¿Entró la política económica en una nueva etapa?
Las fases en esta política económica no son sustitutivas, sino complementarias; todo indica que, afortunadamente, esto el Poder Ejecutivo Nacional lo tiene claro
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El 14 de junio de 1985, Juan Vital Sourrouille lanzó el Plan Austral. Cuando muchos años después analicé el programa, encontré útil dividir los dos años que duró en cinco etapas. Pero como digo, a mediados de 1985 Sourrouille no lanzó la primera etapa del plan, sino el plan.
Arriesgando ser desautorizado por los futuros historiadores económicos, pienso que desde hace algunas semanas el programa económico implementado por Milei-Caputo-Bausili parece haber entrado en una segunda etapa.
La primera, sintetizada en el eslogan “no hay plata”, se organizó alrededor del equilibrio fiscal financiero, es decir, suficiente superávit fiscal primario, para pagar los intereses de la deuda pública. Mantenido hasta ahora a rajatabla, mejor adoptar todas las decisiones privadas sobre la base de su permanencia en el tiempo.
En la Argentina 2024 el equilibrio fiscal ha probado ser muy poderoso, más que una regla monetaria y, ni qué decir, de una regla cambiaria. La tasa de inflación se desplomó de manera estrepitosa, en promedio la actividad económica se viene recuperando desde mediados del año en curso y el aumento de la tasa de desocupación se debió a la suba de la oferta de trabajo, no a la disminución de la demanda.
Claro que no se trata de dormirse en los laureles, pero este panorama macroeconómico le otorga protagonismo a la labor encarada por Federico Sturzenegger. Pasamos del decreto 70/23 y la Ley bases a múltiples disposiciones, que se adoptan todos los días.
Se trata del complemento micro del equilibrio fiscal. Convencido de que el progreso demanda que los empresarios dejen de estar ocupados para dedicarse a trabajar, me entusiasma la eliminación o modificación de la increíble cantidad de trabas que existían. Resulta patética la defensa pública que hacen algunos de los afectados por esta labor.
Tengo una sola preocupación, que la vengo planteando desde hace varios meses. Ojalá esté mal informado, pero no se observa sincronización entre las medidas adoptadas para facilitar las importaciones y aquellas destinadas a reducir el denominado costo argentino. Pensar que en la Argentina de 2024 esto se soluciona con un salto devaluatorio es no pensar. Ergo, estamos delante de un problema real y creciente.
Las etapas en esta política económica no son sustitutivas, sino complementarias. Todo indica que, afortunadamente, esto el Poder Ejecutivo Nacional lo tiene claro.