican que hasta mayo el consumo se mantuvo estable; sin embargo, en junio cayó. "El promedio de los resúmenes de cuentas está un 5% abajo en un contexto en el que hay una estimación anual del 35% de inflación", explica.
Tarjeta Naranja cerrará este año con ingresos por 9000 millones de pesos. La facturación que generan los 250.000 comercios adheridos a su red (es decir, que aceptan sus tarjetas como medio de pago) asciende a los 82.000 millones de pesos por año.
Asrin es positivo en sus proyecciones económicas para 2016. No sólo piensa que la situación general va a mejorar, sino que además confía en que el nivel de transacciones se va a incrementar hacia fines de este año. El consumo promedio por resumen de tarjetas Naranja (Visa o MasterCard) es de $ 2500 promedio al mes. Y es ahí en donde el directivo está poniendo el foco de sus proyectos para aumentar su cartera de clientes.
"Queremos sumar cuatro millones de usuarios en los próximos tres años", dice Asrin. Pero aclara que el verdadero desarrollo está en crear nuevas experiencias para sus clientes. "El crecimiento genuino está en brindarle un mejor servicio a los usuarios a través de la pantalla. Queremos acercarles practicidad en la operación virtual y sumarles valor agregado con beneficios exclusivos y personalizados", agrega.
Tarjeta Naranja tiene 3500 "colaboradores", así define Asrin, en consonancia con su predecesor, a sus empleados directos. Y para él no es un capricho, simplemente una forma de reconocer cómo su trabajo contribuye a la mejora del negocio. "Hacemos un esfuerzo para que la gente dentro de la empresa se sienta un colaborador. Es la única ecuación que da resultado para que una compañía comercial obtenga mayores beneficios", sostiene.
En sus planes están también nuevas aperturas. Con inversiones de 5 millones de pesos por sucursal, Tarjeta Naranja abrirá al menos siete sedes sólo en la ciudad de Buenos Aires en lo que resta de 2016 y todo 2017.
Al margen de las sedes que la compañía planea abrir para darle soporte a sus clientes, su flamante CEO está convencido de que en el futuro tiende a ir a medios electrónicos. Este mes, Dinamarca anunció que oficialmente ya no utilizará más dinero en efectivo, un mecanismo perfecto no sólo para ahorrar (porque se evita la emisión), sino para combatir la evasión, mejorar la seguridad económica-comercial y ser cada vez más sustentable (no se acuñan monedas ni se imprimen billetes).
"Para que algo así ocurra en la Argentina se tienen que poner de acuerdo los actores públicos y privados", sugiere el nuevo CEO de Tarjeta Naranja.
Asrin sostiene que es necesario educar a la población, incentivar el uso de medios electrónicos que van a generar un cambio cultural, pero ayudarán a bajar impuestos y, por supuesto, a transparentar la economía.
Alejandro Asrin
CEO de Tarjeta Naranja
"Hoy, el que no tiene una tarjeta de crédito se queda fuera del sistema y de los beneficios"
"Queremos sumar cuatro millones de usuarios a la compañía en los próximos tres años"
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