En la crisis europea, Alemania cobra ímpetu
BERLÍN—Si hay algo que Angela Merkel ha aprendido con la crisis del euro, es el poder de la política arriesgada.
Una y otra vez, la canciller se ha enfrentado a la resistencia que han generado las exigencias de Berlín en el sur de Europa, dejando que la presión, ya sea desde la calle o por parte de los mercados financieros, se acumule lentamente sobre sus interlocutores.
Tal como fue el caso esta semana en Chipre, ante la opción de abandonar el euro o aceptar las estrictas condiciones de Alemania, el gobierno finalmente cedió.
"Hemos conseguido lo que siempre pensamos que era lo adecuado" para Chipre, dijo Wolfgang Schäuble, el ministro de Finanzas de Merkel, después de que el país aceptara los términos de un rescate internacional.
Estos comentarios han borrado cualquier duda de que Alemania es la potencia económica y política predominante en Europa. Sin embargo, con pocas pruebas de que la receta de Berlín para el sur de Europa, consistente en agresivos recortes de costos para reducir su dependencia de los préstamos extranjeros, esté dando sus frutos, los europeos se preguntan cuál es la agenda de Alemania.
Berlín se ha negado sistemáticamente a las súplicas de Francia y otros miembros del bloque económico para tomar medidas radicales para proteger la zona euro con la introducción de emisiones de bonos o garantías de depósitos. A pesar de los llamados de sus vecinos, Alemania ni siquiera ha estado dispuesta a implementar medidas más modestas para estimular su propia economía mediante exenciones tributarias, por temor a descarrilar su consolidación fiscal.
Alemania, cada vez más dependiente de los mercados emergentes, desde China a Brasil, para impulsar su motor de exportación, algunos europeos temen que el interés a largo plazo de Berlín no radique tanto en ayudar a que países como Grecia y Portugal se recuperen, sino más bien en impedir que causen más daños.
A pesar de que la salud económica del sur de Europa ha ido de mal en peor en los últimos años, Alemania ha seguido creciendo. Esto subraya el grado en que se ha desvinculado de gran parte de la zona euro. Juntos, Italia, España, Portugal y Grecia representan sólo 9% de los 1,1 billones (millones de millones) de euros en exportaciones de Alemania.
En pocas palabras, el continuo estancamiento económico del sur de Europa no hará peligrar la prosperidad alemana. Sin embargo, un pánico financiero provocado por los alicaídos bancos de la región, que están estrechamente vinculados al sector financiero alemán, sí podría. Eso, según los analistas, ayuda a explicar por qué la estrategia de Alemania para combatir la crisis continúa enfocándose en arreglos incrementales que limitan su riesgo, y no en soluciones universales.
"Alemania está priorizando una gestión de crisis de responsabilidad limitada que salga barata y permitiendo que la zona euro siga existiendo en un centro de rehabilitación en una unión monetaria mal administrada", opinó Nicholas Spiro, director de la firma de consultoría Spiro Sovereign Strategy.
Esta estrategia "no puede persistir indefinidamente", añadió.Muchos economistas temen que, en lugar de preparar el camino para la recuperación, esta cruda austeridad está infligiendo un daño permanente en la estructura económica más esencial del sur de Europa.
Se prevé que el rescate de Chipre paralice el sector bancario del país, un motor clave de crecimiento para esta isla mediterránea con una economía de 18.000 millones de euros. Pero también puede arrebatarle al país la inversión en innovación e investigación que necesitaría para recuperarse.
Más de la mitad de los trabajadores jóvenes en España y Grecia están desempleados, alimentando los temores de que los retrasos prolongados para ingresar a la fuerza laboral lastimarán la productividad. El desempleo juvenil ronda el 40% en Italia y Portugal. En Alemania, no llega a 8%.Por ahora, Alemania ve pocas razones para cambiar de rumbo.
Una segunda alza consecutiva en las ventas minoristas en febrero encamina a la economía para expandirse este trimestre 1,5% a una tasa anualizada, según J.P. Morgan. El desempleo se mantuvo estable en 6,9% en marzo, informó el ministerio de Trabajo, lo que lo ubica cerca de mínimos históricos.
Se proyecta que el Producto Interno Bruto alemán crezca a una tasa anualizada de 2,3% este trimestre y 2,6% en el segundo, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
El sur de Europa, mientras tanto, sigue en recesión. Se prevé que Italia se contraiga más de 1% en el primer semestre, según la OCDE. El PIB español ha caído durante seis trimestres consecutivos y el banco central dijo esta semana que la economía se encogería otro 1,5% en 2013. La economía de Francia tampoco pinta un panorama más optimista para este trimestre.
The Wall Street Journal