Entre guiños y reclamos, los empresarios del acero le respondieron a Sturzenegger y hablaron del cepo y de la “amenaza china”
Aprobaron el “reset” de la economía, pero advirtieron que con eso no es suficiente y que ahora “viene el trabajo de la micro”; expresaron su desacuerdo con el ministro de Desregulacíón por la chatarra y plantearon que se debe definir con quiénes quiere comerciar
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¿Se puede aprobar a una gestión pese a sufrir la peor caída en años? Sí. ¿Se puede destacar medidas libertarias pero a la vez reclamar protecciones ante la denominada “amenaza china”? También. Esa es la delgada línea sobre la que hace equilibrio la industria del acero en la Argentina, que incluye a empresarios relevantes a nivel mundial, como el CEO de Grupo Techint, Paolo Rocca. En 2023 las cadenas de valor del sector generaron US$10.858 millones en exportaciones, según cifras oficiales.
“El reset de la economía es condición necesaria pero no suficiente”, sostuvo el presidente ejecutivo de Ternium, Martín Berardi, en el cierre del Alacero Summit. Allí confluyeron empresarios que alertaron sobre el avance de las importaciones de China y advirtieron que el sector puede estar ante “la punta del iceberg”, cuyo hielo remite al caso chileno que buscan esquivar: el cese de producción y cuasi cierre de la Compañía Siderúrgica Huachipato, la trasandina más grande.
El apoyo de Rocca al presidente Javier Milei fue notorio. Durante su presentación del miércoles destacó “la reducción del peso del Estado, la cancelación del déficit, la sustancial reducción de la complejidad de regulaciones de la economía” y dijo que “los resultados son importantes”. Algunas de las variables que citó fue la desaceleración de la inflación y la baja del riesgo país.
Sin embargo, esas correcciones impactaron de lleno en la industria y despertaron una discusión sobre cómo salir de la crisis y con quiénes comerciar. Según datos de Alacero, la producción de acero en la Argentina caerá 22,2% en 2024 comparada con el año pasado. Los jugadores del sector se autocalifican como “el primer termómetro de la recuperación”, dado que sus productos abastecen en un 48,9% a la actividad de la construcción y en un 18,4% a la industria automotriz. “Si nosotros levantamos es porque después se viene el repunte de los otros”, describieron.
Según el relevamiento de la consultora económica Econviews, la producción de acero creció 9% en la comparación mensual en septiembre. Los datos de la Cámara del Acero también muestran números verdes al comparar agosto con julio. Entonces, la vicepresidenta senior del Council of Foreign Relations (CFR), Shannon O’Neil, planteó que “la gran pregunta con Milei es cómo hará para crecer”.
En la respuesta a ese interrogante aparecieron los puntos polémicos que tensan la relación entre el sector industrial y el Gobierno. Uno de ellos es la iniciativa del ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, para poner fin a la prohibición de exportación de chatarra, que es uno de los insumos que se utiliza para fabricar acero. “Techint me dice que la exportación de chatarra es un bien estratégico para la Argentina. ¿Vos me estás diciendo en serio?”, cuestionó el ministro hace 20 días.
“La chatarra es un insumo estratégico a pesar de que el ministro opina que no”, le respondió Berardi. El representante de Ternium argumentó que liberar su exportación podría generar déficit de balanza comercial en productos industriales, dificultar su adquisición por parte de empresas locales y, en consecuencia, podría desfavorecer al proceso de descarbonización.
Por otra parte, el cepo acaparó el centro de la escena. “Ahora falta la apertura del mercado cambiario para lograr atraer inversiones masivas, lo menciono como un tema relevante”, destacó Rocca el miércoles. En esa misma línea, el CEO de Ternium, Máximo Vedoya, dijo que “para que haya crecimiento tiene que haber otros pasos”. El costo argentino apareció en la conversación, así como también una advertencia sobre la apertura importadora: “Tenemos que trabajar en la competitividad de la industria antes de abrirnos las puertas al mundo”.
Esta es una de las más grandes preocupaciones de la industria local y por la que algunos empresarios comenzaron a manifestar su desacuerdo. Por lo tanto, en un momento que concentró todas las miradas, Berardi interrogó al secretario de Coordinación de la Producción del Ministerio de Economía, Juan Pazo: “Ingresos Brutos, tasas municipales, nos preocupa eso, ¿cómo ganamos competitividad como país porque estamos compitiendo contra países?”.
Pazo reconoció que “la carga impositiva es absolutamente distorsiva”. Y a propósito de las metas trazadas por los empresarios para alcanzar una mayor regionalización e integración de cadenas productivas como método de protección ante “la amenaza china”, el funcionario lanzó una crítica: “Tengo una opinión clara. El Mercosur es, de los bloques comerciales, quizás el mas cerrado del mundo y el que menos comercio hacia su interior tiene”. Asimismo, el secretario confirmó que viajará a China a “abrir mercados” y buscar inversiones para el RIGI.
En otro de los paneles, Vedoya hizo hincapié en la necesidad de impulsar una industrialización, por las cadenas de valor que genera y la creación de empleo: 7 de cada 10 trabajos provienen de pymes. “Lo del cepo es algo que ayuda, pero creo que todavía estamos lejos de decir ‘tenemos una política industrial’. Necesitamos sin dudas tener una defensa de la política industrial contra China, se puede competir con empresas pero no con un Estado”, dijo el CEO de Ternium.
En palabras del exministro de Industria Dante Sica, “el fantasma China” acumuló todo tipo de interrogantes entre los empresarios. Uno de los que asistió y tenía un stand importante en el Alacero Summit, llevado a cabo en el hotel Hilton, afirmó que “si todo sigue igual y se abre el cepo, China nos lleva por delante”. En línea con esto, Rocca definió durante su discurso: “Las importaciones chinas ayudan a contener la inflación, pero tienen un componente destructivo”.
Según cifras de Alacero, las importaciones del acero chino en 2022 representaba el 10% de las importaciones. En 2023, subió al 14% y este año finalizaría arriba, en el orden del 16%. Visto de otro modo, en millones de toneladas, las importaciones chinas a América Latina crecieron un 63% en los últimos dos años (de 7,1 a millones de toneladas a 11,6 millones de toneladas). Y, sobre la Argentina, la balanza comercial de productos no agropecuarios arroja un déficit de US$14.000 millones desfavorable para nuestro país.
El caso chileno
En consecuencia, expusieron al “caso chileno” como el espejo en el que ninguno quiere verse reflejado. La siderúrgica Huachipato anunció la suspensión de su producción de hierro en agosto y la desvinculación de más de 1000 empleados, según expresó uno de sus representantes. Este directivo explicó que la importación china era “entre un 25% y 35% más barata por subsidios en mano de obra, carbón y otros estándares”.
Además, el representante de Huachipato habló de la “trampa china”. Con esas palabras calificó a lo que observó en relación al dumping. “El Gobierno establecía medidas antidumping para la empresa 1, 2, 3 y 4, pero los chinos después creaban la empresa 5, 6, 7 y 8″, describió.
En ese sentido, los datos de Alacero reflejan que de 72 medidas antidumping tomadas por los gobiernos de América Latina, 47 están vinculadas a importaciones chinas. Estos motivos fueron utilizados una y otra vez por distintos empresarios para advertir sobre “la necesidad de medidas efectivas”. Luego de la simplificación del reglamento para la importación de acero, implementada por la Secretaría de Comercio, Berardi instó a mirar “qué hacen los demás”. En ese sentido, citó el caso de Brasil que “puso cupos y por arriba de ellos aplica aranceles”.
Por lo tanto, los empresarios expresaron la idea de defender la producción local del avance chino a través de la integración de las cadenas de valor entre distintos países, lo que llamaron “regionalización” o nearshoring. Naturalmente surgió el vínculo Argentina-Brasil, una sociedad presente en varios discursos pero que presenta números bajos. De acuerdo a lo expuesto por Andrés Malamud, del 100% de las importaciones que recibe Brasil, sólo el 3,6% vienen de nuestro país. “Los presidentes se llevan mal, pero los diplomáticos se llevan bien y la gente también. El problema es que hacemos pocas cosas”, comentó el politólogo.
Por último, este sector industrial que mira mucho al comercio exterior y debatió sobre cómo protegerse de China, no se olvidó del cambio de gobierno que vivirá Estados Unidos. Sobre Kamala Harris, la vicepresidenta senior del CFR proyectó un perfil de negociación más institucional y multilateral, pero en el caso de su rival delineó un escenario distinto. “Creo que Trump va a poner tarifas y después va a negociar país por país cuáles quitar. Si hay tarifas para China, solo van a acelerar el reposicionamiento de las cadenas de abastecimiento”, concluyó.
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