En la antesala de la “guerra”, otro número caliente incomoda al Presidente y a Cristina
Los alimentos básicos subieron 9% en febrero; es el mayor alza desde septiembre de 2018, cuando se verificaba una corrida cambiaria; afirman que los anuncios de Alberto Fernández dispararon precios; el impacto en la pobreza
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Pan, galletitas, arroz, fideos, papa, azúcar, legumbres, frutas, carne, fiambres, huevo, leche, algunas bebidas, manteca, aceite, yogurt, café y queso. Una cantidad limitada de estos alimentos básicos por mes determina, según la estadística oficial, quién es indigente –o sea, pasa hambre– en la Argentina de hoy.
El conjunto de estos alimentos mostró un incremento de 9% en febrero, el mayor alza en cinco años. Para hallar una suba similar dentro de la misma serie del Indec hay que remontarse a septiembre de 2018 (8,1%). Entonces, se había desatado la segunda corrida cambiaria de ese año de la gestión de Cambiemos.
Pero si no se tiene en cuenta el rigor de la serie o de la composición de la canasta, el aumento de febrero es la variación más alta desde abril de 2002, cuando –en medio de la atrocidad de la crisis económica y social originada un año antes–, el salto de la canasta fue de 17,1%.
Según anunció ayer el Indec, la canasta básica alimentaria (CBA) subió 52,2% con relación al año pasado. Esto implica que una familia tipo necesita $37.413,97 para no ser indigente. Para no pasar hambre, un solo adulto requiere $12.108.
El histórico aumento de la canasta alimentaria se da como un preludio de los anuncios que hará mañana Alberto Fernández en Tucumán en el marco de su “guerra” contra la inflación, que comenzará a dos años de arrancado su mandato presidencial y cerca de tener cerrado definitivamente un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Entre las medidas que se esperan está la suba de rentenciones a la harina y aceite de soja, iniciativa que contradice la línea oficial para incrementar las exportaciones de valor agregado y sumar así reservas. Con esos fondos, el Gobierno crearía un fondo para subsidiar el precio del pan. Se prevén además la ampliación de otros programas de precios y la posibilidad de una nueva suba de tasas de interés.
Esta semana se conoció el índice de precios al consumidor (IPC) del mes pasado. Marcó un alza de 4,7%, muy por encima de lo esperado por el mercado gracias al avance del valor de los alimentos (7,5%). “El mayor impacto se dio en Alimentos, y los rubros más afectados fueron lácteos, pan, cereales, y carnes y derivados”, admitió el Ministerio de Economía. Los economistas remarcaron que frutas y verduras (valores estacionales) tuvieron un fuerte impacto además por la sequía.
Este mes no se verá un freno. Arrancaron las clases (con impacto en colegios), suben la luz y el gas, la nafta y las prepagas. “En la segunda semana de marzo, la suba de precios de los alimentos promedió 1,58%, acelerando 1 punto porcentual respecto a la semana anterior”, estimó el boletín de la consultora LCG.
“El índice de alimentos y bebidas presentó una inflación mensual de 4,2% promedio en las últimas cuatro semanas y 4,5% punta a punta en el mismo periodo”, agregó. Si se toman las últimas dos semanas de febrero y la primera quincena de este mes, bebidas, carnes y lácteos muestran una suba por encima del 4% mensual. Las verduras llegan al 9,5%.
Mañana LCG publicará el dato de la tercera semana de este mes. El avance en alimentos fue de 2,4%. “Nunca nos dio tan alto. El efecto de los anuncios de guerra”, afirmaron allí.
El impacto en la pobreza
El Indec informó además que la canasta básica total (CBT), dato que genera la línea estadística de pobreza, mostró un alza mensual en febrero de 6,6%. En tanto, el avance fue de 44,5% en la medición interanual. Para no ser pobre, un hogar tipo necesitó el mes pasado $83.807. Una persona, en tanto, requirió $27.122.
El aumento del 6,6% de la CBT es el más elevado, en la serie actual, desde octubre 2018 (+7,5%).
El número de pobreza del segundo semestre de 2021 se conocerá el 31 de marzo. Según el investigador de Cedlas-UNLP, Leornardo Tornarolli es probable que el dato sea menor al 40% (entre 38% y 39%), cuando el primer semestre era 40,6%.
Los últimos seis meses del año pasado mostraron una divergencia entre el avance del IPC y de la CBT, cree Tornarolli, por la mayor incidencia de los Precios Cuidados en los relevamientos oficiales y el impacto de las tarifas congeladas.
“Esta aceleración inflacionaria va a pegar en la próxima medición. Los escenarios inflacionarios no son favorables para la reducción de la pobreza”, dijo el experto, que ve difícil que baje del 35%.
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