En el Gobierno admiten dos modelos en tensión: uno racional y otro policíaco
Si bien estos grandes rumbos ya existían, colisionaron tras las PASO que perdió el oficialismo
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Una brújula con dos nortes no puede ser confiable. Ni para los empresarios locales que deben definir si invierten o emplean, ni para los trabajadores que deciden si gastan sus ingresos o los ahorran.
Ese factor de incertidumbre, germinal desde el nacimiento del Frente de Todos, creció tras las PASO y paraliza al sector privado. La confusión envuelve todo e incluso dentro del Gobierno -pese a la tensa simulación de convivencia hasta el 14 de noviembre- ya admiten una superposición de modelos: uno policíaco y otro racional. Lo curioso es que los defensores del modelo racional admiten que el poder político real lo detentan quienes encarnan el policíaco.
Los ejemplos del embrollo conceptual sobre el rumbo del Gobierno se acumulan públicamente tras las primarias. Un nuevo sainete tuvo lugar en las últimas horas. En modo campaña, el ministro de Economía, Martín Guzmán, cuestionó a “la derecha” en la Uocra. Para el cristinismo, presente en el lugar en la polémica figura del ministro del Interior, Eduardo De Pedro, Guzmán pudo haberse criticado a sí mismo. Sus palabras resonaron entre trabajadores de la construcción luego de que Cristina Kirchner lo acusara epistolarmente de llevar adelante un ajuste fiscal en un año electoral. Horas antes de que hablara Guzmán, el propio Máximo Kirchner había reclamado que “los números macro lleguen a la gente”.
El escenario compartido con Gerardo Martínez, líder del gremio de la construcción, no le devolvía al titular del Palacio de Hacienda datos objetivos celebrables para su cuestionamiento a otras miradas del mundo: en junio de 2019 había 434.175 puestos de trabajo en la construcción. En junio de este año, llegaban a 365.630, según el Indec.
Máximo Kirchner dijo más. “Cada dólar que se destine al pago de la deuda es un dólar menos para nuestro pueblo”, aseguró el diputado sobre la negociación que Guzmán encara con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Se marcó la cancha una semana antes de que el ministro de Economía viaje a Washington para la reunión de primavera que organiza el Fondo y el encuentro del G20, donde Guzmán promete elocuentes apoyos académicos del exterior. Esas tratativas, su ambición personal y el temor a un mayor ruido con el dólar sostienen al ministro. “Ni la banca de Alberto Fernández asegura que te quedes; ni la bronca de Cristina asegura que te vayas”, explicó una fuente gubernamental sobre la situación de Guzmán al que hace meses se lo reemplaza mediáticamente con Martín Redrado, Augusto Costa o Cecilia Todesca.
La dureza con el Fondo de Máximo Kirchner también es una postura para recuperar votos desde una cantera posible: la izquierda, la tercera fuerza a nivel nacional. Varios movimientos de esa franja ideológica marchaban ayer al Obelisco con el lema “Fuera el FMI”. Convocaban el premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel, grupos piqueteros, el MST y el PTS, de Myriam Bregman, entre otros espacios a los que aspira reducir el cristinismo.
“¿Vos viste que algún gobierno nuestro haya roto alguna negociación? Somos coherentes. El que defaulteó pesos fue Macri”, ironizaron cerca de La Cámpora para advertir no romperán con el Fondo. El kirchnerismo ejerce, según los negociadores, el chicken game. No cerrar con el Fondo no es una posibilidad hoy para ninguna de las partes.
Sí existen diferencias en el timing: Guzmán hubiera preferido cerrar un acuerdo en mayo pasado, luego de ajustar el gasto y con ingresos extra, tal como mostró Alfonso Prat-Gay en Twitter. Cristina estiró la negociación hasta después de las elecciones probablemente con la creencia de que saldría fortalecida políticamente. Los resultados de las PASO no la avalan.
El gasto electoral comenzó 3 meses antes de las PASO, cuando un obediente Guzmán pasó de $51.000 millones por debajo del promedio histórico de cada mes a $26.000 millones por arriba. 👇🏼
— Alfonso Prat-Gay (@alfonsopratgay) September 27, 2021
En agosto ya estaba $100.000 millones por encima de los primeros meses.
Subestiman al votante. pic.twitter.com/vBs0OFSqul
Guzmán ahora llegará a la capital de EE.UU. con una brecha cambiaria superior al 80%, una inflación 16,1 puntos por encima de lo que preveía, sin el manejo de las tarifas y los subsidios energéticos, y con un fuerte crecimiento de la emisión desde mediados de año para apuntalar el gasto electoral. “Cuando el gasto fiscal ha sido respaldado por el banco central imprimiendo dinero en gran medida es como un avión que entra en el vórtice de rotación en el aire y es difícil que salga volando sin problemas por sí mismo”, dijo en junio pasado Guo Shuqing, secretario del Partido Comunista del Banco Popular de China en un encuentro en Shanghái. Esos “problemas”, describió el funcionario comunista criticando a los EE. UU. y la UE y a sus políticas para salir de la pandemia, son una inflación más elevada y persistente en el tiempo. La suba de precios es el principal generador de pobreza y destructor de derechos de los más pobres.
La semana pasada un ministro “racional” comenzó a difundir la teoría de los dos modelos en tensión en el Gobierno. El viernes a las 19.59, la agencia Télam distribuyó el diagnóstico del economista Eduardo Crespo, especialista en desarrollo económico de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso). “Hay tres modelos en discusión”, dijo el experto.
“Uno que es el que más conocemos, el neoliberal, que plantea una apertura unilateral en términos comerciales, financieros y, partir de ahí, por mecanismos que son bastante confusos habría una lluvia de inversiones, lo que hemos visto sobre todo en el período Macri”, explicó en declaraciones radiales.
Luego planteó una segunda línea “nacional y popular” que coincidiría con el kirchnerismo de Cristina Kirchner y La Cámpora. “Contrapone un supuesto modelo alternativo que sería distribución del ingreso nada más, tener todo controlado, una economía cerrada, pero con una orientación más popular, pero también se encuentra con muchas restricciones”.
“Hay un diagnóstico que habla mucho de fuga de capitales, que tiende a darle una visión policíaca a un conjunto de fenómenos económicos”, explicó.
El tercer modelo, el albertista y racional, es el que busca “cierta estabilidad macroeconómica” con la definición de ciertas medidas. “Y junto a esto la necesidad de, paulatinamente a través de la exportación, a través de lo que se pueda de sustitución de importaciones ir ordenando nuestro sector externo, que es el principal problema que tiene la economía argentina”. Es el modelo de la “restricción externa” y la “falta de dólares” recurrentes que traban el crecimiento.
Esta última línea es probablemente en la que se sienta más cómodo Guzmán, pese a que no todos en el kirchnerismo lo ubiquen allí. Vale volver a escuchar a Fernanda Vallejos. “La derecha en la Argentina siempre quita derechos y siempre socava libertades”, dijo también el ministro, que a comienzos de 2021 ajustó jubilaciones e ingresos en una Argentina donde cuatro de cada diez personas son pobres, y en el que cepos, trabas y restricciones son realidades cotidianas.
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