Entrenamiento de abejas, megamaquetas, carne "falsa" y dibujitos: emprendedores que rompen moldes
En la Argentina hay muchas historias de emprendedores que rompieron moldes, pero estos además lo hicieron con creatividad y pocos recursos. Ellos son Javier Anaya, director de Sense of Wonder y creador del canal de YouTube 'Leoncito Alado'; Carolina Blüguermann, Chief Science Officer de Granja Celular; Ricardo Martínez, CEO de United Scale Arts y Matías Viel, CEO de Beeflow.
Anaya creó un canal de YouTube que acumula 650 millones de reproducciones y exporta su producto a Brasil. "Hace siete años en Brasil estaba en Recife y veía que las madres calmaban a sus hijos con su celular. En ese momento hice 15 canciones para chicos y las probaba con mi sobrina, que en ese momento era chiquita", narró. Su canal apunta a los chicos de cero a cuatro años, que es un momento "esponja" de los niños para captar contenidos pedagógicos.
Para esto, tiene todo un manual de estilo armado. "De cero a dos años, los chicos tienden a lo redondo, a lo brillante, a la mirada expresiva, a los brazos abiertos. Hay mucho del manejo audiovisual para entretener a los niños", explicó Anaya.
Blüguermann es licenciada en Ciencias Biológicas (UBA) y doctora en Química Biológica. Es una de las fundadoras de la primera startup de América Latina dedicada a agricultura celular: produce carne a partir de células madre y en un laboratorio. "A muchos científicos nos pasa que estamos con desarrollos buenos y es difícil llevarlo a los negocios. Cuesta la etapa de encontrar el nicho porque no hay tantos lugares, hay escepticismo que tiene que ver con cómo uno está formado", resaltó.
"El desarrollo de proteínas alternativas fue tomando fuerzas y hoy ya hay una parte del sector productor de alimentos que entiende que esto va a seguir sucediendo. La Argentina tiene que participar de esta tecnología", dijo.
Martínez contó que él siempre fue "tridimensional". Cuando era joven y aficionado al ferromodelismo, decidió que quería dedicarse a la construcción de maquetas. "Descubrí que había un nicho que era la construcción de maquetas, podíamos brindar el servicio a un costo razonable y en un plazo", relató.
Con más de 30 años de experiencia, hace algunos años llegó uno de sus mayores éxitos: la construcción de una maqueta de más de 100 metros cuadrados que hoy se exhibe en Gulliver’s Gate, una atracción de miniaturas en Times Square, Nueva York.
"A la innovación la vemos como la mezcla de cosas que pasan en el mundo, pero que te plantea una idea que te lleva a una nueva posibilidad. En nuestra empresa, en lo humano, es nuestro capital más grande, la gente que trabaja", cerró.
Viel también encontró un nicho de negocios: la polinización. Conoció a científicos de Conicet que estudiaban el tema para mejorar ineficiencias de las abejas. Las alimenta con moléculas especiales para incrementar su rendimiento. Así nació su emprendimiento, Beeflow, que acaba de recibir inversiones de uno de los fondos de commodities más grandes del mundo.
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