Docentes en potencia
Los jóvenes que se integran a los equipos de sus profesores aportan dinamismo, energía y actualización a la cátedra, a la vez que profundizan sus conocimientos
"Era raro que me llamasen profe alumnos que eran más grandes que yo", dice Andrés Fontana, que cursa quinto año de Ingeniería Electrónica en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), y desde hace cuatro es ayudante de cátedra de Informática II de segundo año. Hoy, totalmente afianzado en su rol académico, asegura que la experiencia le permitió adquirir práctica en los temas de la cursada -lo que le sirve para su futuro laboral- y a mejorar en su oratoria.
Como muchos estudiantes universitarios que hoy se desempeñan como ayudantes de cátedra -o ayudantes de segunda, como se les suele decir-, Fontana se dejó tentar por un profesor que, como había rendido con muy buena nota el final, le propuso sumarse a su equipo. "Fue una grata experiencia y por eso decidí seguir", dice el joven de 25 años, que recientemente consiguió un cargo y ya no se desempeñará ad honórem.
En 2012, la UTN sacó una ordenanza que establece que debe crearse un registro de postulantes a ayudantías, realizarse un concurso interno y hacer la elección según los cargos disponibles. La selección es aprobada por el consejo departamental de la especialidad y luego por el consejo directivo. También determinó que se puede ser ayudante sólo durante cuatro años. "El objetivo que se persigue es que se reciban. Muchas veces van a adoptando cada vez mayores compromisos con la cátedra, se entusiasman, les gusta la profesión docente y se dejan estar", dice Marcelo Giura, secretario académico de UTN Buenos Aires.
En la Universidad de Buenos Aires (UBA) los alumnos pueden ser designados ayudantes de segundo grado de manera interina o mediante un concurso. Además de un reglamento general que regula estas cuestiones, en cada unidad académica hay uno propio, pero en general para acceder a este rol los interesados deben tener cursada el 70% de la carrera y la materia en la que quieren ser ayudantes aprobada. Además de la posibilidad de acceder a un cargo, muchos jóvenes son ayudantes ad honórem. En general, la designación de un ayudante alumno depende de la asignatura o cátedra en cuestión; en algunos casos intervienen los consejos directivos de las facultades.
Según los resultados de un censo realizado en 2011, en la UBA el 6,4% de los estudiantes que cursan carreras de grado en la Facultad dijo haber tenido actividad docente como ayudante alumno de la carrera que cursaba. Las unidades académicas que concentran mayor proporción relativa de estudiantes que se desempeñan o desempeñaron como ayudante alumno son las facultades de Odontología (15,4%), Farmacia y Bioquímica (12,1%), Ciencias Exactas y Naturales (10,1%) y Agronomía (10,2%). El 85,3% (10.151 estudiantes en términos absolutos) realizó esta actividad ad honórem. Esta tendencia se da en todas las unidades académicas, excepto en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, donde casi la totalidad recibió renta.
"A la mayoría les interesa ser docentes e inician la carrera comenzado a colaborar con los profesores en las materias de su preferencia", dice María Laura Pérsico, vicerrectora general de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES).
"Es la etapa inicial de formación de un futuro docente", coincide Sergio Trippano, profesor adjunto regular de la cátedra de Teoría y Política Educacional de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA) sobre las ayudantías. Sobre la elección de los ayudantes por parte de los docentes advierte: "Cuando se plantea la formación de alumnos dentro del campo de la docencia debe haber algún tipo de reflexión sobre qué querés formar, y ello está vinculado a las buenas prácticas docentes y a la formación en un determinado campo. A veces los docentes buscan reproducir cualidades que podrían estar sujetas a crítica. Por ejemplo, si una materia tiene una tradición excesivamente verbal y se privilegia la presentación oral, a veces hay que poner esto en tela de juicio para ver si sigue siendo lo mejor".
En muchos casos, los jóvenes que ven su futuro en la docencia se postulan porque quieren acumular horas que luego les permitirán conseguir un cargo. "El sueldo docente es muy dependiente de la antigüedad. Para ser profesor adjunto -que es el cargo más bajo- tenés que tener cuatro años de actividad docente, y se te suman los de ayudantes de segunda", explica Giura.
Además de buscar profundizar la formación en un tema de interés, algunos buscan ser referentes de sus colegas. También quienes quedaron marcados por cierto profesor y se anotan por apego con el individuo más que con la materia. "Hay quienes dicen yo quiero ser ayudante suyo y es distinto de quiero ser ayudante de la materia, aclara Giura.
Una cuestión de actitud
Fontana dice que lo que se aprende va decantando con el tiempo y que ser ayudante de cátedra ayuda en ese proceso. Para Pérsico, el rol de ayudantes los obliga a estar permanentemente capacitados y actualizados en lo académico y lo profesional, así como desarrollar vínculos con otros docentes.
Los alumnos con pasta de ayudantes, según Giura, son buenos estudiantes, comparten conocimiento, ayudan a sus compañeros de grupo y tiene el carácter para dirigirse a un grupo sin timidez. "En mi experiencia ese alumno sobresale porque son los que te ponen más contra la espada y la pared haciendo preguntas que inquietan y que me hacen volver pensando a casa. Es el alumno que problematiza", agrega Tripanno.
Los jóvenes ayudantes de cátedra aportan dinamismo, energía y, muchas veces, actualización sobre las temáticas de las materias. "El alumno que recibe clases del ayudante de segunda (que no es su función, pero se hace para que vayan probándose) siente que le acerca la modernidad a determinado conocimiento ingenieril. Muchas veces las encuestas de los ayudantes alumnos dan muy bien", dice Giura.
En el caso de la UCES, la función del ayudante es de asistencia. "Ningún profesor auxiliar y menos un ayudante alumno puede estar a cargo de un curso y dar la clase -dice Pérsico-. Esto es tarea exclusiva de los docentes adjuntos, asociados y titulares. Estar al frente de un curso requiere de mucha formación académica y experiencia profesional que los ayudantes podrán adquirir con el tiempo y la capacitación que realicen para poder recién ser promovidos a estos cargos."