Para 2021. El Gobierno prevé un rebote de 5,5% del PBI y una inflación de 29%
Desde una base muy baja, por la persistencia de la crisis económica y los efectos de la cuarentena y la pandemia, el Gobierno proyecta que el rebote de la actividad económica será de 5,5% en 2021, año marcado por las elecciones legislativas de medio término. Se trata de una expectativa en línea con lo que vislumbra el mercado, pero superior al pronóstico que el Fondo Monetario Internacional (FMI) hizo en junio pasado.
La inflación proyectada por el Poder Ejecutivo para el año próximo es de 29%, casi diez puntos menos que la esperada por los economistas y los bancos para 2020 en el último Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM). A contramano de la desaceleración prevista por el Gobierno para el año que viene, el mercado espera una aceleración de los precios, con un alza de 47%.
Fuentes oficiales confirmaron a LA NACION que esas perspectivas ya están en el proyecto de Presupuesto 2021 que el Gobierno enviará la semana que viene al Congreso. El lunes el ministro de Economía, Martín Guzmán; el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa; y el jefe del bloque del Frente de Todos, Máximo Kirchner, almorzarán juntos para evaluar la mejor estrategia a la hora de presentar el plan del oficialismo en un recinto en el que, pese a los acuerdos logrados en cuanto a la forma de sesionar, reina la desconfianza entre los bloques. El encuentro estaba previsto para esta semana, pero fue desactivado luego de la grave crisis desatada luego del levantamiento policial en la provincia de Buenos Aires.
Este fin de semana Guzmán hará las revisiones finales a su plan y aprobará el proyecto trabajado puntillosamente por el secretario de Hacienda, Raúl Rigo. El martes próximo Economía tiene previsto enviar el proyecto a la jefatura de Gabinete y, con el aval final del área que controla Santiago Cafiero, se llevarían luego los números al Parlamento. A partir de allí se verá si finalmente ese proyecto logra la confianza que los mercados requieren y que pedían a través de un plan macroeconómico consistente en el mediano plazo.
El otro número confirmado oficialmente es el del déficit fiscal primario, que mostrará la economía en 2021. Según anticipó el propio Guzmán, será de 4,5% del PBI. Se trata de un ajuste significativo en la economía si, tal como se prevé, este año termina con un rojo de ocho puntos del producto financiados fundamentalmente con emisión monetaria. Algunos economistas prevén que la base monetaria se habría triplicado desde fines de 2019.
A diferencia de los últimos años de Cambiemos, el ajuste no estará focalizado en el gasto y menos en el de capital, que -según ya adelantó Guzmán- se duplicará gracias a la obra pública.
El ajuste vendrá entonces en base a una combinación de variables ligadas a la mejora de los ingresos y no del gasto. Entre los planes oficiales está previsto el impulso a la demanda agregada a través de desembolsos no reembolsables, subsidios de tasas de interés, aumentos de planes, salarios y jubilaciones en un año en el que habrá elecciones legislativas.
¿Cómo se financiará el bache fiscal durante 2021? Parte vendrá del financiamiento en pesos. En las últimas licitaciones, la Secretaría de Finanzas logró captar más pesos que los necesarios para sus vencimientos. Sin embargo, Guzmán advirtió que todavía necesitará ayuda del Banco Central en 2021. El desafío será grande, ya que los cheques por IFE y ATP -sumados a la tarjeta Alimentar y otras medidas tomadas en la emergencia sanitaria- se llevan mensualmente alrededor de $100.000 millones.
Es en ese marco de necesidad de caja llegará la reforma fiscal que empujará el Gobierno y a la que todavía, según cuentan en el Palacio de Hacienda, le falta unas semanas más de maduración. Primero se activará el discurso contra la política de baja de impuestos llevada adelante por Cambiemos desde 2017. Eso impactará en dos vías: desandar la baja del impuesto a las ganancias a las empresas y volver a subir las contribuciones patronales. En el sector agrario miran con algún temor la fuerte suba del precio de las commodities (soja y trigo) en las últimas semanas por la sostenida demanda de China, y ante la baja del dólar y las tasas de interés a nivel mundial. El Gobierno ya aumentó dos veces las retenciones.
Por otro lado, la mejora de la actividad económica -tras las diferentes etapas de la cuarentena- traería, según la lógica del Gobierno, una mejora de la recaudación tributaria. La inflación, que se aceleró en agosto, también podría contribuir en un primer momento a esas expectativas.
Fuentes oficiales indicaron que la inflación para el año que viene será de 29%, casi diez puntos menor a la esperada este año. En el mercado, a contramano, esperan una aceleración de por lo menos 10 puntos en 2021. Según un borrador que publicó Infobae, el dólar oficial cerraría ese año en $101,6 promedio y el superávit comercial llegaría a los US$15.244 millones. "Anda cerca [el texto], pero no es exacto", dijeron fuentes que están en la revisión final.
En el mercado se mantenían aún las dudas sobre si la presentación del proyecto de presupuesto alcanzará para devolverle certidumbre a la economía, en la que se mantiene una alta tensión cambiaria por la brecha entre cotizaciones del dólar (que desincentiva a exportadores y alienta a importadores) y ante la constante pérdida de reservas del BCRA. En ese camino, la duda vuelve a ser el cuello de botella que, por el lado de la oferta (sin dólares para importar ante la mayor demanda), pueda generarse en la economía y sobre todo, cómo eso impactará en la forma que tenga el rebote en la economía primero y luego en los precios.
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