Es argentino, reinventó la forma de escuchar música en vivo y su idea se exportó a Barcelona y los Estados Unidos: la historia de Nómade
El primer encuentro se organizó en 2016, en Buenos Aires; junto a sus socios, organiza shows itinerantes, con aforo de entre 40 a 100 personas; los asistentes se enteran quiénes son los artistas del día minutos antes de que empiece cada concierto
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Jerónimo Saravia se inspiró en su experiencia para diseñar su propio proyecto. Lejos de las multitudes y el ruido de los grandes conciertos, junto a un socio reinventó la forma de escuchar música en vivo y le dio forma a Nómade, una iniciativa de recitales íntimos e itinerantes que nació en Buenos Aires y ya se exportó a Miami y Barcelona.
La propuesta, que en noviembre cumplirá seis años, combina música en vivo y algo de misterio. Cada semana, organiza shows acústicos en locaciones por diferentes puntos de la ciudad, que convocan entre 40 y 100 personas, dependiendo de la capacidad de cada lugar.
Museos, livings, terrazas y estudios de coworking son algunos de los espacios elegidos para estos shows, que tienen una particularidad: los asistentes recién se enteran de los artistas que tocan cada noche minutos antes de que empiece cada show.
La idea surgió en 2016, cuando Saravia (29 años) estaba en una gira por los Estados Unidos acompañando a su amigo Simón Benegas, quien resultaría cofundador de Nómade. “Íbamos charlando de cómo veíamos la escena y de las propuestas que había para ver música en vivo, y coincidimos en que en la mayoría de los lugares la gente no estaba escuchando a la banda. No se daba el espacio, el respeto o el silencio. Y es bastante chocante para el artista que está abriéndose y compartiendo todo lo que tiene”, dice Saravia en diálogo con LA NACION.
De regreso en Buenos Aires, junto a Benegas y otro amigo, organizaron el primer encuentro de Nómade. Fue en el living de un PH de Recoleta, donde armaron un set de música acústica para 40 personas. “Al principio no lo conocía nadie, lo hicimos con amigos y allegados, desde ahí no paramos”, dice Saravia, sobre aquella primera experiencia, en noviembre de 2016.
“No teníamos como objetivo que esto se convirtiera en nuestro trabajo, pero lo seguimos haciendo porque nos encantaba y porque era un poco la idea de empezar a marcar una forma en que nos gustaría que se empiece a tomar la música”, relata. El concepto del encuentro se mantiene hasta la actualidad: pocas personas, sentadas, y un énfasis en el silencio.
Desde entonces, el proyecto se consolidó entre el público local, con la participación de artistas de diferentes géneros de la música indie local. Músicos argentinos como Goyo Degano (Bándalos Chinos), Feli Colina, El Zar o Esmeralda Escalante, junto al español Juan Gómez Canca (El Kanka) son algunos de que pasaron por el ciclo.
“Al principio anunciábamos a los artistas y nos ayudaba a la convocatoria. Pero cuando fueron pasando los años, empezamos a hacer esto de que los músicos son una sorpresa. Y le agrega un misticismo distinto, de consumir una experiencia, de no tener idea de a quién vas a escuchar. Ver que viene gente sin importar quién vaya a tocar es muy gratificante”, dice Saravia, que encabeza un equipo de seis personas que se encarga de producir los shows.
El proyecto, que en noviembre cumplirá seis años –solo se interrumpió durante la pandemia-, mantiene un esquema de dos shows por semana, y sus creadores no tienen la intención de expandirlo, más allá de que cada fecha agota sus entradas.
“La cantidad de gente siempre depende de la locación. Hay fechas más íntimas, como cuando empezamos, con 30 o 40 personas, y de ahí hasta 90. Pasando ese número, la experiencia se diluye un poco. Claramente, podríamos hacer Nómade de 500 personas, porque la demanda está, pero sería otra cosa. Han pasado artistas que habían estado en Niceto ante 1500 personas y que se sorprendían de la intensidad de estar en un living con 30 personas escuchando”, dice Saravia.
“No siento que vaya a crecer en cuanto a asiduidad. Si bien la demanda está y lo podríamos hacer muchísimo más, está bien así, porque si no se pierde esa cuota especial que tiene lo que hacemos. El crecimiento podría ir con otro tipo de proyectos en paralelo”, dice Saravia.
Mientras recibe pedidos para replicar la idea en otras ciudades del país, la expansión se dio fronteras afuera. Luego de que Benegas, el otro cofundador, se mudara a los Estados Unidos, puso en marcha la versión ‘Miami’ de Nómade. “Viene bastante bien. Hay un público ‘lado B’ de la ciudad mucho más cultural”, dice Saravia. Además de los Estados Unidos, Nómade también se produce en Barcelona, liderado por el primo de Benegas.
Para Saravia, que trabaja como manager de algunos grupos musicales, esa idea inicial se transformó en su principal trabajo. “Ahora la música está bastante fuerte, pero años atrás era muy bastardeada. A los artistas muchos lugares pensaban que les hacían un favor por ir a tocar, o les cobraban a las bandas para hacer un show. Pero el artista está trabajando. Desde nuestro lugar, queremos limpiar esa imagen que se tiene sobre la música y darle la entidad que se merece”, afirma el emprendedor, que diagrama las fechas con alrededor de un mes de anticipación.
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