En lugar de discutir un canje exitoso, ¿por qué no discutimos el futuro?
El jueves 9 de marzo se concretó un exitoso canje de deuda en pesos, que permitió extender vencimientos de meses próximos por unos $4.3 billones, y que vencerán entonces en 2024 y 2025. De esa manera, empezamos a “disolver las torres” de vencimientos preelectorales que tanta inquietud estaban generando.
Inversores, empresarios, gobiernos de otros países, grandes ahorristas, digamos, “el mercado” en general, recibió muy bien este logro.
Suponía, con bastante ingenuidad, que mis colegas de Juntos por el Cambio, a quienes conozco desde hace años, reconocerían también el éxito de esta medida y empezaran a cambiar de discurso, colocándose en una postura más colaborativa. No para “ayudar” al actual gobierno, sino para sacar de la mesa de la discusión cosas que sólo hacen daño al país y a todas las fuerzas políticas. Si ellos ganan, ¿acaso quieren que los ahorristas e inversores tengan miedo de tener bonos estatales? ¿Y que los depositantes tengan miedo de que los bancos tengan bonos del Estado? Como me suena bastante insensato, supuse que podíamos empezar a “levantar la vara” de la discusión pública. Y que nos pondríamos a dialogar y discutir sobre cosas más importantes, como ser: ¿qué podemos hacer para eliminar el déficit fiscal, así el Estado no debe aumentar su endeudamiento?
Pero no. Vía comunicado y vía tweets de Hernán Lacunza, Guido Sandleris y Luciano Laspina, Juntos por el Cambio volvió a mostrar su rostro más intempestivo.
Repasemos y comentemos un poco lo que han dicho:
1) “Una operación vil y ruinosa”. Un canje con mayor plazo, a tasas razonables, voluntario, ¿ruinoso para quién? Ciertamente no para el Estado (¿o es menos ruinoso acaso defaultear?). ¿Vil? Que significa hecha con maldad, una acción despreciable. ¿Este es el adjetivo para un canje voluntario de deuda? Muchachos…
2) “Violaría el artículo 19° de la Carta Orgánica del BCRA”: ¿por qué creen esto, si el BCRA no garantiza los bonos?
3) “Violaría la Ley de Administración Financiera” ¿Por qué dicen eso, si el Estado logra extender plazos y a tasas más bajas que las vigentes en el mercado? (¿Les gustaría tasas más bajas? ¿Qué tal si dejan de decir que una deuda menor al 10% del PIB es insostenible y ayudan de esa manera a que las tasas largas sean cada vez más bajas?)
4) “La deuda pasaría a vencer diariamente”, por el mal llamado “put”. Es raro que no entiendan que, con o sin seguro explícito, cuando un banco invierte en activos a mediano plazo (por ejemplo, 2 o 3 años) y sus pasivos son a 30 días (o menos), requiere alguna ventanilla de liquidez que pueda proveerle el BCRA (redescuentos de iliquidez o, en este caso, el llamado “put”). Los bancos ya tienen un put sobre la deuda pública (es decir, el canje no “agrava” la situación), y simplemente no lo usan porque hay que pagar por ese put, y a la hora de usarlo deben vender los bonos al BCRA a un valor más bajo que el de mercado. Solo en caso de “corrida” les convendría usarlo masivamente. ¿Qué caso podría ser este? Por ejemplo, que Juntos por el Cambio ganara las elecciones en 2023 y un influyente economista del Gobierno le dijera al Presidente: “Sr. Presidente, he llegado a la conclusión de que sobran muchos pesos”. A lo que Presidente preguntaría: “¿Y usted qué sugiere?” A lo que el economista respondería: “Reperfilar la deuda”. Y el Presidente diría: “Bien. Procedamos”. Pánico en el mercado. Tenedores de bonos pugnando por vender. Y allí, el BCRA comprando la deuda, seguramente en medio de una corrida de depósitos. Corrida mucho más probable aún si se viera que el BCRA no actúa, con los bancos con muchos bonos a punto de ser defaulteados. Los depositantes tendrían sobradas razones para salir corriendo. Todo por la insensatez del Gobierno.
5) “Si la opción se ejerce, podría gatillar un nuevo salto de la inflación que ningún banquero central responsable podría admitir”. Siguiendo el razonamiento anterior, lo responsable para ellos sería: “Dado que el BCRA no debería comprar bonos, deberían quedarse en los bancos así los podemos reperfilar. Y si los depositantes se asustan, y bueno…deberemos prohibirle retirar depósitos (corralito, corralón, plan bonex, etc)”. Porque lo “sagrado” es que el BCRA no emita para frenar la corrida (causada por el propio Gobierno). Es decir, la conducta responsable sería la de ir de default (bonistas) en default (depositantes). Y la conducta irresponsable, la que estamos desarrollando nosotros, buscando evitar todo esto. ¡¡¡Miren ustedes!!!
6) " Les dan a los bancos una opción que ningún inversor tiene” (put). Como si dijera, los bancos tienen acceso a redescuentos por iliquidez, pases contra bonos, etc. que los inversores individuales no tienen. Justamente, porque son bancos, y resguardar la seguridad de los depositantes es una función básica del BCRA.
7) “La deuda que vencía cada 3 meses ahora vencerá diariamente”. Como se explicara, es falso, ya que el “put” existe ahora y eso no ha cambiado.
8) “Está acción (canje) podría generar serios problemas a la gestión presente y futura.” Les diría: no se preocupen tanto por la gestión presente. Para nosotros es una muy buena medida. Y en cuanto al futuro: si administrar el rolleo de una deuda menor al 10% del PIB, con vencimientos ahora más esparcidos en el tiempo, lo ven como un desafío demasiado exigente, ¿no creen que deberían revisar si se sienten en condiciones de ejercer el gobierno? Miren que está lleno de problemas más difíciles que este.
Pero bueno. Es lo que hay. Y las fuerzas políticas deben seguir buscando la forma de entenderse y resolver los problemas de los argentinos.
By the way, los meses pasan y habrá que acordar un Presupuesto para 2024. Y hete aquí que este Ministerio es proclive a alcanzar un equilibrio fiscal primario cuanto antes (y luego superávit fiscal primario). Y “un pajarito” nos contó que Juntos por el Cambio, aparentemente, también acuerda con tal objetivo.
¿Qué tal, entonces, si dejamos toda esta “pavada” de lado y empezamos discusiones técnico-políticas desde ahora, a ver si en 2024, en lugar del 0,9% de déficit (acordado con el FMI), ya con una economía más pujante (sin sequía, gasoducto NK1 completado, nuevo gobierno, etc), nos animamos a procurar un presupuesto equilibrado? ¿Qué gastos bajaríamos? ¿Qué exenciones impositivas podríamos dejar de lado? ¿Alguien propone subir impuestos? Mucho para discutir. Y quién sabe, tal vez nos podríamos poner de acuerdo.
Y ya empezaríamos a dejar fuera de la discusión política también este tema: el de la necesidad de equilibrar las cuentas públicas.
Y miren ustedes: en una de esas, casi sin pensarlo, estaríamos logrando:
a) Dejar de proponer el default como herramienta de política económica
b) Dejar de discutir sobre la necesidad del equilibrio fiscal y centrar la discusión en el “cómo lograrlo” (cuánto de baja de gastos, cuánto de suba de impuestos).
No sería poco avance.
Pueden llamar a la Secretaría de Política Económica y, si quieren, desde mañana podemos empezar a conversar.
El autor es secretario de Política Económica del Ministerio de Economía
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