En España, Banco Popular se convierte en testigo del referendo italiano
MADRID—¿Cuán italianos son los bancos europeos?
Banco Popular podría servir de baremo. España inició un saneamiento de su sistema bancario tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008, pero la entidad madrileña aún acarrea 32.000 millones de euros en préstamos morosos y otros activos dudosos. Su acción se ha desplomado y su presidente, Ángel Ron, se resiste a dimitir.
El referendo constitucional de Italia del domingo 4 podría minar el interés de los inversionistas en bancos anémicos en todo el continente, no sólo en Italia, si de esta consulta salen reforzados los partidos euroescépticos. La manera en que Banco Popular y otras entidades con dificultades afronten esta situación de tensión pondrá a prueba los esfuerzos de Europa para proteger su frágil sistema financiero de un contagio.
Al igual que en el caso de los bancos italianos, Popular concedió créditos de manera enérgica y con condiciones muy laxas a los clientes, que dejaron de hacer pagos cuando llegó la recesión. Al no poder permitirse grandes pérdidas, apostó por que los precios inmobiliarios subirían lo suficiente como para aumentar el valor de sus complejos de apartamentos sin terminar de construir y sus solares vacíos. Sin embargo, eso no sucedió.
Otros grandes bancos españoles que contribuyeron al auge de los créditos y de la construcción en el país han sido más rápidos a la hora de vender sus activos inmobiliarios tóxicos con pérdidas y han seguido adelante. Un portavoz de Banco Popular dijo que el banco ha acelerado las ventas de activos inmobiliarios desde 2012.
No obstante, los temores de los inversionistas sobre el banco, el séptimo de España por capitalización bursátil, aumentaron el mes pasado cuando la entidad anunció un segundo trimestre consecutivo sin ganancias y retrasó sus planes de crear un “banco malo” que gestione y acelere la venta de las hipotecas en mora.
Ron, que ha visto cómo el valor de mercado del banco ha perdido 96% desde que fue nombrado presidente en 2004 hasta el miércoles, enfrenta llamamientos para que dimita, dicen banqueros e inversionistas. El vocero del banco dijo que el consejo apoya a Ron.
Otros bancos con problemas están repartidos por toda Europa. El banco estatal luso Caixa Geral de Depósitos SA recientemente obtuvo el visto bueno de la Comisión Europea para recapitalizarse y avanzar en su pugna con los préstamos morosos. Banco Comercial Português SA, que recientemente vendió una participación de 16,7% a la firma china Fosun Industrial Holdings Ltd., podría necesitar también aumentar sus niveles de capital, indican los analistas.
Los inversionistas y analistas prevén que Deutsche Bank AG necesitará más capital en los próximos meses, aunque los problemas del banco alemán tienen menos que ver con los préstamos morosos y más con una multa relacionada con la venta de titulaciones hipotecarias, con una costosa y difícil reestructuración, y con una cartera de derivados que complica las perspectivas de los inversionistas sobre los riesgos del banco. Los directivos de Deutsche Bank han dicho que no tienen ningún plan inmediato de ampliar capital.
Los italianos UniCredit SpA y Banca Monte dei Paschi di Siena SpA tienen previsto recapitalizarse, en parte vendiendo nuevas acciones tras el referéndum, para tranquilizar a los inversionistas.
Sin embargo, los débiles bancos de Europa podrían sufrir más para ampliar capital si los italianos rechazan los cambios constitucionales propuestos por el primer ministro Matteo Renzi, señalan analistas. Una derrota de Renzi podría adelantar las elecciones y fortalecer el euroescéptico Movimiento 5 Estrellas. Esto, tras la decisión del Reino Unido de marcharse de la Unión Europea, podría aumentar la incertidumbre sobre la fortaleza de la UE y presionar sobre la inversión y el crecimiento de la región.
Banco Popular, al que los analistas a menudo llaman “el banco más italiano” de España, ha captado 6.100 millones euros de los inversionistas desde 2009 para tranquilizar los temores. Con la reciente ampliación de capital, una emisión de acciones que realizó en mayo para aumentar las provisiones para pérdidas por morosidad, el banco obtuvo 2.500 millones de euros. Las acciones se ofrecieron a los accionistas existentes, muchos de los cuales son inversionistas particulares. Desde entonces, el precio de la acción se ha desplomado 63% hasta el miércoles. El portavoz del banco dijo que la ampliación de capital fue suficiente.
Sin embargo, los inversionistas institucionales no se ponen de acuerdo sobre si los nuevos fondos situarán a Popular en la misma senda de recuperación que el resto de sus rivales españoles, o si en cambio lo llevarán por el tambaleante camino de los bancos italianos.
Quienes tienen una opinión negativa creen que Popular se enfrenta a un dilema: sus activos inmobiliarios son de una calidad tan mala que el banco tendría que destinar una parte de sus ingresos a aumentar las provisiones para cubrir préstamos morosos. Como alternativa, podría vender algunos activos inmobiliarios con pérdidas. En cualquier caso, las ganancias se verían negativamente afectadas.
“El saneamiento del balance de Popular sigue siendo un lastre”, señaló en una nota el 2 de noviembre Andrew Lowe, analista de Berenberg Bank. “Su posición de capital está de nuevo en duda”.
El 28% de las hipotecas y de los activos inmobiliarios de Popular al 30 de septiembre fueron calificados de morosos, frente al 15,5% del conjunto de la banca española, según S&P Global Ratings.
Los inversionistas con una opinión más positiva señalan que el nuevo capital aumentará hasta 50% la cobertura de los activos morosos de Banco Popular, aunque ese nivel sigue siendo inferior al del resto de bancos españoles. La entidad anunció este mes que despedirá a 2.600 empleados para recortar costos.
Medidas de este tipo hacen que Popular sea un blanco de compra más interesante para entidades españolas como Banco Santander SA o Banco Bilbao Vizcaya Argentaria SA, según inversionistas y banqueros. Sin embargo, hay obstáculos a una venta. Para empezar, Ron es reacio. Además, las dudas sobre cuántas más provisiones por morosidad serán necesarias han puesto en duda lo atractivo que sería el banco para los posibles oferentes.
Al menos un posible comprador, Banco de Sabadell SA, ha perdido el interés.
—Patricia Kowsmann en Lisboa, Jenny Strasburg en Londres y Giovanni Legorano en Roma contribuyeron a este artículo.
The Wall Street Journal- 1
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