En lo comercial, el país podría beneficiarse de ser sustituto de EE.UU.
China podría comprar más soja y carne de la Argentina, aunque en el largo plazo caería el crecimiento global
La paciencia china ante las continuas amenazas arancelarias de Estados Unidos pareciera haberse terminado ayer. Esto afecta a la Argentina en varios sentidos contrapuestos, según dicen los analistas.Por un lado, la mayor incertidumbre comercial frena o ralentiza las inversiones, lo que anticipa una desaceleración del producto bruto mundial y, por lo tanto, cae la demanda de productos y servicios.
Asimismo, la devaluación del renminbi, la moneda china, genera que los precios de los productos que importa China se vuelvan más caros. Esto podría implicar una menor demanda de commodities, aunque los analistas no ven probable que afecte el comercio con la Argentina en términos de cantidades.
A corto plazo, sin embargo, China también está reduciendo sus compras de productos de Estados Unidos y está buscando proveedores sustitutos. En este caso, la Argentina podría verse beneficiada con una mayor demanda de soja y de carne de cerdo. Aunque sería un beneficio para sectores muy particulares.
"La disputa entre Estados Unidos y China comenzó siendo una guerra comercial, pero luego se expandió a varias dimensiones, entre las cuales se encuentran la de las inversiones, la tecnológica y la geopolítica. Ahora se está agregando una eventual guerra cambiaria", analiza el consultor chileno Osvaldo Rosales, exdirector de Comercio Internacional e Integración Cepal-Naciones Unidas.
"Hasta el momento, China venía sosteniendo el tipo de cambio. Ayer dejó de hacerlo y es una alerta en el plano político. Hay que ver cómo responde Estados Unidos con la amenaza de establecer aranceles a más productos chinos, pero no hay demasiado espacio para el optimismo. La devaluación podría afectar los términos de intercambio, lo que haría caer los ingresos fiscales en ese país", agrega.
Emma Fontanet, de la Fundación ICBC (perteneciente al banco del mismo nombre, de origen chino), no cree que la devaluación de la moneda china afecte la demanda de productos argentinos, ya que para la segunda economía del mundo la Argentina es "un punto estratégico".
"No creo que China reduzca la demanda porque hay una decisión del gobierno chino de acercarse a la Argentina, pero podría haber una negociación más fuerte en términos de precios. Las inversiones en el país no caerían por la guerra comercial, sino que China está a la expectativa de ver qué pasará con las elecciones presidenciales locales", dice la analista.
Matías Bolis Wilson, economista jefe de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), coincide en que el impacto para la Argentina será moderado. "China no impone aranceles a productos argentinos, como sí lo hace con Estados Unidos. Sin embargo, el problema más grave es la incertidumbre y la ralentización de la economía real. Mientras más tiempo perdure la incertidumbre por la guerra comercial, más se verá afectada la velocidad de crecimiento de la economía global", indicó.
Particularmente en el tema de las commodities, Juan Manuel Garzón, del Ieral (instituto de investigación de la Fundación Mediterránea), destaca que el gobierno chino está bajando la orden a sus empresas de dejar de comprar productos a Estados Unidos. "Esto va más allá de la devaluación. China está generado un desvío del comercio y sale a buscar otros proveedores. Entre los productos agroindustriales que Estados Unidos le vende a China se encuentran la soja, la carne de cerdo, algo de lácteos, carne bovina y granos menores, como alfalfa, por ejemplo. De ese listado, la Argentina podría sustituir muchos, aunque solo con la soja y la carne podría responder rápido a una mayor demanda en el corto plazo", dice, y especifica que hay más de 30 millones de toneladas de soja que no están vendidas todavía.
En el primer semestre del año, China fue el segundo socio comercial de la Argentina, después de Brasil. Las exportaciones a China sumaron US$2365 millones y las importaciones alcanzaron US$4447 millones, según el Indec. El déficit comercial fue de 2082 millones. Asimismo, el intercambio con China representó 7,7% de las exportaciones argentinas totales y 17,7% de las importaciones totales.
Enrique Mantilla, presidente de la Cámara de Exportadores de la República Argentina, en el corto plazo no ve "cambios sustanciales, aunque es un tema que hay que seguir con cuidado". Y agrega: "Con la devaluación de la moneda china, hay dos interpretaciones. Por un lado, el gobierno de Pekín está disconforme con las negociaciones con Estados Unidos y entonces la estrategia es desestabilizar los mercados financieros mundiales para que los resultados adversos obliguen al gobierno de Donald Trump a cambiar su posición".
"Por razones estructurales y cíclicas, se desacelera la economía china en un momento en que la economía global está mostrando signos de debilitamiento. Frente a esta sincronización, China piensa que una devaluación es aconsejable por razones internas", concluyó.
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