Energía eólica. "La Argentina tiene uno de los mejores vientos del mundo"
Si hay un sector en donde el Gobierno puede mostrar avances en su gestión es en el de la energía renovable. Hace tres años, la generación de electricidad proveniente de fuentes verdes no llegaba al 1% del total, y hoy representa el 8%. El objetivo es llegar al 20% para 2025, según lo estableció la la ley 27.191, aprobada por unanimidad en el Congreso con el gobierno anterior, en 2015.
Hoy, el sector de energía renovables representa 7,2% del PBI y, dentro de este rubro, la eólica significa 1,5% del producto. El crecimiento fue exponencial desde las licitaciones de los programas Renovar y del avance de la venta de energía entre privados en el mercado a término (Mater). Los primeros proyectos que se licitaron fueron a costos más altos, de US$66 el megawatt por hora (MW/h), según la Cámara Eólica Argentina (CEA), pero actualmente ese precio ya se encuentra en US$40, en línea con los precios internacionales
Este avance atrajo la atención de los principales actores mundiales en el sector. Por eso, este año se llevará a cabo por segunda vez en el país el Argentina Wind Power, el encuentro internacional sobre energía eólica, organizado por el Consejo Global de Energía Eólica (GWEC, por sus siglas en inglés).
"La Argentina tiene de los mejores vientos en el mundo", dice Ben Backwell, CEO de la entidad mundial que aglutina desarrolladores, tecnólgos, proveedores y cámaras de energía eólica de todo el mundo. Backwell es inglés, periodista e hincha del club londinense Arsenal. Como corresponsal para la agencia Bloomberg estuvo viviendo varios años en el país, donde cubrió el sector energético, adquirió el acento argentino y se hizo fanático de Huracán, ya que vivía en Parque Patricios.
–¿Cómo ve el mercado de renovables y por qué la eólica es la más utilizada?
–La energía eólica dejó de estar en una situación de subsidios a nivel mundial. Diez años atrás, se necesitaba el apoyo gubernamental. Hoy todos los proyectos que se realizan son a través de subastas o por contratos entre privados. Los precios también han caída dramáticamente, de más de US$100 por MW/h a US$17,6 en algunos países, como en México. En la Argentina hay proyectos que pagaron US$124 y ahora está en US$40.
–Si se lo compara con la energía térmica, ¿cuánto más económico es?
–La energía térmica cuesta alrededor de US$80 por MW/h. Como alternativa de energía nueva, la eólica y la solar es lo que más se instala. Hace muchos años que en Europa, todo lo que se instala nuevo es renovable. Lo mismo en Estados Unidos y en China. Es la tendencia.
–¿De qué depende el precio de las eólicas, de la calidad del viento, la tecnología?
–Hay varios factores. Primero hay que tener viento y la Argentina tiene vientos fabulosos. Después está el costo del financiamiento, los costos de conseguir permisos del Gobierno y el costo de la turbina, que equivale a entre un 65% y 70% del costo total cuando es onshore (en tierra). Y lo que estamos viendo en todas partes del mundo es que este precio está bajando. Es una tendencia secular que se ve constantemente. Ha bajado de casi US$2 millones a US$790.000 por MW/h. Se ve también dentro de ese panorama que el tamaño de las turbinas está aumentando y esto permite captar más viento, y, por lo tanto, genera más energía.
–¿Quiénes son los mayores productores de turbinas?
–China es uno de los principales, pero sus turbinas son casi todas para el mercado interno. Después está Vestas, que el líder y es de Dinamarca. Produce en todas partes, tiene fábricas importantes en Estados Unidos, en China y también acá en la Argentina, en Campana, donde se instalaron recientemente. También están Siemens, Gamesa, GE, Goldwin, que son chinos y que venden en el exterior, y Nordex, que abrió una fábrica local en Córdoba.
–Cuando se habla de las energías renovables, siempre se alude a la batería. ¿Por qué todavía no es económicamente viable almacenar la energía?
–Hay varios temas. El sistema de energía tiene que ser una mezcla de diferentes fuentes y hay que ver cómo se complementan. Por ejemplo, en Brasil, la fuente mayor es la hidroeléctrica y el viento entra perfectamente, primero por un tema de estacionalidad, y después porque lo que falta se puede compensar con hidroeléctrica, que funciona como una batería. Se necesita muchas fuentes porque la eólica es variable, hay días de mucho viento y otros de menores. Igualmente, el precio de la batería está cayendo de forma masiva, como se ve con los autos eléctricos.
–En el mercado se dice que cuando la batería llegue a precios muy baratos, será el fin del gas y del petróleo, ¿es cierto esto?
–Sí, pero no es solo la batería. Se puede dar perfectamente una combinación de eólica con otras fuentes que da la misma cosa. El gas se usa en centrales termoeléctricas y compite directamente con renovables. El tema del petróleo es que se utiliza para el transporte. Para mí el sector transporte también pasará a ser eléctrico de forma masiva. Ya está ocurriendo en muchas partes, como China, Estados Unidos, Australia y Europa. En muchos países todavía se necesita el gas para tener una combinación de fuentes, pero cada vez menos.
–¿Vale la pena desarrollar Vaca Muerta si las energías renovables cada vez serán más protagonistas?
–Para mí no. Tal vez me equivoco. El tema es que los precios de gas por el mundo son muy bajos, en Estados Unidos producen a US$2,5 el millón de BTU (medida inglesa que se utiliza en el sector). Acá en la Argentina está en US$4,5. No sé cuál es el plan y qué se hace con el gas. No hay una demanda tan alta por el mundo, como para hacer subir mucho el precio. Sobre todo por cómo están las transiciones a renovables en casi todo el mundo. Y mientras tanto, la Argentina está compitiendo con Estados Unidos, que tiene un precio de gas menor y que ya tiene la planta de licuefacción. Hay dos cosas. Si se está desarrollando Vaca Muerta para el mercado interno, hay que ver cuál es el precio de la termoeléctrica comparado con renovables. Y acá renovables es más barato, inclusive con el gas a US$2. Si es para exportación, hay que ver cómo serán las tendencias del mercado de gas natural licuado. El otro día dijeron en Reuters que el precio del GNL en Asia, que es el principal mercado, bajó a US$4, y eso incluye el costo de licuefacción y transporte. ¿Cómo llega el gas argentino allá si acá vale US$4,50? La cuestión es si eso cambiará en el futuro. Y cuánto habrá que invertir para llegar a eso. ¿Y qué seguridad tienen los que harán esa inversión de que el mercado de gas de acá a 10 años tendrá precios que avalen esa inversión? A nosotros como industria no nos gustaría ver que están subsidiando sacar un recurso natural. No tiene sentido. Generalmente por el mundo, las empresas le pagan al Gobierno para sacar el recurso, no al revés.
–¿Cómo ve el desarrollo del programa Renovar en la Argentina?
–Se ha logrado mucho. Crearon todo un sector con mucho éxito. Las condiciones macroeconómicas no fueron fáciles en estos tres años, pero sin embargo se ha logrado bastante inversión. Estamos hablando de US$4000 millones en inversión solo en el sector eólico. Para mí se ha hecho bien, a precios internacionales competitivos. Creo que se puede bajar el precio todavía más, pero con más volumen. Pero mirando cómo está, en relación a otros países, se ha hecho a un precio competitivo internacional. Ya no depende de subsidios y están con un esquema de competición libre. Y vemos los precios comparado con lo que es el precio mayorista de electricidad está bien por abajo.
–Hablaba recién del volumen, pero en la Argentina hay un problema con la capacidad de transmisión, que quedó chica con los nuevos proyectos y genera un cuello de botella.
–Sí, es un cuello de botella hoy en día, que se complicó con la situación macroeconómica y la dificultad del proceso de inversión en las nuevas líneas de transmisión. Tengo entendido que al Gobierno les gustaría salir con una licitación de Renovar 4, que incluirá líneas. No tenemos detalles de cómo será, pero nos parece una buena idea. El sector eólico está dispuesto a invertir también en las líneas para hacer posible la expansión. Se ha hecho en otros países, como en Brasil, pero depende del momento y estamos en un periodo electoral. Pero si se consigue reactivar la economía y se estabilizan las condiciones, hay voluntad de seguir invirtiendo. La Argentina tiene de los mejores vientos que hemos visto en cualquier parte del mundo, hay infraestructura buena, como puertos, rutas y espacios. Hay todo por hacerse. Se precisa tal vez un poco más de confianza para bajar el riesgo país.