En Europa, el correo es la pequeña puerta de ingreso de los productos falsificados
Cerca de 70% de los bienes no originales proviene de compras en sitios chinos
Paquete a paquete postal, el correo se ha convertido en la puerta trasera del tráfico ilegal de falsificaciones. Un goteo de compras individuales hechas por Internet que, en 2013, sumaron cinco millones de productos falsos intervenidos en las aduanas europeas (14% de todo lo incautado). Y eso es solo lo que fue detectado.
El último informe de la Comisión Europea lo deja claro. La entrada por vía postal es la "tendencia más importante" del sector: "Internet cambió la forma en que la gente compra y, por tanto, la manera en que debemos vigilar la propiedad intelectual", explica el comisario europeo de Unión Aduanera y Lucha contra el Fraude, Algirdas Semeta. "En el pasado, los productos falsos llegaban a Europa en grandes envíos, pero hoy lo hacen cada vez más en pequeños paquetes postales".
Las aduanas europeas incautaron 36 millones de productos falsos en 2013. El 14% llegó por correo. Pero más llamativo es que de las 87.000 operaciones realizadas por aduanas contra las falsificaciones, el 72% fueron de paquetes postales y de mensajería (en España hubo 2300 retenciones, 37% en correos). El porcentaje se explica porque tanto un contenedor de barco como un paquete postal cuentan como una sola incautación.
Es decir, además de ser un coladero, las importaciones por correo dan mucho trabajo. Para intentar paliar ambos problemas entró en vigor el 1° de enero un reglamento europeo que prevé la destrucción exprés de pequeños envíos (menos de dos kilos y hasta tres objetos) enfocado a las compras online en sitios chinos (de donde proceden la mayoría de los paquetes).
Antes, cuando Aduanas captaba una copia, avisaba a la marca y se iniciaba un tedioso proceso legal. Ahora, las marcas que solicitan la destrucción exprés envían a aduanas información sobre cómo diferenciar una copia de sus originales, en qué páginas de Internet se venden o de qué regiones suelen venir.
La aduana incorpora estos indicios a sus programas informáticos de análisis de riesgo, y cuando aparece un paquete sospechoso se notifica al comprador. Si éste no se opone en 10 días, la mercancía se destruye y ahí acaba todo (en España, comprar una copia para uso personal no es delito; en Italia tiene multa y en Francia está penado). Si el comprador se opone, los abogados de la marca copiada entran en escena y normalmente se llega a un acuerdo, por el que el comprador acepta la trituradora. Si se empecina en llegar a juicio, la jurisprudencia tampoco está a su favor: a principios de este año, el Tribunal de Luxemburgo desestimó el recurso de un ciudadano danés que se opuso a que destruyesen un Rolex falso. Aunque era para uso personal, el "Trolex" acabó triturado.
El edificio de Correos en Barajas es un mar de peces pequeños. Los paquetes viajan por un escalextric de cinta transportadora. Unos 1800 por día llegan desde fuera de la Unión Europea. Aduanas no solo busca falsificaciones. Investigan infracciones a nivel fiscal y de todo tipo de normativas: sanitarias, de tráfico de drogas, de especies protegidas.. "No creerías lo que la gente manda por correo", cuentan, "tortugas vivas, calaveras humanas...". Por ello, acabar con las agujas falsas requiere la iniciativa de las marcas, que son quienes pagan la destrucción de las copias que se encuentran.ß
EL PAIS