En un entorno difícil, Citigroup busca ingresos fuera de la banca
En busca de una inyección para el alicaído negocio bancario, Citigroup Inc. se está expandiendo en el campo poco conocido pero de rápido crecimiento de la comprobación de identidad, la tarea tediosa y prolongada de comprobar que la gente es quien dice ser.
El tercer banco de Estados Unidos por activos comenzará este mes a emitir tarjetas digitales de identidad a los empleados de empresas que trabajan con el Departamento de Defensa de EE.UU., que van desde fabricantes de partes de ingeniería de alta tecnología al personal de limpieza que asea los baños. Citigroup es la única institución financiera que tiene autorización para vender tarjetas de identidad y quedarse con una parte de un mercado cuyas ventas anuales podrían ascender a miles de millones de dólares.
Pero el negocio de las tarjetas es sólo el comienzo. La esperanza de Citigroup es que los contratistas usen el plástico sobre el cual se emiten las tarjetas no sólo para verificar la identidad.
Si las empresas adoptan la tecnología, sus empleados podrían recibir sus salarios y pagar gastos de negocios usando las tarjetas, lo que le permitiría a Citigroup cobrar comisiones sobre todas esas transacciones.
Sin embargo, los riesgos son considerables, como queda en evidencia en el hecho de que ningún otro gran banco aspira al negocio.
Citigroup ya es uno de los mayores actores en el rubro de pagos a través de su división de Servicios de Transacciones, que el año pasado generó ganancias de US$3.400 millones e ingresos de US$10.600 millones, en parte al administrar pagos de un amplio rango de agencias gubernamentales y corporaciones multinacionales. Un informe de Capgemini, Royal Bank of Scotland y Efma, un grupo de la industria, estima que la cantidad de pagos que no fueron realizados en efectivo en todo el mundo supera los 260.000 al año.
"Vemos una enorme oportunidad entre la convergencia de identidad digital y los pagos", indica Gary Schneider, el director de productos para EE.UU. y Canadá de Servicios de Transacciones de Citi, que supervisa el programa del Departamento de Defensa para Citigroup.
La iniciativa muestra los extremos a los que están dispuestas a llegar las instituciones financieras para encontrar nuevas fuentes de ingresos en momentos de intensa competencia, reglas más estrictas y un débil crecimiento económico.
Citigroup reportó una ganancia neta acumulativa de US$21.670 millones en 2010 y 2011, pero sus acciones perdieron un tercio de su valor durante el último año, en medio de cuestionamientos sobre las firmas financieras.
La tarifa para el tipo de tarjetas de seguridad que emitirá Citigroup ven de entre US$250 a US$350 cada una. El Pentágono solo invierte alrededor de US$33 millones al año en credenciales, según estimaciones de la industria. Cuando otras agencias de EE.UU. y extranjeras se suman a la ecuación, el tamaño del mercado potencial para estas tarjetas podría acercase a las decenas de miles de millones de dólares, señalan ejecutivos de la industria.
Los obstáculos para que Citigroup sea exitoso son muchos, incluyendo los considerables costos iniciales que han desalentado a otros bancos. Citigroup está gastando millones de dólares para abrir oficinas, comprar equipos y obtener acceso a bases de datos de alto nivel, por ejemplo. "Otros bancos están esperando a ver si esto tiene éxito antes de subirse al tren", señala Jeff Nigriny, presidente ejecutivo de Certipath, una organización no gubernamental que certifica proveedores de credenciales a terceros.
Además, los bancos, incluido Citigroup, han estado plagados de problemas de seguridad que podrían minar sus esfuerzos de vender servicios relacionados con la identidad. Hace poco, Citigroup comunicó a las autoridades de banca de EE.UU. que había sido víctima de ataques por parte de ciberdelincuentes que resultaron en el acceso no autorizado a cuentas de clientes y sistemas, y advirtió que las filtraciones podrían "ocurrir con mayor frecuencia".
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