En un equipo exitoso, la inclusión femenina ya es un imperativo
Hombres y mujeres somos distintos. Y ya no es ningún secreto que los enfoques que las mujeres aportamos en el ambiente laboral generan beneficios significativos para las organizaciones que buscan innovar y alcanzar el éxito en un mundo cada vez más complejo.
A veces se confunden las diferencias de los atributos con estilo de liderazgo. Según mi punto de vista, no hay estilo por género pero sí atributos que vemos que sobresalen más en mujeres, como la observación, la sensibilidad, la intuición o la comunicación. Y otros que sobresalen en los hombres, como el análisis detallado, el énfasis en los procedimientos, el pensamiento analítico y la capacidad de asumir más fácilmente riesgos, entre otros.
Los equipos de trabajo efectivos son los integrados por personas con diversidad de habilidades, experiencias, capacidades y atributos. Por eso, la inclusión de la mujer en empresas y organizaciones ya no es una opción; empieza a ser un imperativo.
Sin embargo, el hecho de que cada vez más mujeres se incorporen a puestos gerenciales no significa que lleguen a desarrollar plenamente todo su talento y potencial. Todavía queda mucho camino por recorrer para alcanzar un grado de inclusión óptimo, y para ello es necesario tener en cuenta ciertos factores o barreras como las siguientes:
Tendencia a "masculinizar" a la mujer líder. Las empresas han sido tradicionalmente lideradas por y para hombres. Eso ha propiciado que las estructuras y los procesos laborales respondan a atributos masculinos, así como las formas de liderazgo. Cuando las mujeres alcanzan puestos relevantes en una organización, muchas veces, consciente o inconscientemente, lo que se espera es que actúen como hombres. En otras palabras: se contrata a una mujer porque aporta un pensamiento y un enfoque diferentes. Pero muchas veces para lograr un lugar destacado se ve forzada a adoptar atributos que no le son propios y termina adaptándose al sistema establecido.
Pobre balance entre trabajo y familia. Importantes estudios señalan que si bien hay más mujeres que se reciben y obtienen mejores resultados académicos que los varones, un menor porcentaje de ellas accede al mundo laboral o lo abandonan prematuramente. El factor que explica este desajuste son las desfavorables condiciones que los ambientes laborales tradicionales ofrecen para que compaginen su carrera profesional con su vida familiar.
Por eso, las empresas que buscan potenciar el talento femenino y favorecer la inclusión no se limitan a elevar el porcentaje de mujeres en su nómina, sino que aceptan los diferentes estilos y las formas de pensar, y generan espacios y programas inclusivos. Fomentan redes de colaboración entre mujeres para compartir experiencias e inquietudes tanto personales como profesionales. Implementan también modelos de mentoras para mujeres desde etapas tempranas de la carrera.
La clave de formar equipos de trabajo realmente exitosos es favorecer el talento. Y esto se logra con programas que fomenten que hombres y mujeres trabajen en armonía, respetando y preservando sus diferencias y potenciando sus atributos particulares.
La autora es directora ejecutiva de Recursos Humanos de Accenture para América latina
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