En el empleo, aparecen los brotes amarillos
Después de varios amagos, finalmente se hicieron presentes: en 2017 aparecieron los esperados brotes. Inicialmente amarillos, luego verdes; este año las búsquedas ejecutivas aumentaron respecto al año anterior. Las cifras así los respaldan. La evolución de la dotación de personal, según los datos de SEL Consultores, muestra este año un balance (aumentos menos disminuciones) de +10% en grandes compañías y de +2% en las pequeñas y medianas empresas.
La expectativa para 2018 es incrementar headcount tanto en multinacionales (crecimiento de 28%), pymes (30%) y microempresas (29%). La expectativa neta de empleo, elaborada por Manpower, confirmó para el último trimestre de 2017 un +8%. Es el tercer trimestre consecutivo de crecimiento. Acumulado a noviembre 2017, el volumen de vacantes ejecutivas en Ghidini Rodil aumentó un 26% respecto del año anterior.
Empero, hay algo que en nuestro imperfecto y heterogéneo mercado laboral aún no cambia: la disparidad de suerte según los sectores industriales. La tendencia es positiva, pero no todos descorchan. En la cima, por lejos y hace años, siempre lidera IT (Tecnologías de la Información): es el único rubro donde rige el pleno empleo e incluso se busca más de lo que se ofrece.
La reactivación luego la empujaron los servicios financieros, el agrobusiness y algunos laboratorios, junto al revival de las automotrices y la construcción.
En cambio, el retail y el consumo masivo la pelearon día a día, con scores finales dispares. Mientras que la actividad de Oil&Gas y un gran universo de pymes productivas subsistieron, por ahora, con el modo "ahorro de energía" encendido.
Por cada 100 abogados que se reciben en nuestro país, obtienen el título de ingeniero tan sólo 30 estudiantes. Ingenieros en Informática, Sistemas, Electrónicos, Mecánicos, Eléctricos, en Petróleo, Perforación, Reservorios y Químicos representan el grupo de perfiles profesionales hoy más codiciado. Una brecha pendiente e histórica de nuestro país que, aún el primer presidente argentino ingeniero, no logra cerrar. Cualquier carrera o formación del mundo techie, ya sea universitaria o terciaria, se suma al podio de lo más solicitado en 2017.
¿Qué más demandaron las compañías? Jóvenes contadores con inglés avanzado, perfiles comerciales (en todos sus niveles, desde directores hasta ejecutivos), especialistas en compensaciones, enfermeros y actuarios. ¿Lo nuevo? Data scientists, data engineers y especialistas en machine learning; obvio, siempre del mundo IT.
Pasó así 2017 con algunas tendencias que se fueron desinflando: los patriotas corporativos que saltaron al sector público y los expatriados de multinacionales queriendo regresar al nido. En los primeros de ellos, quedaron sólo aquellos con genuina vocación de servidor público o interés político; en el segundo, la migración inversa fue apenas acotada. Sigue latente como gran oportunidad de desarrollo de carrera la profesionalización de nuestras pymes (atención: incluyendo los constantes start p tecnológicos). No exenta de vaivenes, es sin embargo una muy interesante opción -luego de hacer escuela en alguna multinacional- para disponer de mayores y reales responsabilidades, mejorar la calidad de vida y tener un espectro de toma de decisión más propio y amplio.
Esperar para 2018 una explosión del empleo profesional privado tiene mucho más de ilusión que de realidad. La Argentina tiene todavía muchas asignaturas pendientes en el capítulo del trabajo -reforma laboral mediante-, como para despegar en serio. Aun así, los augurios son positivos para el nuevo año: la demanda de 2017 actúa como un piso y la incorporación de ejecutivos para los próximos doce meses seguramente crecerá. En forma lenta y con diferencias por sector, la recuperación del empleo puso -por fin- primera. Aunque, claro está, que se traduzca en genuino crecimiento llevará aún mucho más tiempo.