En Junín, el comercio ya sufre los efectos de la falta de lluvias
Se frenan ventas de insumos y maquinaria, y hay aplazamientos en la cadena de pagos
JUNIN.- Roberto Tomino tenía motivos para empezar 2012 brindando. Representante desde hace años de marcas de semillas y agroquímicos de primera línea en Junín, en septiembre logró la representación de una importante industria de maquinaria agrícola en la zona, y al poco tiempo ya había vendido seis equipos. El futuro parecía auspicioso, pero el 23 de noviembre dejó de llover y Roberto se pasa los días esperando el agua que reactive el comercio zonal.
El comerciante es uno más de los afectados por la sequía en Junín, que ya generó pérdidas del 40% del maíz y un 10% de la soja de primera, aunque estos números podrían agravarse si siguen faltando lluvias. "Esto no sólo nos afecta a los productores, sino a todo el pueblo. A los políticos que dicen que el campo no genera mano de obra, les decimos que vengan y vean cómo se frenó la actividad por el miedo que genera la sequía", explicó Rodrigo Esponda, presidente de la Sociedad Rural de Junín.
Tomino conoce la historia de los dos lados. Como comerciante, afirma estar de brazos cruzados desde hace dos meses. Ayer, tuvo su primera venta de semilla en varios días, para resiembra de soja de segunda. Aún tiene clientes con deudas de la sequía anterior, de 2008/2009, que dejó un tendal de quebrantos en Junín. Y como productor, sufre en carne propia las pérdidas. "Estoy preocupado. Nosotros financiamos al productor, y a su vez las compañías nos financian a nosotros, pero la diferencia es que nosotros a las empresas les tenemos que dar garantías, y si un productor no nos paga nosotros tenemos que aguantar", dijo Tomino, que trabaja junto con sus hijos Nicolás y Gastón.
Según Roberto Balestrasse, presidente de la Cámara Pyme del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (Capynoba), la preocupación de los comerciantes por la parálisis y una eventual suspensión de los pagos del campo es generalizada. "Las ventas de implementos agrícolas, insumos y ferretería están frenadas. Si la sequía prosigue va a terminar afectando a todo el comercio, como en 2008/2009, cuando tuvimos pérdidas del 40% de las ventas", destacó Balestrasse. "Además, ya se nota un aplazamiento de los plazos de pago, hay rebote de cheques y un endurecimiento de las condiciones de las entidades bancarias", acotó.
Temor por quebrantos
"En este contexto de emergencia, sería bueno que a los productores no les pongan el cartel de insolventes y puedan seguir trabajando y produciendo, y que se mantengan las tasas subsidiadas que se tenían previas a la sequía", destacó Esponda.
Con un 60% de las tierras trabajadas por arrendatarios, alquileres que oscilan entre los 14 y 21 quintales y pérdidas en el maíz que ya tocan los 500 dólares por hectárea, los productores de Junín temen que haya una ola de quebrantos si persiste la escasez de lluvias. "Entre las políticas y el clima, se va quedando afuera el productor chico y aumenta la concentración, algo que como comerciantes no nos conviene, porque el productor chico deja la plata en el pueblo", explicó Balestrasse.
Mario Bergameschino es uno de los productores chicos que afirman haber resistido los embates de la política y el clima. "Soy productor agrícola-ganadero, de 150 hectáreas, y cada vez es más difícil salir adelante; los más chicos quedamos muy endebles con las políticas oficiales", señala.
Como en otros lugares afectados por la sequía, los productores de Junín insisten en que los golpes del clima no son nada comparados con los de la intervención de la política oficial en los mercados. "Lo más complicado de estos años son las medidas del Gobierno, porque las sequías van y vienen. Hay intervención al maíz, acá tenemos trigo de tres campañas sin vender, y encima viene un ministro como Norberto Yauhar, que viene de la pesca y nos dice que no hay que exagerar con la sequía", destacó Carlos Terragno, productor ganadero "de alma" como se define, y propietario de la cabaña Los Talas.
Para el productor Luis Maggi, una solución al problema económico que generará la sequía sería la baja de las retenciones. "El Gobierno las puso en 2002 argumentando que teníamos ganancias extraordinarias, con consenso del ruralismo. Ahora que tenemos pérdidas extraordinarias, ¿no deberían sacarlas?", se preguntó Maggi.