Enero arrancó con los precios en aumento, pero creen que se desacelerarán hacia fin de mes
Las consultoras estiman que la inflación va a morigerar su ritmo, lo que derivaría en una cifra mensual en torno de 20%; consideran que el pico ya se produjo en diciembre, dato que se conocerá el jueves, y que la mayoría calcula cercano al 30%
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Luego del pico de inflación en diciembre, que ya se descuenta que estará más cerca del 30% que del 20% (el próximo jueves el Indec publicará la cifra oficial), los analistas estiman que enero arrancaría con parte de ese impulso, pero que los precios se empezarían a desacelerar hacia fin de mes.
Si bien advierten que no habrá nada para festejar, proyectan que, de avanzar las medidas impulsadas por el Gobierno, una leve estabilización permitiría acercarse a una inflación de 20%. El argumento para esta proyección se apoya en el hecho de que se observa cierta desaceleración en el rubro Alimentos y bebidas, sobre todo por lo que ocurrió con la carne, que tuvo una disparada y después bajó.
El economista Santiago Manoukian, de la consultora Ecolatina, estimó que en el primer mes del año habrá una inflación menor a la de diciembre. “Estamos todavía analizando la primera semana y sabemos que se parte de un arranque negativo por lo que fue la aceleración de diciembre. Además, empiezan los ajustes de algunos precios, como el de combustibles o transporte. De todos modos, es muy temprano para calibrar con precisión nuestra estimación”, señaló el especialista.
Otro de los que proyecta una baja de la inflación este mes es Aldo Abram, director de la Fundación Libertad & Progreso, quien cree que puede ser incluso inferior a 20%, aunque pone algunos condicionantes. Según su análisis, se produjo una tregua en el proceso hiperinflacionario que atraviesa el país. “En primer lugar, porque el actual gobierno ha dejado de financiarse a través del Banco Central mediante la emisión, lo que contribuyó a que el pico de inflación se diera en diciembre. En segundo lugar, la gente decidió confiar en esta nueva gestión y dejó de deshacerse de los pesos como lo venía haciendo. Si esta tendencia continúa, es claro que la inflación de enero debería situarse por debajo del 20% y, cuanto mayor sea la percepción de que así será, más baja será la tasa”, opinó el especialista.
Ahora bien, según Abram, la gran preocupación es que ya hubo ciertos reparos respecto del cambio de rumbo económico, sobre todo por parte de la Justicia. “Estas dudas tienden a provocar que la gente vuelva a huir tanto del peso como de los activos argentinos, generando una fuga de capitales. Y si la demanda de pesos disminuye, lamentablemente, el peso perderá nuevamente su poder adquisitivo, lo que resultará en más inflación en el futuro. Por lo tanto, nos encontramos en un momento clave en ese sentido. Si prevalece el rechazo al cambio, mis pronósticos son muy pesimistas; pero si se logra sortear esta situación y confirmar que hay un nuevo rumbo en la Argentina, la inflación debería ser decreciente, no creciente, especialmente a partir del segundo trimestre, en términos mensuales”, concluyó el economista.
Por su parte, el economista Camilo Tiscornia, de C&T Asesores Económicos, coincide en que enero apunta a una inflación cercana a 20%. “Incluso, yendo más allá, si uno piensa que en febrero ya no estará el efecto estacional del turismo, y los rubros que se moderaron mantienen esa tendencia, solo quedará como impulsor alguna adecuación de tarifas de servicios, pero se podrá ver un freno más interesante que el de enero en los precios”, afirmó.
En un análisis más fino, Tiscornia comentó que en el relevamiento que hace su consultora se verificó un cambio de comportamiento importante en lo que se refiere a los motores de la inflación, entre diciembre y enero. “La dinámica en diciembre fue muy clara en el sentido de que hubo un pico muy fuerte en la tercera semana, después de la devaluación, con un aumento considerable en todos los rubros. Después de eso, se produjo una moderación en estos mismos rubros, es más, en algunos, como artículos electrónicos, se vieron leves bajas, con lo cual esa dinámica condiciona mucho enero”, indicó el economista.
En ese análisis también se observa que en la primera semana de enero sigue la moderación de muchos de los rubros que se habían contenido en la cuarta semana de diciembre. Por caso, Alimentos y bebidas, que siempre es una categoría muy relevante, avanzó muy poco, en torno de 1,5%, semana contra semana. Y esto mismo se ve en sectores que fueron los que más aumentaron cuando subió el tipo de cambio y que ahora están mucho más calmos.
Pero la contracara de eso es que en enero empieza a tallar el pico del rubro turismo, que es un dato estacional de todos los años, pero que ahora está potenciado por la devaluación. Se suma, además, el incremento de 50% del transporte público, el de 40% en las prepagas y el de 27% de los combustibles. “Entonces, lo que ocurrió es que cambiaron los motores de la inflación, porque en diciembre aumentaron más todos los rubros ligados al tipo de cambio, como alimentos, indumentaria, electrónicos, medicamentos, entre otros, y ahora empezaron a impactar aquellos que estaban más regulados”, dijo Tiscornia.
En tanto, un informe de la consultora LCG, que está enfocado en alimentos y bebidas, mostró que la primera semana de este mes cerró con una inflación de 4,6% en esta categoría, lo que implicó una desaceleración de 2,6 puntos porcentuales, respecto de la semana anterior. Asimismo, se precisó: “El porcentaje de productos con aumentos semanales disminuyó por segunda semana consecutiva, alcanzando el 35%. Sin embargo, el promedio de las últimas 4 semanas se ubica en 41%”.
En el interior de esta categoría, panificados fue la que mayor incidencia tuvo en el nivel general, ya que junto con la de carnes explicaron 62% del índice, según el estudio de LCG. Además, se concluyó: “La inflación promedio continúa acelerándose: +3,7 puntos porcentuales en la semana, sobrepasando el 30% mensual promedio. Sin embargo, la inflación acumulada en las últimas 4 semanas desaceleró, alcanzando un 32,5%”.
En la consultora Empiria, en tanto, aunque también pronostican una desaceleración de los precios hacia fin de mes, no creen que el dato de enero sea inferior al de diciembre. Con la salvedad de que solo van 4 días hábiles del mes, su economista Guadalupe Birón, señaló: “Luego de la devaluación, hubo un rápido traslado a precios, los productos alimenticios aumentaron entre un 20 y 25% en las góndolas, dejando una inflación en diciembre que rondará el 25%, con grandes aumentos en el precio de la carne (división con mucho peso sobre el nivel general)”.
Como consecuencia de estos aumentos, según Birón, el arrastre –inflación inercial– para enero, solo en alimentos se ubica en 11%, dejando un piso de inicio sumamente alto; sumando a esto, se produjeron rondas de aumentos de los servicios llamados regulados (naftas, prepagas, etc) de un 40% promedio, lo cual impactará también en la inflación de enero. “Luego hay que tener en cuenta que es muy probable que se produzcan aumentos adicionales en alimentos y bebidas a lo largo del mes, lo cual impactará en la inflación general. Por todo lo mencionado anteriormente, consideramos que es probable que la inflación de enero ronde el 30%”, opinó la economista.
Birón subrayó que, por el momento, lo que observa es una situación similar a la de agosto de 2023 (post-devaluación), mes en el que la inflación fue de 12,4%, a la que le siguió un septiembre una cifra de 12,7%. “Considero que ahora sucederá algo similar, con unos puntos adicionales por suba de regulados, pero en esa línea”, dijo. Y agregó: “Por eso, estimo un 25% para diciembre y un número por encima de eso para enero, pero no mayor a 30%”.
En contraste con lo que proyectan algunos analistas sobre una posible desaceleración hacia fines de mes, Lorenzo Sigaut Gravina, economista de la consultora Equilibra, comentó que su relevamiento arroja un índice de precios mensual similar al 26% que ya estimó para diciembre. “Esto significa una inflación acumulada en el bimestre diciembre-enero de entre 55% y 60%”, añadió.
Según el análisis de Equilibra, la inflación de la primera semana de enero fue alta, de +7,4% respecto de la semana anterior, y de +30,2% respecto de la primera semana de diciembre. “Los precios regulados treparon 20% semanal por subas de naftas, transporte público y servicios de telecomunicaciones”, indicó el informe.
No obstante, en coincidencia con otras consultoras, en el informe de Equilibra se observó, tras el shock post-devaluación, una desaceleración por segunda semana consecutiva en alimentos y bebidas no alcohólicas no estacionales (treparon 4,5% en la última semana), destacándose la estabilidad de precios de las carnes y sus derivados. “En el resto del IPC núcleo (treparon 6,1% en la última semana) la desaceleración fue menor por la liberalización de algunos rubros, como prepagas y alquileres”, se agregó.
La pregunta del millón, planteó Sigaut Gravina, es “si después de semejante fogonazo inflacionario, el ritmo de incremento de los precios podrá descender significativamente”.
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